El Ojo Tuerto

A Media Luz: Renaud Garcia-Fons Arcoluz Trio

Jazz Bakery – Culver City (USA)
Domingo 7 de Octubre de 2007 – 21:30 hs.

Para el hombre primitivo, el movimiento y el sonido eran señales que separaban la vida de la muerte. Mientras la quietud y el silencio simbolizaban la muerte, la danza y el canto eran metafóricas representaciones de la vida.
El hombre encontraba música en la naturaleza y también en su propia voz. Más tarde comenzó a utilizar rudimentarios objetos como huesos, troncos y piedras para producir nuevos sonidos, costumbre que se extendería hasta a nuestros días. Todavía hay algunos músicos que se empeñan en hacer sonar sus instrumentos como si fuesen… huesos, troncos y piedras.
Hay constancias de que hace unos 50 siglos en Sumeria ya contaban con instrumentos de percusión y cuerda como la lira y el arpa.
De hecho, en la actualidad, la mayoría de los sumerios… tocan el arpa.
El resto, en cambio, se hizo humo. ¡Ah… no! Ésos son los sahumerios.
En el siglo XX A.C., la voz humana era considerada en Occidente como el instrumento más poderoso. Lo mismo sucedía en la India, hasta que las vacas fueron consideradas sagradas y nadie volvió a decir ni “mu”.

Parece ser que en el siglo VI A.C., en Mesopotamia ya conocían las relaciones numéricas entre longitudes de cuerdas. Esas proporciones y sus implicancias armónicas fueron estudiadas por Pitágoras quien finalmente estableció esta secuencia: 1-1 Unísono, 1-2 Octava, 2-3 Quinta y 3-4 Cuarta. Esto prueba dos cosas, una es que Pitágoras era un genio de las matemáticas y la otra que su mejor resultado como local fue el empate uno a uno con Unísono.
Estos conocimientos teórico-musicales luego se extenderían a toda Europa. A principios del siglo V A.C., Atenas se convirtió en un centro de poetas y músicos, lo que desembocó en la creación del ditirambo.
Fueron épocas de liberación, amor libre y locura.
Algo así como… “drogas, sexo y ditirambo.”
Desde el siglo IV A.C., el músico comenzó a considerarse a sí mismo como ejecutante más que como autor.
El resultado fue el nacimiento del virtuosismo y el culto al aplauso.
¡A esto quería llegar!
Y no me diga que si quería llegar a esto podríamos haber omitido lo anterior… ¡Cómo se nota que usted no es sumerio o ateniense o familiar de Pitágoras, eh! Es más, seguro que jamás cantó un ditirambo.
Como dijo un ciego mientras sufría un ataque cardíaco: “ojos que no ven corazón que no siente”.
El virtuosismo engloba aquellas cualidades que permiten dominar las técnicas de un arte. En el campo de la música se circunscribe al dominio sobre un instrumento musical. Y si usted necesita un ejemplo más claro, le presento a Renaud Garcia-Fons.

El músico franco-español Renaud Garcia-Fons es un virtuoso del contrabajo de cinco cuerdas. Su formación académica, exquisita técnica y un prodigioso uso del arco combinado con un pizzicato seguro y vertiginoso, le brindan una infinita gama de recursos y le permiten obtener tonalidades insólitas que oscilan entre las notas de viola y violín. En su música confluyen el jazz, el flamenco, la música clásica contemporánea y un abanico de diversas etnias que incluyen al raga de la India y ritmos del norte de África y de Oriente Medio. Todo expresado, merced a su descomunal técnica, con naturalidad, frescura y claridad.
En una de sus esporádicas actuaciones en los Estados Unidos, se presentó en el Jazz Bakery de Culver City junto a su trío Arcoluz, integrado por Pascal Rollando en percusión, Antonio “Kiko” Ruiz en guitarra flamenca y, por supuesto, Renaud Garcia-Fons en contrabajo.
En más de una ocasión se ha señalado que Garcia-Fons tiene más reconocimiento que público. Al llegar al Jazz Bakery, lo confirmaríamos.
Desde un primer momento me di cuenta que estaba solo; pero además había algo peor, era el único. En espera de una abigarrada masa de público (que jamás llegó), el inicio del show se retrasó varios minutos.
Finalmente, entre la gente que pagó su entrada, invitados, músicos, curiosos, algunos extras, un perro San Bernardo y este humilde servidor, lograron cubrir 15 de las 300 butacas disponibles.

Ingresa Arcoluz. El inicio es con un brillante solo de Garcia-Fons.
El contrabajo por lo general tiene cuatro cuerdas afinadas por cuartas ascendentes (mi, la, re y sol) desde la cuarta cuerda más grave a la primera más aguda. El contrabajo de Garcia-Fons tiene una quinta cuerda más grave que la cuarta afinada en un do o si… O no. No sé.
El sonido de este instrumento de la familia de los cordófonos se produce por la vibración de las cuerdas al ser frotadas con un arco, aunque también puede pulsarse con las yemas de los dedos, técnica que recibe el nombre de pechisco o pizzicato.
Garcia-Fons, en su solo, usó el arco, las yemas, las claras y la cáscara.

Se suma Pascal Rollando tocando el cajón con escobillas y Antonio “Kiko” Ruiz arpegiando su guitarra flamenca.
Estamos en Betty (tema inédito que formará parte del próximo álbum del Arcoluz Trio a editarse en diciembre próximo), una especie de acercamiento erudito a esa enorme manifestación marginal que es el flamenco y que aquí parece contener todas las influencias judías, moriscas, gitanas, castellanas y africanas de origen pero filtradas por un riguroso nivel académico. La soberbia digitación de Kiko Ruiz se abre paso para un flameante solo de guitarra que empalma con un dramático discurso de Garcia-Fons en contrabajo en el que repite, reitera y confirma lo que es capaz de hacer con su instrumento.

El aplauso es una forma de comunicación no verbal de masas que expresa aprobación mediante palmadas. Suele esperarse que los espectadores aplaudan tras una representación pública. Cuanto más ruidoso y prolongado es, mayor resulta la aprobación.
Aquí la gente aplaudió. Quince aplausos, para ser más exactos.
¿Será suficiente para hacer culto al virtuosismo? Esperemos que sí.
Siguen con Cristóbal, del álbum Entremundo, de 2004. Una estilizada melodía que involucra al espíritu del flamenco, tonalidades de medio oriente y el microtonalismo del norte de África. Estos estilos, en apariencia incompatibles, son rescatados de lo que podría ser un híbrido espantoso gracias a las habilidades técnicas del trío y la infrecuente gama de sonidos que obtienen de sus respectivos instrumentos. Kiko Ruiz aprovecha al límite el sonido percusivo y brillante que caracteriza a la guitarra flamenca. Pascal Rollando, desde la percusión, ofrece precisión y variedad sin abrumar y Garcia-Fons… lo que usted ya sabe o al menos imagina. A veces los discos sacrifican energía a cambio de fidelidad y las representaciones en escena recorren el camino inverso. No es así en este caso: fidelidad y energía conviven en perfecta armonía.

Continúan con Entre continentes, tema incluido en el álbum Entremundo y con posterior versión en vivo en el disco Arcoluz, de 2006. Un demoledor pizzicato en contrabajo desemboca en una melodía que incorpora fervorosos aires de bulerías en equilibrada consonancia con la improvisación que caracteriza al jazz. Un breve pasaje en soledad a cargo de Kiko Ruiz deriva en un preciso contrapunto con el contrabajo que paulatinamente transmuta en un solo de Garcia-Fons acompañado por palmas al mejor estilo de un “tablao”. Le sigue un atinado solo de percusión y el cierre es con una serie de cortes milimétricos que parecen ser ejecutados con un bisturí. Otros quince aplausos.

Llevamos 45 minutos de concierto y vamos muy bien. Sobre todo si consideramos que casi siempre lo mejor queda para el final…
¡Un momento!
Los músicos saludan, las luces se encienden, la gente se va… estoy empezando a sospechar que el show ha terminado.
Busco complicidad para entablar un reclamo pero el público se retira sonriente y feliz. Hasta el perro San Bernardo enfila hacia la salida moviendo la cola. ¿Será que aquella perversa relación entre el virtuosismo y el culto al aplauso establece proporciones y límites? Tal vez…
Lo cierto es que volvimos al principio. Arcoluz no está en el escenario.
Otra vez me quedé solo, pero ahora sin esperanzas y… A media luz.

Sergio Piccirilli

Nota Relacionada: Discos / DVD's: Renaud Garcia – Fons Trio: Arcoluz

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *