Scott Amendola Band: Amándolo’s
Club Tropical – Los Angeles
Viernes 7 de octubre de 2005
El 7 de octubre se llevó a cabo la fiesta de lanzamiento del último disco de la Scott Amendola Band, Believe. Con organización de Cryptonight, el evento tuvo lugar en el Club Tropical de la ciudad de Culver City.
En el 2005, en ese lugar y con la misma organización, tuvimos oportunidad de ver a Erik Friedlander, Myra Melford y Mark Dresser, lo que brinda pistas seguras de la orientación del ciclo denominado Noches de Jazz que allí se realiza.
Pese a la buena voluntad manifestada por los organizadores hay que reconocer que el lugar no es el más apropiado. El Club Tropical es un restaurante de comida salvadoreña y con una pista de baile que sirve como improvisado escenario. No quiero buscarle la quinta pata al huevo, digo el huevo al gato… no, el pelo al huevo del quinto gato… usted me entiende.
Como es costumbre, fuimos atendidos por el organizador en persona. Nos ubicamos en una mesa diminuta del estilo que uno puede hallar en la Ciudad de los Niños pero con sillas propias de un guardavidas de la serie Baywatch. Visibilidad: 10 kilometros.
Había excitación en el ambiente y es lógico. No porque en las inmediaciones estuviera Pamela Anderson (por lo menos yo no la vi) sino porque Believe es sin lugar a dudas uno de los mejores discos de los últimos tiempos.
La integración anunciada era otro motivo de excitación: Jenny Scheinman en violín, Nels Cline en guitarra, John Shifflet en bajo acústico y por supuesto Scott Amendola en batería.
Amendola es uno de los principales referentes de la nueva música de la costa oeste estadounidense. Su carrera incluye participaciones como sesionista o giras junto a John Zorn, Bill Frisell , Wayne Horvitz, Sex Mob, Jacky Terrason y el Rova Saxophone Quartet, entre otros, además de una prolongada sociedad musical que lo unió a Charlie Hunter al integrarse primero a la T.J. Kirk y luego al Charlie Hunter Quartet y sin olvidar su acercamiento a proyectos encabezados por los músicos que actualmente forman parte de su banda. Con Jenny Scheinman grabó Live at Yoshi’s y con la Nels Cline’s Singer hizo lo propio en Instrumental. Las composiciones de Amendola abrevan en las fuentes del jazz, el blues, el afro, el rock y el avant-garde. Esos diferentes géneros que abarcan su propuesta lucen perfectamente balanceados y se proyectan en forma unívoca para constituir novedosas texturas de fuerte impacto y con un alto grado de originalidad. ¡Tomá mate!
8:25 pm y tras una breve introducción a cargo del organizador, el set arranca con Oladipo uno de los temas fuertes de Believe. Un ritmo afro sincopado con un bajo insistentemente funky en el que sobrevuelan los solos de Cline y Scheinman. La versión es más extensa que la original pero igualmente contundente. Scheinman hace gala de su gran variedad de recursos y nos conmueve con una performance profunda y desafiante. Luego es el turno de Cline, quien parece no conocer el sentido de la palabra especulación. Su cuerpo acompaña cada nota y por momentos uno teme que pierda el balance y termine cayendo en la segunda fila. Si eso sucede, estamos seguros de que no dejará de tocar.
Pese a ser la banda de un baterista, Amendola se aboca a la construcción percusiva sin caer en el exceso protagónico; factor que sería una constante a lo largo de la noche y otro motivo de admiración.
El atrapante despliegue ofrecido en el tema de apertura, disimuló las dificultades propias de un lugar en el que suenan teléfonos, se escuchan sonidos de platos y cubiertos y algunos gritan como si estuviesen viajando en un helicóptero. Los músicos parecen no darse por aludidos. Hacen bien. Trato de imitarlos pero no puedo controlar mis ganas de hacer justicia por mano propia.Llega entonces Smarty Plant, también de Believe. Un post bop que se inicia delicadamente con Amendola en escobillas para luego pasar a un endemoniado swing que resulta tierra fértil para la cosecha de Nels Cline. Aquí, el guitarrista de Wilco y la Nels Cline’s Singer usará su interminable variedad de pedales, aunque siempre el pie parece estar sobre el pedal del acelerador. Freno jamás.
Cerrados aplausos, más algunos de los ruidos apuntados anteriormente.
Cline es uno de los más versátiles e imaginativos guitarristas que uno puede encontrar en la escena contemporánea, y en la estructura de la música de Amendola encuentra espacio suficiente para desarrollarse con total libertad.
Entonces atacan con Believe que incluye una dinámica improvisación colectiva. Durante el sutil solo de violín, suena un teléfono. Scheinman sonríe. Me animo a pronosticarle al dueño del celular un suicidio de ciento cincuenta hachazos. ¿Les parece exagerado? Es cierto. Me he prometido unas setenta millones de veces no exagerar. En Believe también habrá lugar para el lucimiento del siempre sólido y atinado John Shifflet en bajo acústico.Shifflet es instructor en la San Jose State University y en su dilatada carrera trabajó como sesionista junto a Toshiko Akiyoshi, Ernie Watts, Tom Harrell, Kurt Elling y Peter Apfelbaum.
Ahora llega el delicioso Valentine. Allí Scheinman hará un solo que pone de pie al público espontánemente, con la consecuente caída de platos, cubiertos, vasos y gente salpicada con diversas sustancias. Jenny Scheinman es una de las revelaciones de esta década. Lleva cuatro discos como solista: Live at Yoshi’s, The Rabbi’s Lover, Shalagaster y el recientemente editado 12 Songs, además de haber colaborado con músicos como Bill Frisell, Myra Melford, Marc Ribot y Madeleine Peyroux, entre otros.
Sigue If Only Once, tema también proveniente de Believe. La banda derrocha sutilezas. Mientras tanto, en una mesa cercana, un émulo de Lawrence Olivier parece vociferar el monólogo de Hamlet. Quizás sólo me haya parecido. No estoy seguro si al igual que en el drama Shakespeareano, su tío mató a su padre para luego tener relaciones con su madre. Pero si no se calla pronto, le auguro también un trágico final.
El cierre llega de la mano de Buffalo Bird Woman. Uno de los temas más épicos del último disco y con claras influencias de la Neil Young’s Crazy Horse. Nels Cline marcará el camino con su lap steel guitar, tocando sentado como si estuviese planchando. Le seguirá Scott Amendola con un equilibrado pasaje en solitario, al que luego se sumara Jenny Scheinman en violín. Una versión fabulosa que se sobrepone a todo. Y eso incluye a sonidos de vajilla, timbres de teléfonos y hasta el mismísimo Hamlet. Final.
Todos quieren y piden más.
Ninguna de las distracciones sufridas logran apartarme de la sensación de que este show ha sido de lo mejor que he visto en los últimos tiempos.
Nuestros héroes regresan para hacer Batu del album Cry, un ritmo afro fusionado con aires de música jamaiquina sincopada. La tremenda versión ofrecida hace levantar al público que permanecía sentado… y sienta a los que estaban parados.
Final, final.
Termina el show de la Scott Amendola Band y, como podemos, nos retiramos.
Eso sí, nos vamos Amándolo’s.
Sergio Piccirilli.
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