Por Los Codos

Diego Schissi

Vos dijiste “standards no”. Ahora… ¿versionar temas de un estilo en otro?

No, tampoco. He hecho algunas cosas… Armé un trío muy fugaz, después de la disolución del Quinteto Urbano, con el que hacíamos algunas versiones de temas de Charly García. Pero si bien no tengo problemas con eso, no es un lugar en el que me sienta cómodo. Para mí es una mezcla de dos cosas: que no aporta nada y que no lo hago especialmente bien. Evidentemente hay algo donde me siento más a gusto y es lo que estoy intetando desarrollar.

¿Hay alguna influencia que vos reconozcas por cuestiones literarias o no? Esto por lo de tu viejo y porque está la posibilidad de la negación… papá escribe y yo no leo… (risas)

Siempre me pegó mucho la literatura. No soy un gran lector en cuanto a volumen de cosas, pero me gusta mucho leer y siempre lo vinculé naturalmente con la música que hago. Siempre me gustó escribir algo pensando en personajes literarios o pensar en autores… hay un tema que grabamos con el Quinteto Urbano, “Librito Costantini” que hace alusión a un libro de Humberto Costantini, que es un escritor argentino con el que estaba fascinado. Y le dediqué un tema al libro que estaba leyendo en ese momento. Muchas cosas que escribí tuvieron relación con la literatura. En este último proyecto, Tren, siento que la literatura me ayudó a producir música. Paralelamente a las ganas de escribir música, había también una cierta dificultad acerca de qué hacer. Quería encontrar “algo”. Y no fue algo espontáneo, fue un trabajo. No sé bien por qué pero en mi caso se da de esa manera. Escribir música forma parte de algo que yo me propongo. Este año me ha pasado que escribí algunas canciones donde sí se dio de manera espontánea; pero tal vez por el tipo de música instrumental que quiero hacer, la espontaneidad no aparece como una posibilidad. Con algunas canciones apareció esa espontaneidad que me refrescó y me retrotajo a lo que escribía cuando tenía 8 años…

Cuando vos tenías 8 años, ¿escribías canciones?

Exactamente: letra y música. Muy “alla” Charly (García)…

Ahora sí llegamos a “Tren”. ¿El proyecto es el disco o hay algo más?

El proyecto es el disco. Componer para mí es una decisión; por eso salió un CD con las características que salió. Es conceptual, donde uso los cuentos como una especie de guión interno de la música. Y no es que sea algo pretencioso, sino que esos textos han venido a salvarme, a ayudarme, a permitirme imaginar una música a través de lo literario para unir cosas que, si hubieran dependido exclusivamente de lo musical, iban a terminar cruzándoseme los cables. En cambio, un cuento que, por ejemplo, ocurre en Buenos Aires, donde hay determinados personajes con determinadas características y poniéndose en juego determinadas emociones… es como si estuviera musicalizando una película. Y me resultó más fácil. Así fue que aparecieron los escritores… para darme una mano.

Y todos de lengua hispana; ¿por qué?

Porque es lo que más leo. También leo en inglés porque disfruto mucho de la lectura en el idioma original. Y sólo puedo hacerlo con dos idiomas. He leído algunas traducciones y lo que se pierde es mucho, muchísimo. Hay algo de la escritura en castellano, y particularmente en la Argentina, una forma, una temática, una manera, que es muy del lugar. Son cuentos, los elegidos, de los años ’50, más o menos; porque también necesitaba ubicarme temporal y espacialmente. Y no sabés lo que me ayudó para poder encontrarle un sentido a la música. Como si fuera una película. Por eso te digo que el proyecto es el disco. Además, yendo a una realidad más prosaica, sostener un grupo de estas características es prácticamente imposible.

Los dos cuartetos más los invitados…

Y los invitados te los regalo… (risas). El doble cuarteto es…

Hasta un cuarteto solo es complicado, ¿no?

Claro… pero además se trata de músicos de primera, que tocan mucho, viajan, de estilos distintos… congeniar todo para un ensayo… se acerca al delirio. Ya hemos tocado en vivo y lo seguiremos haciendo hasta fin de año, pero no puedo aspirar a una continuidad. Se me ocurrió en un momento armar algo reducido pero luego lo desechamos. Lo presentamos como corresponde y con la gente que corresponde, lo cual nos lleva a que estemos condenados a tocar poco. Pero contento porque, pese a las dificultades, se pudo concretar, se pudo presentar.

Hubo un subsidio para el disco, ¿no?

Sí… aunque ahora, con Macri, parece que las cosas se han puesto más difíciles. Y eso que, generalmente, lo que te dan es simbólico. A mí me vino bárbaro porque me metí en un compromiso conmigo mismo y con el Gobierno de la Ciudad de que tenía que hacer un disco.

¿Trabajás mejor bajo presión?

Absolutamente; te diría que es mi única manera de trabajar. Soy muy enroscado, muy vueltero, obsesivo…

O enfermo, me dicen… (risas)

Otra interesante lectura (más risas). Siempre tengo la fantasía de concretar un proyecto liviano y no puedo hacerlo…como si tuviera que complicármela un poco porque si no… parece que no sirve. Soy bastante sufridor; y es una desgracia reconocer que ésta es la naturaleza de uno, pero… igualmente, por supuesto, tengo mis momentos de disfrute… pero duran poco (risas); generalmente me la complico bastante.

¿Hiciste música para películas?

Una sola, que no tuvo mucho éxito, se llama “Chúmbale”. Pero la verdad es que me encantaría. Lo que sí he hecho bastante es música para teatro. Hace poco se estrenó “Cremona”, en el Teatro Cervantes y antes hice “El diario de Ana Frank”. Son cosas que tienen que ver más con la escritura y me gustan mucho.

¿Vos das clases?

Doy clases.

¿Qué creés que le das al alumno?

¡Qué pregunta! (Piensa) No sé… porque con esto de querer corrrerme del lugar de pianista de jazz, mis clases… leí un libro que me partió la cabeza, “El maestro ignorante”, de Jacques Rancière, del que hice una adaptación para mi vida. Como bien dice el título del libro, uno puede enseñar lo que no sabe. Diferencia al maestro explicador del emancipador. Uno te da las herramientas mínimas para que el alumno se desarrolle; el otro se interpone anulando muchas veces las capacidades del alumno. Y yo prefiero dar ese tipo de clases en las que, sin importar los conocimientos o los niveles, se arme un proyecto de trabajo que se basa en la aspiración de la persona que viene. Yo tengo herramientas que las voy dosificando en cantidades mínimamente indispensables. Lo que propongo es un espacio de trabajo y, si bien no me lo imagino en un ámbito institucional, es una manera que disfruto y en la que tengo algo para aportar.

Además ya vi que mucho apego a las instituciones que digamos… no tenés…

No… definitivamente no… La verdad que encontré un eje de laburo que me encanta y con el que, por suerte, me gano la vida. Fue una vuelta de tuerca muy importante. Así es que tengo gente que quiere escribir arreglos de tango, que hace canciones, que toca el bandoneón… y la metodología básica, en esencia, es la misma. Pero a su vez cada caso es único.

¿Vos sufriste la época de la dictadura?

No tengo recuerdos traumáticos. Respiraba un aire raro, pero incluso mi viejo se quedó a laburar acá y pudo laburar ejerciendo la autocensura buscando las palabritas que los militares no entendían… que eran muchas…

Volviendo a “Tren”, ¿hay algún hilo conductor?

(Piensa) No sé si de una manera estricta pero sí en función de los cuentos que elegí; la mayoría son de escritores argentinos con ciertos elementos de literatura fantástica. Autores como Macedonio (Fernández) Cortázar, el uruguayo Filisberto Hernández… son cuentos que tienen una cosa cotidiana que en algún momento se viran. Yo los elegí, básicamente, porque son cuentos en los que encontré cierta consonancia con lo que estaba componiendo. Por ejemplo… yo tenía un boceto del tema “Ómnibus” y leyendo, leyendo, encontré que había una afinidad con el texto de Cortázar que, a su vez, me daba un plan, un mapa formal acerca de qué hacer con ese boceto. Por supuesto que elegí diferentes maneras de interactuar con los textos. En este caso puntual me centré en una escena. En un momento fantaseé con ni siquiera declarar los textos en los que me basé; si era una lectura mía… algo íntimo… pero me pareció deshonesto hacer uso y abuso de la fuente y no declararlo. Por otro lado, pensé también que puede ser un ejercicio interesante para alguien: que lea el cuento mientras escucha la música. Lo cierto es que me subí a esos cuentos para poder escribir música.

Hay un sketch de Les Luthiers que se llama “Quien conociera a María, amaría a María” donde, en lugar de una imagen acompañada por música, ofrecían una canción representada por escenas. Vos me decís que ves en tu música “fragmentos cinematográficos”, ¿pensás que algún obsesivo pueda decir “yo hago un corto con esto”? ¿Lo ves factible?

Sí… es más, ya me lo han pedido para bailar o representar alguna escena. Tal vez por aquel amor a la música cinematográfica de la que te hablaba, tiene algo medio cinematográfico.

Supongamos que se trata de una película filmada en capítulos, ¿qué tipo de película sería el CD?

(Piensa) Calculo que una con variaciones, porque me preocupé de que la paleta fuera amplia. No centrarme en un solo carácter, algo que me obsesiona bastante y por eso lo relaciono con el teatro o el cine, que tiene que ver con el carácter de lo que estás viendo. Por supuesto que acá tenés que imaginarte la película, pero pensé mucho en eso. Te diría que es una de las cosas que más me desvelaron. Más aún que hacerme el jazzero o el tanguero o lo que fuere. Los géneros me sirvieron como plataforma pero no reflexioné mucho acerca de eso. Sí reflexioné bastante acerca de cómo hilar la música (y ahí entran en juego los cuentos) para que la paleta musical sea variada…

Que haya algo así como una variedad homogénica.

Sí… tal cual… eso se refleja también en la música que escucho: me gusta la variedad, la sorpresa, la disfruto mucho. Imagino que el potencial oyente del disco también puede disfrutarlo.

Pero todavía no me dijiste qué tipo de película sería “Tren”

Variada, te dije… Una película… (piensa) no sé…

Yo pensé que me ibas a decir un policial negro de los ’50

(Carcajadas) No… nada que ver… Sí hay algo que tiene un género como el tango a lo que, de verdad, me quiero acercar un poco más. Al tango me quiero acercar un poco más. ¿Y sabés por qué te digo todo esto? Porque el disco me ha permitido, de alguna manera, zafarme de los géneros. Pero la verdad que, en el capítulo dos, me encantaría acercarme tal vez de una manera elíptica y en la que, probablemente, el único que se dé cuenta sea yo… Pero hay algo en “Tren”, en su homogeneidad heterogénea, que lo hace un poco disperso. Esto lo veo ahora a cierta distancia. Es la crítica que me permito hacerle al disco, sobre todo a la hora de mirar hacia adelante.

Pero esperá un poco porque primero hay que venderlo… (risas)

Por eso… esta parte no va, ¿no? (risas)

Antes te pregunté qué creías que le aportabas a un alumno; ahora te pregunto qué creés que aporta “Tren” a quien lo escucha.

Espero que cierto placer. Que le resulte agradable meterse en este viaje.

Te digo que, sin pretenderlo, tal vez estés logrando que la gente vaya aún más allá y que se empiece a preguntar quién es este tal Macedonio…

Bueno… en una de las presentaciones se me ocurrió leer cual maestro alguno de los textos (risas). Y se armó un clima bárbaro. La verdad que no reflexiono mucho sobre eso pero es cierto que se trata de autores tremendos y los cuentos son hermosos.

¿Qué es lo que vos creés que le podés aportar a la sociedad argentina y, por qué no, internacional (risas)?

Uhhhh… qué sé yo…ni idea… (risas)

¿Te interesa aportar algo?

Y, desde la vanidad, por supuesto que sí. Por otro lado, cuando pienso mucho en eso, no hago nada. Así que trato de espantar los fantasmas y centrarme en si va un “do” o un “re”. Ahora que lo decís tengo que reconocer que sí, que hay una intención tal vez oculta y en la que prefiero no pensar mucho.

Ya terminando de verdad; supongamos que en este momento entra al bar un amigo que viene de Serbia y escucha parte de lo que estamos charlando. Y te dice, con el CD en la mano “todo muy bien, señor Schissi, pero deme tres buenas razones por las que tengo que comprar este disco”.

Sos malo Morales eh… (carcajadas). Que está hecho con amor (risas); que… ¿sos serbio? ¡llevate un producto argentino… original! (más risas); y la tercera… que quedó lindo.

Y además acá los discos son más baratos…(risas)

Ahí tenés… con bonus track y todo…

www.myspace.com/diegoschissi

Marcelo Morales

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