Metheny – Mehldau: Quartet

A Night Away, The Sound of Water, Fear and Trembling, Don’t Wait, Towards the Light, Long Before, En la Tierra que no Olvida, Santa Cruz Slacker, Secret Beach, Silent Movie, Marta’s Theme

Músicos:
Pat Metheny: guitarras
Brad Mehldau: piano
Larry Grenadier: contrabajo
Jeff Ballard. Batería

Warner, 2007

Calificación: Menos de lo mismo

Comienzo esta reseña disculpándome.
No… por favor… acepten las disculpas.
En serio les digo…
Algo tengo para decir en mi descargo.
Claro… esto no es oral y lo que escribí ya lo borré; pero un furibundo rapto de honestidad me hace confesarles que… no… así no se va a entender.
Este mismo año comentamos el álbum que realizaran a dúo (o casi) Pat Metheny junto con Brad Mehldau. Y créanme que lo que había escrito en esa oportunidad era muy, pero muy similar a lo que fue borrado, anulado, aniquilado.
Para nunca más volver.
¿No?
Bueno… tal vez…
Tal es así que en un primer momento tuve el arrebato de decirles “sí señor, es un copy-paste de la crítica realizada hace unos meses”. Pero no me pareció lo correcto, ni oportuno, ni elegante, ni nada.
Pero algunas cosas son tan… tan…
Muchos puntos suspensivos, ¿no?

Luego de escribir lo que ya no está aquí (maldito el momento en que se me dio por releer “aquella” nota) sentí una gran frustración. Todo de nuevo, pero distinto. O sea, sin repetir y sin soplar. Pero también, lo confieso, tuve otros sentimientos. Por ejemplo, me dije “fui coherente”. Y también “mi línea de pensamiento sigue siendo la misma”. Y sandeces por el estilo.
Porque también puede deberse a limitaciones propias.
Y la verdad que me sentí medio imbécil.
Les decía que vuelta a empezar, pero con restricciones.
Como las que Lars Von Trier le exigía a Jorgen Leth en la magnífica “Cinco obstrucciones”.
En la mencionada película, el director danés Von Trier invitó a su colega Leth a realizar cinco variaciones sobre un corto que este último había filmado en 1967 bajo el título “El ser humano perfecto”. Para cada variación, Von Trier planteaba obstáculos (obstrucciones) que limitaban las posibilidades de las nuevas versiones. El resultado fue extraordinario.

En esta historia que nos ocupa no cuentan ni Von Trier, ni Jorgen Leth, ni “El ser humano perfecto” ni “Cinco obstrucciones”.
O sea que solito me metí en este candombe.
El candombe es un ritmo que se originó en África. Los esclavos que llegaron al Uruguay entre la mitad del siglo XVIII y principios del siglo XIX realizaban ciertos festejos (clandestinos o autorizados por los amos). Lo hacían acompañados de tambores. Y para no irnos por las ramas, sintetizamos la cuestión diciendo que el pueblo uruguayo adoptó esos ritmos foráneos al punto tal de que se considera al candombe, hoy día, como una música afro-uruguaya.
La verdad que no sé por qué me cuenta todo esto, cuando en realidad yo estaba intentando contarle, simplemente, lo que me pareció este nuevo álbum de Pat Metheny y Brad Mehldau.

No es necesario haber realizado un curso de psicología o comprensión de texto (que, como se sabe, es más o menos lo mismo) para darse cuenta de que estoy esquivando el bulto.
Bueno… en realidad siempre le esquivé a los bultos. Pero a otros.
No… no me malinterpreten…
Porque… ¿en qué andábamos?
Ah… sí… en Von Trier y las “Cinco obstrucciones”, el candombe y el curso de psicología.
Y en Quartet.
Que es el nuevo trabajo conjunto que realizaran Brad Mehldau y Pat Metheny.
El disco se grabó en diciembre de 2005 (uy… como el anterior…). De los 11 temas, siete le pertenecen al guitarrista, tres al pianista y uno (el que abre el álbum) lleva la firma de ambos.
Cuatro de los temas son duetos.
Los demás, no.
A Night Away es una bella melodía que comanda Larry Grenadier con solidez. Mehldau y Metheny realizan su labor con corrección. Ballard… ¿todavía no se dio cuenta Mehldau que no era el indicado para reemplazar a Jorge Rossy?
En The Sound of Water (primero de los temas a dúo), Metheny recurre a su Pikasso de 42 cuerdas.
En Fear and Trembling (de Mehldau), Metheny remite a cierto sonido Holdsworth. Dije “cierto”. Realiza un buen solo; mientras tanto, Ballard parece tocar otra partitura.
Don’t Wait, piano y guitarra acústica. Se han hecho cosas gloriosas en este formato. Pero otras.
Towards the Light no es gran cosa pero se deja escuchar.
En Long Before, otro dúo. Esta vez, Metheny con eléctrica. Eso.
La tendencia soporífera y desangelada persiste en En la Tierra que no Olvida.
Y en Santa Cruz Slacker.
Y en Secret Beach.
Y en Silent Movie (aunque aquí Ballard parece haberse puesto un cuarto de pila).
Y también en el cierre, en Marta’s Theme, extraído de Passagio per il Paradiso.
Listo.
Se terminó.

Puedo decirles que Mehldau y Metheny son músicos de excepción, que pareciera ser un álbum del guitarrista con la apoyatura del trío del pianista quien, dicho sea de paso, parece tocar a reglamento.
El álbum remite a As Falls Wichita… o a cualquiera de los álbumes del Pat Metheny Group post Travels.
Es increíblemente insulso.
Insoportablemente soporífero.
Absolutamente acomodaticio.
Sigo sosteniendo que son dos músicos impresionantes.
Pero si dos de los principales referentes del jazz internacional de la actualidad ofrecen esto…
No es que estemos en el horno.
Nos incendiamos.

Marcelo Morales

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