Por Los Codos

Taylor Ho Bynum

¿Todos los temas incluidos en “Other Stories” son de la misma época o alguno había sido compuesto tiempo atrás?

Super Eno fue la primera cosa que escribí para el grupo. Fue en el verano de 2002 (Super Eno al revés es Opus One). Luego le incluí la sección rítmica. La idea original fue utilizar esa composición para una película, pero termino teniendo vida propia…
El resto de los temas son nuevas versiones de algunas composiciones que tenía y que fueron re-arregladas para este grupo. A Dakini’s Dance la compuse cuando regresé a la escuela, al igual que Chuck and Meditation, que fue escrita mientras estaba en Boston.

Varias veces te escuché decir “mi amigo” al referirte a los músicos con los que tocás. ¿Qué importancia le das a la relación con un músico a la hora de incorporarlo a tu banda?

¿Te referís al dilema de optar entre buenos músicos o buena gente?

Sí… podemos verlo de esa manera…

Al menos para mí tiene la misma importancia, especialmente cuando desarrollás música en colaboración. Quiero excelentes músicos pero prefiero trabajar con gente con la que pueda disfrutar y mantener un diálogo verdadero. Nunca me interesó juntar a tipos famosos y armar una All Star Band para ver incluido mi nombre entre esos tipos…
La verdad es que prefiero trabajar con amigos con los que pueda hacer música. Es grandioso mezclar veteranos como Joseph Dailey y Jason Hwang, que son músicos experimentados e inspirados pero además gente positiva, con músicos de mi generación como Stephanie Griffin y Pete Fitzpatrick que aportan, además de sus habilidades, una increíble energía. Y mi sexteto, con el que hago actualmente la mayoría de mis shows (integrado por Matt Bauder, Mary Halvorson, Evan O’really, Jessica Pavone y Tomas Fujiwara) es particularmente divertido porque todos son buenos amigos más allá de lo musical.

¿Cambia mucho la música cuando tocan en vivo?

Pienso que la música tiene mayor efecto en vivo ya sea interpretando viejas composiciones o improvisando. El músico tiene más chances y se carga de la energía de la audiencia. De hecho, cerca de la mitad de “Other Stories” fue grabado en vivo en concierto. Me gusta mezclar grabaciones en vivo y en estudio ya que de esa manera puedo capturar la energía de tocar en vivo con la claridad del trabajo en estudio. Desafortunadamente, no siempre tengo la oportunidad de juntar a SpiderMonkey ya que es un large-ensamble y se hace difícil encontrar lugares apropiados para tocar y resulta casi imposible salir de gira. Ésa fue una de las razones por las que empecé a tocar con el sexteto, lo que me permite tener una banda más maniobrable. La verdad es que resulta muy difícil conseguir promotores interesados en cualquier cosa que sea más grande que un trío o un cuarteto.

¿Como describirías tu música?

Podría decir que es música creativa contemporánea que usa composición e improvisación. Pero si me presionás, te digo que es jazz raro (risas). Si bien jazz o free jazz son términos pesados y aun cuando muchas de mis influencias vienen de afuera del espectro del jazz, allí está el background de mi música. La mayor parte de mi inspiración proviene de los maestros de la música creativa afro-americana del siglo XX como Duke (Ellington), Miles (Davis) y Ornette (Coleman). Los elementos de la tradición jazzera que representaron esos artistas son la base de mi aestética musical…
Es el balance entre composición e improvisación y allí trato de obtener una voz personal a través de la búsqueda de nuevas formas de innovación estructural, así como la práctica activa de la inspiración compositiva que emerge de la investigación. Y no siempre el sonido obtenido puede identificarse como jazz.

¿Cómo ves la escena de la nueva música creativa?

En muchos sentidos es un tiempo muy excitante para la música. Pienso que hay un montón de músicos jóvenes que están haciendo cosas interesantes alrededor del planeta y aún tenemos a maestros como Braxton, Cecil, Ornette, Threadgill, que siguen empujando la música hacia adelante. Creo que mi generación creció teniendo muchas clases de música a su disposición. Así es como podés encontrar gente que está igualmente cómoda con la improvisación y la composición, el rock y el jazz, el hip-hop y el free. Eso te brinda la apertura y el potencial necesarios para nuevos y creativos trabajos. Sin embargo, es también un período difícil ya que hay más músicos saliendo y las oportunidades son las mismas de siempre; eso hace que cada uno de nosotros tenga que luchar para encontrar maneras de permanecer activo y lograr sobrevivir.

¿Y vos qué lugar ocupás en esa escena?

Siento que no entro en ninguna de las escenas dominantes de New York, ya sea el Vision Festival, los tipos de M-Base o el vértice de la escena del downtown que constituyen el Tonic y el Stone. Y si bien tengo un enorme respeto por toda esa gente y toco con un montón de esos tipos, no me siento identificado como parte de esa comunidad. De alguna manera disfruto de mi libertad estética pero a la vez se hace difícil encontrar un punto de referencia o una audiencia para mi música…
Me encantaría ser parte de un grupo cooperativo de artistas creativos y, aunque es difícil de mantener ese tipo de proyectos, en algún momento quizás suceda.

Cuando la gente escucha este tipo de música, esperan que la propuesta sea creativa y diferente, pero supongo que al mismo tiempo los músicos esperan algo de la gente… ¿Vos qué esperás?

Quiero que la gente esté informada, que entiendan adónde estoy yendo y qué estoy tratando de hacer. Pero, al mismo tiempo, que escuchen con la mente abierta y sin expectativas previas. Lo más excitante que puede suceder en una performance en vivo es que los músicos y la audiencia alcancen juntos algún lugar inesperado y para que eso suceda, tiene que haber compromiso real y confianza entre ambas partes…

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