Yohimbe Brothers: Vernon Para Creer… Suena (DJ) Logic
La Trastienda de Buenos Aires
Sábado 19 de noviembre de 2005 – 21:30 hs.
Estamos en problemas.
Una vez más.
Fui a La Trastienda con no pocas expectativas. Los antecedentes tanto sonoros (discos) como visuales (conciertos) presagiaban una buena noche, que además era muy calurosa.Los Yohimbe Brothers tienen dos discos en su haber: Front End Lifter (2002) y The Tao Of Yo (2004). En ambos, el cóctel del ¿ex? guitarrista de Living Colour y de uno de los más afamados DJ, es explosivo. Pero con la impresión de que falta "algo" para que la propuesta cierre definitivamente.
Con más puntos de contacto con la Vernon Reid's Masque que con Living Colour (bueno… DJ Logic formó parte de la primera), el sonido moderno y electrónico (siempre potente) dejaba de lado al músculo (que dormía), aunque se notaba la ambición (que no descansa).
Al concierto no asistió mucha gente; de todas maneras, La Trastienda es un lugar generoso en ese sentido ya que el clima se logra, incluso, con una sala a medio llenar. Como de costumbre, cual gran pub, había gente sentada a sus respectivas mesas y muchos otros parados, que luego pudieron apropiarse de una ubicación más cómoda, habida cuenta de la cantidad de sillas sin ocupar.A las 22:15 hs. entran los hermanitos Yohimbe (este nombre remite a una planta afrodisíaca), que no eran dos como algunos siguen suponiendo, sino 7. Un rápido paneo visual nos entregó la certeza de que íbamos a estar en problemas. Comencemos por los líderes.
Vernon Reid, vestido de Vernon Reid, con sus largas trenzas que asomaban por debajo de una gorra de beisbolista. Los dientes parecen una sucursal de una planta de marfiles. El comedor, a pleno.
DJ Logic, a un costado, sobrio, con unos lentes símil antiparras y sus auriculares al cuello.
El baterista Deantoni Parks asoma como un joven Cassius Clay que en lugar de "bailar como una mariposa y picar como una avispa", repartía astillas por doquier.
El bajista Jared Nickerson vestía pantalones de color naranja, una remera blanca, un buzo deportivo azul oscuro y un sombrero cumpleañero que hacía juego con sus pantalones.
Leon Gruenbaum, desde atrás de sus teclados, resaltaba por su camisa a lunares rojos y blancos, sus lentes colorados y por ser el único blanco del septeto.
La cantante Latasha Navada Diggs tiene trenzas larguísimas, dos plumas insertadas en la cabellera y ciertos kilos de más; la frente y los ojos, pintados de un rojo furioso.
Finalmente, el benjamín Taylor McFerrin, cantante, con sus rastas de regulares dimensiones, tenía todo el aspecto de un pibe chorro.
En la audiencia, el panorama era mucho más normal.
Comienza el concierto. Automáticamente suenan de manera atronadora sirenas que podían ser de efectivos policiales (lo que hubiese sido "casi" lógico habida cuenta de lo relatado) o de ambulancias (lo que parecía más lógico: todos internados).
Nada de eso. Se trataba de Shine For Me, cantada/rapeada con singular pasión por la única fémina del septeto. McFerrin apenas aporta con una pandereta. La base es contundente como pocas veces uno ha escuchado en concierto alguno. Vernon tardó sólo un minuto y medio en hacer su primera intervención. Que fue demencial.El combo suena mucho más humano que en los discos y se agradece. La adrenalina explota por los poros y por los parlantes y hacia el final del comienzo (suena raro, ¿no? "el final del comienzo", cuando en realidad periodísticamente suele utilizarse eso de "el comienzo del final") aparece el primer solo de batería. Sí señor: No habían pasado 5 minutos y ya teníamos el primer "solo drum" a cargo de… ¡la garganta de McFerrin! También intercalaba sonidos DJ-ísticos (perdóneseme esta licencia lingüística, pero… ¿cómo definirlo?).
Siguen con el material de The Tao Of Yo, se intercambian los roles; por momentos el único que hace sonar a su instrumento como tal es el bajista, siempre sobrio, monolítico y a pesar de la vestimenta, de bajísimo perfil.Primera gran intervención de DJ Logic con esa ductilidad increíble que surge desde esos dos racimos de chorizos que tiene en sus manos. Para no ser menos, Vernon apuesta fuerte haciendo la "Gran Van Halen".
Cuando el guitarrista vino con su proyecto Masque, la presencia de Gruenbaum me molestó sobremanera, insistiendo en tocar un tecladito de unas dos octavas, de sonido insoportablemente agudo. Parece que le contaron y entonces esta vez se dedicó a disparar fraseos y a interpretar sobrios solos en melódica (esa mezcla de Casiotone y tonete Hollywood que tiene aspecto raro y ridículo y que a veces suena así también; no fue éste el caso).
McFerrin en un momento nos sorprende cantando como un humano. Y lo hace bien el pendex, pero muy bien. No hay que caerle tanto a su padre Bobby entonces, que últimamente con la música viene para atrás, pero dejó una descendencia a la que hay que prestarle (y regalarle) mucha atención.
Si en la calle hacía calor, en el recinto la temperatura del espectáculo es imposible de medir; y los pibes no paran. No tienen intenciones de desacelerar y nosotros no queremos que lo hagan. El intercambio de adrenalina es tremendo con la gente haciendo a un lado, de a poquito, casi tímidamente, las mesas y las sillas para empezar a danzar de manera desenfrenada (algunos) y de manera ridícula (muchos). Yo mientras tanto, sigo anotando, sigo escribiendo. El sonido es muy bueno. De galpón, sí, pero muy bueno.Ferrin la gasta en TV, Diggs canta esa especie de reggae-trash-rap-antibélico que es No Pistolas (cantada en castellano, como en el disco). La base rítmica es increíble, pura potencia y sincronicidad. Del bajista Nickerson ya hablamos. La gran aparición (y felicitaciones por ello) es el inmenso baterista Deantoni Parks. Hacélo tocar lo que sea y en diez metros a la redonda no queda ni un insecto. Un fenómeno que usa los contratiempos como pocos y (en medio de esa batahola sonora)… ¡los silencios!
Gruenbaum no sólo no ha molestado sino que ha hecho aportes muy interesantes. Los cantantes, danzarines y varios etcéteras, cumplen a la perfección con su rol.
DJ Logic es lo más. Sigo preguntándome cómo hacen estos tipos (los DJ's) para escuchar algo desde sus auriculares con semejante peloteo sónico a su lado.
Y Vernon… ya la mayoría sabe que el tipo da la sensación de poder hacerlo todo con su instrumento. Pero se ve que también ha hecho un curso acelerado de Director de Orquesta. Pero ojo… el curso era bueno y Vernon estudió… y le sale como los (buenos) dioses.
Promediando el concierto, viene el único tema "out Yohimbe" de la noche. Porque hay que aclarar que lo que tocaron fue todo Yohimbe, nada de clásicos de Living Colour (que todos sabemos cómo pagan…), no señor, vinieron a mostrar lo suyo, con base primordial en su segundo opus; pero de pronto (me) sorprendieron y más que gratamente con una sensacional versión de Uptown Drifter, incluido en el Mistaken Identity de Reid. Si el tema siempre fue de mis preferidos del CD, aquí daban ganas de hacer la que una vez propuso el notable Pepe Terminiello: montarse en un descapotable, subir el volumen hasta donde dice "max" y empezar a revolear hacia la carretera, en plena aceleración, latas de Budweiser o corchos de lo que quieran.
Hubo otro solo de batería a cargo de McFerrin, arrebatos de música disco (bueh… es una manera de decir), tres bises con el público (totalmente entregado desde el comienzo del show) haciendo pogo al borde del escenario, una coreografía vocal (¡?) organizada por Reid con bastante éxito, mientras DJ Logic sonríe sabiendo que el terrorista Vernon tiene todo bajo control y a nosotros en un puño.
A las 0:15 terminó la fiesta.
Uno de los espectáculos más impresionantes de los últimos tiempos.
Voy a hacerles una confesión: luego del tercer tema, anoté la siguiente frase: "no escribo más, ya está".
Y también una conclusión:
No tengo palabras para expresar cabalmente lo que fue el concierto.
No tengo palabras para expresar cabalmente lo que fue el.
No tengo palabras para expresar cabalmente lo que fue.
No tengo palabras para expresar cabalmente lo que.
No tengo palabras para expresar cabalmente lo.
No tengo palabras para expresar cabalmente.
No tengo palabras para expresar.
No tengo palabras para.
No tengo palabras.
No tengo.
No.
Marcelo Morales.