Caribou: The Milk Of Human Kindness
Yeti, Subotnick, A Final Warning, Lord Leopard, Bees, Hands First, Hello Hammerheads, Brahminy Kite, Drumheller, Peilcan Narrows , Barnowl.
Músicos:
Dan Snaith (todos los instrumentos)
Brad Laner (guitarrista invitado)
Domino records, 2005
Calificación: A la marosca
Corría el año 2001 y Dan Snaith, al frente de lo que por aquel momento se hacía llamar Manitoba, editaba “Start Breaking My Heart”, un disco de ritmos relajados que se codeaba en la línea electrónica de una de las bandas de ese entonces: Boards of Canada.
Luego en el 2003 se reinventaba y nos ofrecía el imprescindible ¨Up the Flames¨ un disco ácido a pura psicodelia que se diferenciaba notablemente del anterior y nos dejaba boquiabiertos sin una gota de aire en los pulmones.
Nuestro amigo se toma un respiro de 2 años y, tras alguna pelea por mantener el nombre de la banda (lo cual no pudo lograr), terminó cambiando el mismo a Caribou.
Cuando uno termina de escuchar el disco de Caribou, se da cuenta que anduvo transitando por el folk-pop, (Hello Hammerheads), por el hip-hop (Lord Leopard, Pelican Narrows), por el kraut-pop (Bees), por la psicodelia ostentosa (Subotnick, el tema que más nos recuerda a su anterior trabajo).
Sobrevuelan desde Dylan a Dj Shadow pasando por los Beach Boys o Clinic, es decir, por distintos estilos y estados emocionales sin que el resultado final pierda coherencia; porque más allá que de definir estilos, Caribou lleva estos mismos estilos a su esencia prara poder empezar a edificar canciones consistentes y de un gran vuelo creativo.
También vale aclarar que a nuestro querido Dan lo invaden tantas ideas a la vez, que no siempre le juega a favor; pero en esta oportunidad el resultado suena más relajado, animándose con todo pero tomándose el tiempo necesario para darle cierta redondez a cada canción.
Un trabajo que sin dudas va ganando en el gusto de uno a medida que se escucha, ofreciendo demasiados detalles para descubrir de a poco, propio de una persona a la que le sobra talento y el cual parece querer ofrecernos esta vez la dosis justa de complejidad y simpleza, para que el resultado final sea por demás reconfortable.
No es un disco apto para cualquiera; en tiempos en los cuales parece no alcanzarnos el día para escuchar todo lo que hay que escuchar entre lo que sale, te prestan o te bajaste (si el disco rígido pudiera hablar nos diría: "che, esto te lo bajaste y no lo escuchaste en la puta vida…"), The Milk Of Human Kindness nos propone que nos tomemos un tiempo para descubrir y redescubrir la última entrega de un verdadero crack, también salido de las inferiores, de ese país llamado Canadá, y van…
Sí, sí, un disco enorme.
Cristian Woinarowski