El Ojo Tuerto

Marisa Monte: Cómo Te Diré

Marisa MonteTeatro Gran Rex – Buenos Aires
30 de Marzo de 2007 – 21:30 hs.

Músicos:
Marisa Monte (dirección musical, voz, guitarra acústica, guitarra eléctrica); Dadi Carvalho (bajo eléctrico, guitarra acústica, guitarra eléctrica); Mauro Diniz (cavaquinho, guitarra acústica); Carlos Trilha (teclados y programación); Pedro Gomes (Guitarra acústica y eléctrica); Maico Lopes  (trompeta y flugelhorn); Pedro Mibielli (violín); Marcus Ribeiro (cello); Juliano Barbosa (fagot).
Sonido: Carlos Melero (un maestro)
Calidad del espectáculo: Bueno

 

Antes de que lea usted esta reseña, quien la escribe desea enumerar algunos preconceptos que posee y considera tienen relevancia para que el lector tenga una conclusión un poco más objetiva de lo que va a encontrar: 

1 – El principal rol de una audiencia es el de escuchar. El no cantar las canciones del artista de turno, bailarlas, prender encendedores y otras cosas semejantes no le quitan participación ni importancia.
2 – Toda acción del artista, tal como salir con la camiseta de Argentina, organizar fáciles coritos con el público, etc. Tienden, en general, a ir en desmedro del espectáculo.
3 – Marisa Monte es, hoy por hoy, la artista más personal, completa y talentosa de la Música Popular Brasileña. Su presencia se percibe en todo lo que emprende. Específicamente hablando de shows en vivo, entiéndase: escenografía, vestuario, selección y orden de temas, manejo de tiempos, desplazamientos en el escenario, todo forma parte de su Universo Particular, que dicho sea de paso, es el nombre del tour que presenciamos en esta ocasión.
4 – Como asistente a un concierto me gusta ser sobrepasado por el espectáculo, ser conmovido, sorprendido, cautivado.  Salir  del show con la sensación de haber presenciado algo distinto, único y, en lo posible, inolvidable.

Marisa MonteCon un teatro a sala llena y debiendo agregar una función adicional, empezó esta nueva presentación de Marisa Monte en la Argentina.
Una formación pequeña, semejante a lo que se suele ver en un MTV acústico, comenzó el primer show en la más absoluta oscuridad. En ese momento, sólo el brillo de la música iluminaba las almas de quienes asistimos al teatro Gran Rex el pasado 30 de Marzo.
Después del primer tema, un enorme plano de luz que pendía del techo se encendió y dejó ver al grupo de músicos, con Marisa Monte en el centro, todos ellos sobre una plataforma elevada respecto del escenario en el que se colocaron una serie de cajas móviles que bien podían iluminarse, cambiar de color, proyectar imágenes, y/o desplazarse con medida aleatoriedad suiza.
Lo primero que llamó mi atención fue lo estático que se mantuvo el grupo durante las primeras cinco canciones, no hubo movimientos mas allá de los indispensables para la ejecución de la música, por cierto impecable, pero la quietud no dejo de ser llamativa… ¡¡Es un concierto de Marisa Monte!! ¿Qué esta pasando?, me preguntaba. Aquellos que hayan visto cualquiera de sus DVD’s, o asistido a sus presentaciones, saben que aún en los pasajes más tranquilos o intimistas, hay una energía terrible que hasta ese momento de la noche no había aparecido.  Por fin, la plataforma central bajó, Marisa se puso de pie y empezó otro espectáculo, digamos un segundo acto, y hubo varios…

El concierto fue un viaje por todos sus discos sin caer en un “grandes exitos”, lo que vuelve a hablar bien de la Marisa Monte que arriesga artísticamente hasta el punto de cantar casi como balada Tema de amor, que es una canción (a mi entender) cuya potencia pide, necesita y merece las llamas y tambores apabullantes con la que se la tocó durante la gira de “Crónicas, historias y declaraciones de amor”, o se la puede escuchar en el disco homónimo. A mi gusto, musicalmente el punto más bajo del recital que ni aún la magia de la cantante pudo levantar.

Infinito ParticularHabiéndome sacado el primer nudo de la garganta, continuemos con lo visto y escuchado. Mezclado entre el material de sus dos últimos trabajos Infinito Particular y Universo a meu redor, hubo canciones de discos anteriores: Rosa y Carbón como es el caso de Danca da solidao y María de verdade, mucho de Tribalistas que, al parecer, por cómo el público ovacionó y cantó espontáneamente estos temas, es uno de los discos más populares de Marisa Monte en Argentina y que inclusive parece ser muy significativo para ella misma, por el modo que en escena habló de este trabajo mientras recuperaba el aliento entre Passe en casa, Carnavalia o Ja sei namorar. Aparecieron las anécdotas y detalles acerca de la felicidad que siente uno de los protagonistas de estas canciones al ser abandonado por su pareja y descubrir que es más feliz estando solo, bromas, una escultura de dos hipotéticos pájaros volando en una jaula, a los que la artista con pícara inteligencia (y luego de contar su gustos por los pájaros) los definió como “ecológicamente correctos”.

TribalistasSiguieron canciones de Crónicas, historias y declaraciones de amor, siempre sin seguir un orden cronológico en lo referente a los discos a los que cada canción pertenece. 
Durante todo ese tiempo, Marisa ratificó mi preconcepto número tres, al que hay que sumarle que posee un ángel que se adueñó del teatro completamente.

La pregunta que yo me hago, poniéndome un momento del lado del lector es: si el repertorio estuvo muy bien, la artista se compró a todo el mundo, cantó con la excelencia de costumbre ¿qué pasó para que el balance del show se quede en un “bueno”?
Bien: Marisa Monte trajo, como se puede ver en el listado de músicos, una banda ecléctica por los instrumentos elegidos, conformada por una combinación de su banda de base y que tiene como representante más brillante a Mauro Diniz y como hombre de hierro a  Dadi Carvalho; el resto de la banda de base, conformado por batería, guitarras, teclado y programación, algo habitual; los otros que terminaban de armar este título de banda ecléctica son el fagot, violín, cello, y trompeta/fluegelhon.

UniversoAquí aparecen los primeros detalles. Técnicamente (y para mi sorpresa, considerando el sonidista a cargo), el fagot, el cello, y a veces el violín eran tapados por el resto de los instrumentos y no se escuchaban en la zona del superpullman. Otro detalle, a mi gusto y entender, fueron acciones que tienen que ver con la interacción con el público: ¿Para qué dividir la audiencia en dos y organizar un canon coral al mejor estilo de escuela primaria? Los que quieran cantar las canciones que lo hagan (en tanto no interfieran mi audición). Pedir a la audiencia que enciendan sus celulares y agiten sus brazos con estos aparatos en alto para que se vean las luces de los mismos me resultó no sólo gratuito, sino que a la musiquita de encendido se sumó que más de uno había recibido mensajes mientras lo mantuvo apagado y que se anunciaban al ritmo de maravillosos ringtones.
¿Es la luz del celular el encendedor del siglo XXI? Aún si lo fuera, el encendido de los encendedores era una acción espontánea del público, no un pedido del artista. ¿Hubo una intención de juego visual detrás de éste pedido? Probablemente, pero las consecuencias auditivas de “se te ve la tanga” en ringtone polifónico me superó.
Además, insisto: Marisa Monte no necesita de estos recursos.

Marisa MonteFinalmente, la calificación también tiene que ver con mi preconcepto número cuatro, circunstancia por la que pasé varias veces y en escenarios que van desde John Zorn, Elliott Sharp y Sim Cain tocando una hora y media de libre improvisación, a las presentaciones de Los Redondos en el mítico Atenas de la ciudad de La Plata, Nora Sarmoria y su trío en Notorious y la propia Marisa Monte cuando nos visitó presentando Crónicas, historias y declaraciones de amor

El cierre del show, por supuesto que fue con bises y magia. Marisa conectó la Parker Fly y despachó Nao va embora donde bailaron y cantaron todos y se despidió con lo que es ya un ritual: cantar a capella Bem que se quis. El público se sumó, las luces se apagaron y la mágica Marisa se fue corriendo a oscuras por el foro.
Como ella misma dice en la maravillosa canción Pra ser sincero “…Las cosas son así, y si será, será…”.
Será, que la próxima vez que pueda verla en vivo, lo haré.

Gustavo Broggi

Agradecimientos: A Sueli Aguiar, manager de gira de Marisa Monte, por su paciencia, ejecutividad y por las fotos del concierto que acompañan la presente reseña.

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