Dave Douglas: Camaleón

Aun cuando Mountain Passages mantiene como fuente conceptual el jazz, propone transitar un camino en dirección a las raíces del folk europeo pasando por el regionalismo ladino, el avant-garde y la música de marching band. Una alquimia fantástica, compleja y a  la vez elegante. El disco también deja traslucir un fuerte componente emocional (no siempre presente en la música de D.D.) ya que el padre de Douglas, fallecido por aquel entonces, era montañista y recordemos que este proyecto fue concebido especialmente para ser tocado en las montañas.
Esa lógica acumulación de pesares y recuerdos parece transformarse en términos compositivos, en un abanico de expresividad que va de melodías acongojadoras a climas festivos. La originalidad de timbres y texturas que podemos hallar en esta obra provienen de la particular estructura instrumental compuesta de trompeta, clarinete, cello, tuba y percusión. Mountain Passages es un disco lleno de imaginación y profundidad. Altamente recomendable. Casi tan alto como las montañas a las que refiere el título.

Live at the Bimhuis registra una actuación del 2002 en Holanda del Dave Douglas New Quintet. Grabado durante la gira de presentación del album Infinite, este disco doble integra una serie de bootlegs oficiales editados por el sello Greenleaf bajo la denominación Paperback Series. La integración es similar a la de Infinite pero con Rick Margitza en saxo en lugar de Chris Potter. La propuesta del New Quintet tiene un marcado contenido melódico, alejado de la tensión sobre la que se apoya usualmente el avant-garde jazzístico. Otro componente distintivo es la inclusión de covers de músicos provenientes del pop pero adaptados a los principios basales del jazz acústico.
Live at the Bimhuis alterna altos y bajos pero sin apartarse jamás del nivel superlativo de ejecución que uno espera en músicos de esta categoría cuando están sobre un escenario.
Ésos son los altos. ¿Y los bajos? Falta de sorpresa y cierta tediosa reiteración que hace todo muy previsible. No quiero ser irrespetuoso, pero hay pasajes que invitan a una siestita reparadora… siempre con el mencionado nivel superlativo, claro está: colchón de la mejor marca, almohadas mullidas y sábanas de seda. Incluso si cierro los ojos y recuerdo esos momentos… ya nos los puedo abrir.
Los mejores pasajes están en los covers (llamativo, ¿no?), en especial la deliciosa versión del tema de Bjork Unison y en varios de los muchos e impecables solos. Pero todo expresado en forma excesivamente “cerebral”. No hay que olvidar lo que, al respecto, decía Woody Allen: “El hombre consta de cuerpo y mente, pero el cuerpo es el único que se divierte”. Aquí esa parte corre el riesgo de aburrirse. Y, para mí, eso es una lástima aún cuando el cerebro continúe siendo “mi segundo órgano favorito”.

Keystone.  En este nuevo proyecto Dave Douglas nos trae composiciones inspiradas en una de las estrellas del cine mudo: Roscoe “Fatty” Arbuckle, en especial tomando de ese artista su producción inicial para la Keystone Production Company entre 1915 y 1916 (de allí el título de este trabajo). El disco viene acompañado por un DVD que presenta la pelicula Fatty and the Mabel Adrift de 1915 musicalizada por Dave Douglas. También aparece Just Another Murder, tema elaborado a partir de Fatty’s Tin Type Tangle. Este proyecto fue comisionado por el Centro para las Artes de la Paramount y su premier oficial tendría lugar el 1 de Octubre del 2005 en Peeskill, New York.
Con este disco confieso haberme equivocado. Nadie es perfecto pero, ¿quién quiere ser nadie? Cuando escuché por primera vez Keystone me gustó muchísimo. La segunda vez algo menos. Así comencé una escala descendente que espero tenga fin. Me equivoqué. Se lo digo en francés: le pifié. O si prefiere, en cantonés: le chin-gué.
Éste es el disco más eléctrico y más funky que ha hecho Douglas en toda su trayectoria. Quizás por ello en una primera audición sorprenda y confunda. Pero sucesivas lecturas nos pueden llevar a concluir que todo esto ya lo habíamos escuchado antes. Una especie de “déjà vu” musical. Es cierto que aporta algunos hits como Just Another Murder o Famous Players pero aun cuando Douglas pretende ser diferente, sólo parece lograrlo con relación a sí mismo.
Si el disco sobrevive a estas dudas es por el consabido nivel de expresividad que alcanzan los músicos con sus respectivos intrumentos. Keystone es un buen trabajo pero a veces lo bueno no es suficiente.

Otro sí digo: que conste en actas que Dave Douglas es uno de los músicos más importantes que ofrece el jazz contemporáneo. Brillante compositor y quizás uno de los mejores trompetistas de todos los tiempos. Sin poses, su actitud está orientada a una permanente búsqueda. Pero que acierte un pleno en cada apuesta no resulta lógico.
De todas maneras lo sigue intentando y eso, aunque suene contradictorio, parece ser su principal acierto.
Tomado conocimiento, archívese.

Sergio Piccirilli.

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