Nels Cline
En última instancia vos tenés una base fuerte de gente que entiende lo que estás haciendo, que valoriza lo que tocás y ama tus discos, así que no hay necesidad de hacer trato alguno con cualquier tipo negativo que ande por allí… (risas). Pero, a lo mejor, algún detallista está esperando encontrar un motivo para decirte “lo que hacés apesta” (más risas). ¿Te preocupa eso?
Bueno no… los negativistas están bien con lo suyo. Pero que todo el mundo esté considerando y analizando todos los ángulos de lo que hacés, es un poco deprimente para mí. Pensar en ello me resultaría paralizante. Así que lo mejor es tratar de existir y desarrollarme en la forma que he acostumbrado hacerlo hasta ahora. Es decir… hacer lo que carajo se me ocurra y no pensar en las consecuencias (risas)
Supongo que ganarse la vida haciendo lo que te da la gana no debe ser tarea sencilla… ¿Sentís la presión?
Supe desde muy joven que éste sería mi camino. Estuve muy excitado con la música desde una temprana edad. No hay músicos en mi familia pero mis padres nos expusieron a la música desde pequeños; así que mi hermano gemelo Alex y yo escuchábamos discos con voracidad. Era el tiempo del rock’n’roll de mediados de los sesenta y nos sentíamos verdaderamente emocionados con todo eso, contemplé la gloria del rock’n’roll cuando tenía 10 años. Cuando tenía 12, salió el álbum de la Jimi Hendrix Experience y creo que cuando escuché Manic Depression, en ese mismo momento decidí lo que quería hacer. Dicho así suena un poco místico… pero es cierto. Es una historia real. En cuanto a sentir presiones… es una pregunta increíblemente profunda y multifacética. Para alguien como yo, ha sido en el pasado muy difícil sobrevivir; y el hecho que ahora pueda hacerlo sin sobresaltos, es tan desconcertante para mí que parece propio de alguien de otro ámbito o como si le estuviera ocurriendo a otra persona. No soy un hombre de negocios; es más, soy un desastre en relación a tener cualquier tipo de postura de negocios o planificación al respecto… Soy de la clase de tipo que avanza instintivamente. Sin dudas que ha habido toda clase de presiones para hacer cualquier tipo de trabajo.
¿Por ejemplo?
Trabajé en ventas durante 18 años. Las presiones para no ser un perdedor y la obligación de ser sostén de la familia, especialmente en esta cultura, son extremas; y creo que la lucha por salir a flote terminaba por aplastarme y me hacía sentir inadecuado como miembro de la sociedad.
Nos han hecho creer que el resultado de tener condiciones o habilidades debe ser ganar dinero; y si no lo hacemos somos unos fracasados…
Es cierto, pero nos adoctrinaron tan bien que, aún sabiendo que eso es una falacia, terminamos sintiéndonos culpables. En mi caso, la verdad es que nunca quise hacer otra cosa que no fuera ser músico. Ciertamente uno a veces agarra trabajos que no quiere hacer, incluso musicalmente, pero en mi caso he rechazado un montón de laburos que no me interesaban. Bueno… no tantos, pero un par seguro (risas). De vez en cuando se presenta alguna rara sesión en la que vas a ganar cien dólares o unos pocos cientos y podría tenerlas seguido, pero no hay caso… no sale de mí aceptarlas. Y no lo digo para hacerme el héroe, me estoy cuestionando. Aceptarlo no significa que viva y respire esa música en el día a día. Sólo se trata de tocar algo en el estudio de grabación, aprender algo nuevo si se puede y ganar un poco de dinero para vivir…
¿No podés porque tenés temor a prostituirte?
Una vez un tipo hizo un comentario sobre un single que lancé con mi primer trío junto a Byron Coley y Thurston Moore. La primera frase era “Nels Cline es una puta de la música que hará cualquier concierto por un centenar de dólares” (risas). Lo irónico es que nunca hice cientos de dólares; es más, en aquel momento me hubiera encantado hacer 25… así que me dio risa. Existe la percepción de que si alguien hace una variedad de trabajos sin esfuerzo artístico, es una especie de vendedor o ladrón. Sé de varios que lo hacen a la vista de la opinión pública y que aprueban la idea de la supervivencia por sobre todo lo demás porque aman vivir hoy antes que crear para otro día (sonríe).
Teniendo en cuenta todas estas cosas, me imagino que debe haber sido un alivio iniciar una conversación con Jeff Tweedy de Wilco, sobre todo porque él entendía la clase de música que estabas haciendo o que querías tocar y aun así te ofrecía la posibilidad de hacer conciertos en los que podías ganar dinero y a la vez sentirte bien haciéndolo.
Sí… tenés razón… pero todo este asunto de Wilco, más allá de las cosas que mencionás, que son ciertas, es que sentís que tu actitud y el esfuerzo aportan algo a la banda. Y no sólo a la banda en sí sino también a los managers, quienes me han apoyado y ayudado en mi desarrollo individual. En el fondo, esa vocación por ofrecer sin esperar nada a cambio ha sido el tenor de mi vida entera; y, en todo caso, lo único que se modificó es que las cosas han cambiado para mejor y me resultan más fáciles de lo que eran antes. Claro que todo esto involucra un cierto tipo de sacrificio ya que en este momento apenas estoy en condiciones de tocar con mi propio trío, pero estoy seguro que en otro tiempo ni siquiera podría darme el lujo de pensar en ello. Nunca fue fácil y no estoy seguro que lo sea ahora, pero lo vamos a intentar porque tengo la convicción de que la banda seguirá adelante, no importa cómo.
Sería una lástima que la gente no pueda escuchar a la banda… Me gustaría preguntarte algunas cosas sobre Draw Breath. En particular si el eje conceptual de ese trabajo es la libre improvisación, la composición o es una combinación de ambas…
Draw Breath entra en el tipo de categoría que me gusta definir como la “misma vieja mierda de siempre” (risas). Hay temas que fluyen libremente y otros son más rígidos, tiene temas fuertes y otros suaves. Hay progresión de acordes y melodías y en otros pura textura y sonido. Puse de todo allí, principalmente para satisfacerme a mí mismo y en honor al tipo de lenguaje que me gusta investigar. De modo que es un poco de cada cosa y en cierta medida todo está estructurado. Tomá algo como Evening at Pop’s, el comienzo es completamente free con algunas pequeñas áreas melódicas escritas. Nuestro destino eventual, al menos en nuestra idea de origen, era recurrir a un esquema estructurado y desestructurado al mismo tiempo. En cambio, si vos considerás un tema como The Angels of Angels encontrarás un concepto casi clásico de canción salvo porque no tiene un puente. Algunas de esas cosas son casi lo mismo que pequeñas canciones interrelacionadas a través de matices y texturas. En cierta medida, eso purifica la paleta de sonidos; ya que detrás de esa libertad expresiva, se puede escuchar algo más estructurado melódica y armónicamente o que simplemente resulte familiar al oído…
Y de alguna manera la guitarra eléctrica, al ocupar el centro de esa paleta de sonidos, actúa en ese sentido, ¿no?
Creo que la guitarra eléctrica es, sin dudas, algo que la gente entiende y comprende. Su lenguaje no sólo es profundamente flexible sino que se ha convertido en un ícono en sí mismo. El modo de desarrollar un tema como Confection es una manera apropiada de hacer honor a su sonido. Algo similar ocurre en Square King del álbum Giant Pin. En cada una de esas piezas hay referencias secretas o encubiertas como pequeñas oberturas de algunos de mis favoritos como Jeff Beck o Deerhoof y, obviamente, Jimi Hendrix, Roger McGuinn, Tom Verlaine.
Ya que estamos hablando de la guitarra y de tu estilo de ejecución, aprovecho a preguntarte si sentís temor de que, en algún punto, el uso de tantos efectos termine degradando tu sonido…
Sólo escucho un montón de sonidos y colores. Esos sonidos y colores en mi cabeza me impulsan tanto emocional como intelectualmente. Además aprendí, hace ya mucho tiempo, que tengo una rara aptitud para usarlos y acepto eso como una bendición.
¿Por qué siendo zurdo tocás como diestro?
Créalo o no, he encontrado muchos músicos que son zurdos y tocan como diestros. En mi cerebro funciono bien así; de todas maneras le encuentro bastante sentido, ya que de cualquier modo la mano izquierda hace la tarea pesada. Lo cierto es que apenas agarré una guitarra lo hice como diestro al igual que tantos otros.
Por lo general, lo que tocás está bastante lejos de lo que podría considerarse como mainstream o está alejado del tipo de mentalidad asociada a un héroe o un dios de la guitarra. ¿Estás de acuerdo?
Mirá… hay tantos tipos a los que puede considerarse así que nunca habrá un consenso definitivo. Hemos creado esa figura del dios de la guitarra en nuestra iconografía pero, más allá de eso, encuentro sorprendente cuánto ha influido la guitarra eléctrica en la cultura pop. Recuerdo que alguien escribió con ironía que a principios de los noventa se había declarado muerta a la guitarra eléctrica porque toda la música pop estaba impulsada por el sintetizador y justo después vino el grunge (risas). De repente, bandas como Sonic Youth se convirtieron en algo más popular y todo el mundo salió a decir “tirá esos sintetizadores” (risas).
Y después de eso, los sintetizadores estuvieron desenchufados por bastante tiempo (risas)
Sí… y parece no tener fin, ¿sabés? Pese a ello, gente como Thurston (Moore) o yo seguimos tocando para un centenar de personas o menos, sólo porque nuestro camino es el que dicta el sonido que nos inspira y nos impulsa a crear espontáneamente, no sólo tocar canciones.
Pero a veces las canciones pueden ser un camino a seguir. Sin ir más lejos, antes mencionaste que al escuchar Manic Depression abrazaste la guitarra eléctrica y, aún considerando que tu música se disparó en otra dirección, fue ésa la fuente de inspiración…
Durante aquella época toqué rock’n’roll “derecho” pero sin tratar de imitar a Hendrix. Para ser honesto, en aquel momento todavía estaba mamando ya que apenas tenía solo 12 años; pero más allá de eso pensé que era imposible imitar a Hendrix. Hasta ese entonces, lo más cercano en intensidad a eso que había escuchado era Jeff Beck con los Yardbirds o las pausas de la guitarra de George Harrison en Strawberry Fields Forever o los acoples que hacia Pete Townsend en I Can See for Miles. Ése fue el tipo de cosas que me dispararon. A mis doce años todo eso sonaba como magia pura.
Y después…
Supongo que después recibí influencias de Duane Allman; también solía gustarme lo que hacía Peter Frampton en Humple Pie pero no fue hasta algún tiempo después que empecé a tocar con efectos y todo eso. Era de la clase que tocaba “derecho” hasta que aparecieron tipos como Jan Akkerman de Focus y Steve Howe de Yes que se manifestaban en un sentido como virtuosos de la guitarra pero con un concepto para manipular el sonido absolutamente novedoso. Toda esa magia y misterio contenido en el sonido, determinó que no volviera a tocar un rock cuadrado por el resto de mi vida.
Es duro ser un innovador…
Es duro cuando los innovadores son seguidos por una legión de imitadores, porque además de ser molesto terminan degradando el recuerdo del original. Parece inevitable que haya gente que imite a los clásicos pero al mismo tiempo es aceptable sentirse inspirados por ellos.
¿Y qué sentís cuando sos vos el innovador al que siguen legiones de imitadores o que cuando te ven dicen “allá va el nuevo dios de la guitarra, sigámoslo” (risas)
Me resulta divertido cuando la gente utiliza el término “dios de la guitarra”. Creo que los comentaristas, cuando me llaman así, lo dicen irónicamente. Pero otra parte de mí se siente honrada porque, al fin de cuentas, soy un amante de la música y ésa es una manera de sentir que a alguna gente le gusta lo que hago. Por otro lado, que la guitarra sea el instrumento recurrente y destinatario de ese tipo de definiciones, es algo preocupante… Me siento afortunado de no ser trombonista… nunca escuchás a nadie decir “ése es el dios del trombón” (risas).
Última pregunta: hablando de ser algo diferente a lo que somos, si tuvieses la oportunidad de reencarnarte en otra vida, ¿quién o qué te gustaría ser?
Mi madre solía decir que le gustaría regresar como “una bella rubia de limitada inteligencia”. Más allá de que ésa sea o no una buena opción, cualquier idea que pueda tener al respecto podría revelar demasiado sobre mi daño psíquico.
Sergio Piccirilli