Steve Cardenas

El guitarrista Steve Cardenas inició su trayectoria musical en la ciudad de Kansas, Estados Unidos y actualmente reside en New York, escena de la que ha sido durante los últimos años uno de sus principales animadores.
Steve Cardenas es poseedor de un sonido imaginativo y muy expresivo. Su mesurado y espacioso fraseo dibuja paisajes lánguidos y con un notable desarrollo armónico. La formalidad de su depurado estilo elude hacer alardes de ningún tipo, lo que sumado a un explícito eclecticismo le permiten sobresalir en cualquier registro y adaptarse con comodidad a los diferentes contextos musicales en los que su instrumento esté involucrado.
Como solista ha editado dos álbumes, Shebang en el 2000 junto al bajista Larry Grenadier y el baterista Kenny Wollesen y Panoramic en el 2004 con idéntica sección rítmica más el agregado de Tony Malaby en saxo tenor.
Sin embargo, el cuerpo principal de su carrera artística lo ha ocupado su rol como sesionista. En su dilatada trayectoria tocó con músicos de estilos diversos y de diferentes generaciones: de Eddie Harris a Madeleine Peyroux, de Marilyn Maye a Paul McCandless, de Jay McShann a Norah Jones, de Tom Coster a Jenny Scheinman y de Slide Hampton a Steven Bernstein, entre otros.

Cardenas mantiene una prolongada sociedad musical con el baterista y compositor Paul Motian. Experiencia que se materializó hasta ahora en los álbumes Monk and Powell de 1999, Europe  de 2001, Holiday for Strings de 2002 y Garden of Eden de 2006.
También ha estado asociado por más de una década con el notable baterista Joey Baron a través de su banda Killer Joey.
En el último lustro se incorporó al grupo del contrabajista Ben Allison, participando en los álbumes Cowboy Justice y Little Things Run the world, de 2006 y 2007 respectivamente.
Cardenas es miembro de la Charlie Haden Liberation Music Orchestra, ensamble con el que grabó en el 2005 Not In Our Name. Ha colaborado con la cantante Kate McGarry en los discos Mercy Streets y Show Me. Hizo lo propio en los álbumes Visual y Metro del contrabajista Alexis Cuadrado y también aportó su instrumento en Contemplations y Three Graces del trompetista Jeff Beal, en No Way Out y Home del saxofonista y flautista David Brandom y en Traveller y See You In Zanzibar del bajista Arthur Kell, sin dejar de mencionar su participación junto a Donny McCaslin en Give and Go, con Rebecca Martin en People Behave Like Ballads, con Chris Potter en Song for Anyone y en el álbum Miles Remembered: The Silent Way Project de Mark Isham.

Steve Cardenas desarrolla una profusa actividad pedagógica. Además de ofrecer clases privadas, imparte enseñanza en la New School of New York, institución educativa en la que también fiscaliza al Thelonious Monk Ensamble.
En el 2003 fue maestro invitado en el California Institute of the Arts y recientemente ofició como supervisor en Jazz y Música Creativa durante el desarrollo del Banff International Workshop.
Asimismo, ha finalizado en colaboración con Don Sickler el libro Thelonious Monk’s Compositions, trabajo que representa la primera publicación de la obra completa de Monk, incluyendo algunas piezas divulgadas por primera vez.
Sobraban razones para entrevistarlo.
Y hacerlo fue un placer que queremos compartir con usted…

Contame algo acerca de tu formación, la manera en que te involucraste con el jazz; ¿qué otro tipo de música escuchabas y cuáles fueron tus principales influencias?

Crecí en la ciudad de Kansas. Supongo que al igual que muchos guitarristas, me interesé por el instrumento a través del rock: The Beatles, Hendrix y muchas otras bandas que mis hermanos escuchaban por aquel entonces. Concurrí a una escuela secundaria que tenía un muy buen departamento de música a través del cual me introduje en el jazz al formar parte de una big band. Mi hermano y mi cuñado me hicieron conocer a Weather Report, Airto y alguna otra música contemporánea y eso me condujo a averiguar sobre Charlie Parker, Miles (Davis) y la lista sigue…

Cuando fuiste a vivir a New York, ¿cambió en algo tu punto de vista sobre la música?

Siento que mi forma de tocar cambió inmensamente como resultado de vivir en New York. El ambiente aquí causa una reflexión constante sobre la forma en que uno está tocando; y esto sin dejar de mencionar la diversidad de música y bandas que se pueden escuchar allí, generalmente con un alto nivel musical. Eso hace muy difícil que un músico que resida en esa ciudad no se sienta afectado de alguna manera.

¿Con quién te topaste primero cuando te mudaste a New York?

Kenny Wollesen fue a través de quien conocí a la mayoría de la gente. Algunos años antes, cuando yo vivía en la Bahía de San Francisco, habíamos tocado juntos, así que llegamos a conocernos muy bien el uno con el otro. Solíamos tocar con frecuencia cuando vivía en Brooklyn, en aquel tiempo. Kenny (Wollesen) es un gran amigo y le debo mucho por la ayuda que me brindó para que lograra ponerme en marcha en New York.

¿Hubo un momento de tu vida en el que dijiste “una carrera como músico funciona bien conmigo”?

No creo haber tenido un momento en particular en que eso haya ocurrido, tal vez fue más una realización gradual y una evolución natural hacia un punto en el que pasé de la opción de ser músico para convertirme en uno y así dedicarle todo mi tiempo a la música.

Hablemos de tu instrumento. ¿Cuánto tiempo le dedicás a la guitarra?

Mucho de eso depende de lo que esté pasando en mi vida y de cuánto tiempo podría requerir para ello. Trato de practicar o componer cada vez que puedo. En este punto de mi vida, sería difícil poder decir que es tal o cual cantidad de horas al día. Pero aun cuando no esté físicamente con el instrumento, las ideas vienen a mí. En realidad creo que eso sucede con muchos músicos.

¿Qué equipo estás usando?

La mayoría de las veces es una guitarra Gibson ES-335 que he tenido conmigo durante mucho tiempo. Amo su sonido. Tengo algunos diferentes amps, pero uno que suelo usar en New York es un viejo amplificador Accordian llamado PANaramic. Bueno, al menos ésa es la manera en que aparece escrito sobre el amp. Es muy similar a un Fender Deluxe con parlantes de doce pulgadas y cerca de 20 watts, pero tiene un sonido propio y mejor balance que el de los Fenders. Para las giras pido un Fender Twin Reverb porque sé qué puede esperarse de ellos y porque dentro de los más comunes es el que ofrece una mayor calidad.

Tu estilo se caracteriza por un uso proporcionado de los espacios, lo que te permite decir mucho con muy poco. Para lograr eso, ¿cuando tocás te concentrás en la melodía o preferís trabajar sobre las texturas?

Es difícil decir que esté pensando en algo específico mientras toco; muchos de los músicos que conozco lo sienten de esa manera. Hay melodías que estoy escuchando en mi cabeza en el momento de hacer música, texturas también. Gran parte de eso depende de lo que esté sucediendo con la composición y la banda, lo que por supuesto cambia noche a noche. Me he dado cuenta a través del tiempo que los músicos que no tocan instrumentos de viento que requieran de la respiración para ser ejecutados, a veces no dejan espacios en lo que están tocando, lo cual en el caso de los instrumentos de viento es un requisito obligatorio. He tratado de aplicar ese conocimiento también en mi forma de tocar la guitarra.

Tu música suena siempre reposada tanto como ecléctica, ya que combina jazz y diferentes raíces musicales así como diversos matices estilísticos. ¿Cómo hace un músico que está ocupado y de gira todo el tiempo para conservar y mantener esa serenidad y control sobre su música?

No sé cómo responder eso, sólo toco de la manera en que lo hago y con el esperanzado deseo de que eso tenga sentido. Me gustan muchos tipos de música; pero a la vez, todo eso es sólo música para mí. Las categorías y las definiciones sirven apenas como una referencia. En una ultima instancia no pienso si la música tiene este estilo o aquél, son todos sonidos que se relacionan más con un período de tiempo y que apenas actúan como referencias culturales.