Por Los Codos

Ara Anderson

Y entre ambos extremos existe una amplia gama de variantes…

Algunos se mueven en ambas direcciones. Otros tienen apetito por la sofisticación y se toman su tiempo y tienen la paciencia suficiente para cavar hasta lo más profundo de la sustancia, educándose a sí mismos. Para otros, simplemente, la música no es una gran prioridad en la vida.

¿Por qué elegís expresarte a través de la música instrumental?

Creo en la inherente belleza de la música instrumental como un medio idóneo de comunicación ya que permite trascender las barreras del lenguaje. En los días que vivimos, la mayor parte del mundo industrializado sabe al menos algo de inglés; eso hace que estemos muy cerca de hablar y escribir en un lenguaje universal. Pero la complejidad y las finas cortinas que nos separan de la poesía escrita y cantada, a veces no pueden ser comunicadas y entendidas cabalmente y tal vez no tengan el mismo impacto en la gente cuyo primer lenguaje no es el inglés. La música instrumental es abstracta. Su vocabulario no es literal y eso significa que puede ser interpretada y apreciada de muchas maneras diferentes y por diversas culturas.

Retomando el concepto elaborado por Zawinul, ¿te considerás un auténtico narrador?

Algunas veces pienso en mí mismo como un narrador pero prefiero considerar a la música como un medio para comunicarse de muchas maneras y no sólo en un sentido narrativo. Una pieza puede representar un momento, un concepto visual, un proceso, algo matemático, la desesperación, la alegría o gozo, sin necesariamente tener una línea argumental, personajes o temas.

Tu sonido contiene un interesante equilibrio de matices y texturas e incorpora diferentes timbres de instrumentos muy bien balanceados, casi como si fuese una marca registrada de tus composiciones. Para alcanzar ese resultado, ¿componés pensando en los músicos que ejecutarán la obra?

No creo que componga específicamente para individualidades, pero sí lo hago con instrumentos específicos en mente. La forma de aproximarme fue variando de una obra a otra y en el pasado solía tener diferentes acercamientos cuando estaba grabando o tocando en vivo. Sin lugar a dudas, tengo más opciones de orquestación cuando grabo… (hace una pausa). En el estudio cuento con más instrumentos disponibles, tengo facilidades para elaborar las piezas de una manera más estructurada y dispongo de una paleta de timbres más amplia. Duke Ellington sabía cómo escribir para músicos específicos, pero en mi caso tiendo a pensar que la música tiene su propio peso, libremente de ser interpretada por un determinado grupo de músicos y que éste sea numeroso o no. Al fin de cuentas, si la composición es lo suficientemente consistente, funcionará aún cuando se traduzca en diferentes formatos y contextos.

Muchos músicos desarrollan en forma paralela varios proyectos, pero tu caso es uno de los pocos en que alguien se presenta simultáneamente y sobre un mismo escenario con dos bandas diferentes (nos referimos a Boostamonte! y Iron & the Albatross). ¿Por qué lo hacés?

Cada grupo me permite explorar diferentes formas de aproximación a mi propia manera de tocar y componer. Mi acercamiento, en términos de estilo, cambia cuando toco cada set y con cada una de esas bandas. Iron & the Albatross me permite ser más introvertido, expuesto y delicado. En cambio, Boostamonte! es una bestia extrovertida. Las proporciones, la actitud, instrumentación y personalidad de cada banda son completamente diferentes y disfruto en plenitud trabajando en ambos contextos. A veces siento como si estuviera expresando dos lados de una personalidad o tal vez dos personalidades separadas.

¿Podés describirme el acercamiento adoptado en Iron & the Albatross desde una perspectiva conceptual? ¿Aquello que querías hacer y lo que no querías hacer?

Formé Iron & the Albatross porque busqué tener una banda en la que pudiera tocar algo de la música que había compuesto para circo y producciones teatrales, intentando utilizar ese material como rampa de lanzamiento para una mayor exploración. Cuando grabé el álbum, Colin Stetson (saxofonista y clarinetista que integró la formación original de Boostamonte!) remarcó que esa colección de música sonaba como el tipo de canciones que pueden acompañar a un libro de cuentos. Esa atinada observación encendió la idea de presentar el álbum junto con una serie de fabulas modernas. Intenté escribir el libro de fábulas pero nunca lo concreté (con gesto de resignación). Pero… seguían existiendo las canciones…


¿Y cuál es el concepto detrás de Boostamonte?

La música de Boostamonte! viene como resultado de todas las influencias que tenía cuando constituí la banda. Alrededor de 1999 ó 2000 estaba tocando al mismo tiempo en una banda local de salsa, en un ensamble de rock de avant-garde y en una brass band al estilo de New Orleans. Por aquel entonces, estaba escuchando a Dr. Dre, El Gran Combo, Charlie Palmieri, Clifford Brown, Lee Morgan, The Meters, Lalo Schifrin y los soundtracks compuestos por Ennio Morricone para los denominados “spaghetti western”. La banda adoptó una cualidad cinemática cuando asimilé la idea de agregar samples de viejos programas de radio e incorporar efectos de sonidos creados por Jon Birdsong, un vientista que tocó en el demo de Boostamonte! que grabé en 1999 ó 2000.

Tanto en lo que componés como en lo que tocás con Iron & the Albatross o en Boostamonte! el resultado es muy personal y diferente. Que tu música suene diferente a la de otros compositores, ¿es una prioridad para vos?

Trato de encontrar caminos para que mi música se distinga de la de otros, pero eso no significa que asimile compulsivamente nuevas influencias que guíen mi composición o lo que toco, salvo que me conecte y disfrute auténticamente con ellas. La búsqueda de ser único y diferente es algo que se da naturalmente en mí… soy un poco rebelde (sonríe con picardía). Ésa ha sido mi característica principal y conservarla ha sido hasta ahora la única prioridad.

¿Qué ves en el horizonte para Boostamonte y Iron & the Albatross?

No estoy demasiado seguro (sonríe). Tengo planificado salir de gira mucho más. Tengo nuevas canciones para Iron & the Albatross y una tonelada de ideas para nueva música con Boostamonte!, pero la verdad es que no hice ningún movimiento real y concreto para volver a grabar.

¿Resulta muy difícil encontrar un sello interesado en grabar nueva música creativa?

No tengo idea. Nunca traté (risas). Me imagino que es duro encontrar buenos sellos que apoyen la nueva música creativa. Aunque también hay un montón de pequeñas compañías probablemente dispuestas a poner su nombre en un CD, pero dudo que estén en condiciones de hacer mucha prensa, encargarse de la distribución y apoyar la gira de una banda.

¿Cómo ves esa escena y qué lugar ocupás en ella?

La nueva música creativa abarca una amplia variedad de gente, escenas y géneros. En este momento viene a mi mente la banda de Carla Kihlstedt, 2 Foot Yard, como parte de esa escena y también la música de Dave Douglas. Menciono esos ejemplos para describir, en términos estéticos, el nivel de polarización existente. La verdad es que mis bandas no calzan confortablemente en ningún lugar. Ninguna de ellas son tan experimentales para que los más entusiastas seguidores del free jazz y la música improvisada puedan incluirla allí, ni son lo suficientemente “consonantes” para ponerle el rótulo de “ampliamente accesible”. 

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