El Ojo Tuerto

The Bad Plus: No es bueno que el hombre esté solo

The Mint – Los Angeles (USA)
Viernes 6 de Marzo de 2009 – 20:30 hs.

La cultura binaria glorifica la existencia del número dos para revalidar una historia plena de antinomias. Desde el Bien y el Mal hasta el Sol y la Luna. El día y la noche, arriba y abajo, Caín y Abel, vivos y muertos, realidad y ficción, lindo y feo y Racing e Independiente, que viene a ser una síntesis de todo lo anterior.
Resulta innegable que el dos debe tener un significado sagrado. Pero… ¿qué hay mas allá del número dos? ¡Efectivamente! El tres.
En El Péndulo de Foucault, de Umberto Eco, uno de los personajes de la novela desarrolla una explicación cuerpo céntrica que le adjudica un carácter mágico a los números. Con referencia al tres, dice: “Tres es el más mágico de todos porque nuestro cuerpo lo ignora, no tenemos nada que sea tres cosas y debería ser un número misteriosísimo que atribuimos a Dios, dondequiera que vivamos”
El tres es el segundo número primo y el primer número primo impar.

Aclaremos que un número primo no es el hijo de un “número tío” sino que, para las matemáticas, se trata de un número natural que tiene exactamente dos divisores naturales distintos: él mismo y el 1.
Para localizar un punto en un plano se necesitan 3 puntos de referencias; y para sostenerse sin equilibrio se necesitan 3 puntos de apoyo. Tres son los colores primarios y tres fueron los ideales de la revolución francesa (libertad, igualdad, fraternidad). Según la doctrina cristiana Jesús fue crucificado entre dos ladrones y resucitó al tercer día y 3 es el símbolo de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Hay tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) y tres fueron los astronautas que llegaron por primera vez a La Luna.
Tres son los conceptos fundamentales en la teoría del psicoanálisis con la que Sigmund Freud intentó explicar el funcionamiento de la mente: el Yo, el Ello y el Súper Yo.
Tres fueron los integrantes de una de las series más famosas de todos los tiempos: Los Tres Chiflados. Aunque, coincidentemente, mi psicoanalista suele utilizar el término “Los Tres Chiflados” para referirse a mi Yo, mi Ello y mi Súper Yo.

Para encauzar definitivamente esta exposición, digamos que tres son los integrantes de The Bad Plus: el pianista Ethan Iverson, el contrabajista Reid Anderson y el baterista David King.
The Bad Plus es un proyecto cooperativo constituido en los albores del siglo XXI con un formato ortodoxo de piano, batería y contrabajo pero desde una perspectiva heterodoxa basada en el jazz y el pop en términos melódicos y en el rock y el pop en sentido rítmico. Su propuesta enlaza composiciones originales con una refrescante revisión de clásicos provenientes del rock, la música disco, el pop y la música clásica contemporánea. Aun con altibajos, su discografía ofrece momentos notables que justifican por sí solos la presencia de la banda como fuente regenerativa del concepto de jazz. Su particular uso del humor, la ironía, la irreverencia y la provocación como medio expresivo, pese a generar detractores y fanáticos en idénticas proporciones, les asegura un lugar de privilegio en la historia de la evolución de la célula madre del jazz moderno: el piano-trío. The Bad Plus ha sabido mantener un sonido cohesivo y una voz propia y original pese a abarcar composiciones de géneros diversos. Con similar autoridad y coherencia estilística, afrontaron el reto de reciclar obras de compositores tan opuestos como Ornette Coleman y David Bowie, Richard Rogers y Kurt Cobain, Stravinski y Burt Bucharach o clásicos de bandas tan disímiles como Queen y Black Sabbath, Rush y The Bee Gees o Nirvana y Tears for Fears.

En la historia de la música abundan ejemplos de artistas que abordaron diferentes géneros con similar propiedad. Uno de los modelos más llamativos es el ofrecido por el inolvidable Frederic Johannes Papalaqua. Su particular teoría expresaba que una misma composición con diferente título era suficiente para manifestar otro género musical. Así fue que compuso una vez; y en el resto de su vida artística, sólo se dedicó a crear títulos. Papalaqua, por ejemplo, utilizó la misma partitura para una obra comisionada por el Concilio Eucarístico de Santa Brígida y para una película porno, a las que tituló respectivamente: El Perpetuo Socorro de la Sagrada Pureza de la Virginidad y Bombeame duro, Satán.
Ajeno a todo esto, The Bad Plus llegó a la ciudad de Los Angeles como parte de la gira de presentación de su último álbum: For All I Care. Trabajo que marca un nuevo desafío en la trayectoria de la banda ya que es el primero en el que cuentan con una vocalista: la cantante de indie-rock Wendy Lewis.
El concierto ofrecido en The Mint tendría dos segmentos bien diferenciados; el primero exclusivamente instrumental y el segundo con la incorporación de la vocalista.
En ambos, como ya es costumbre en The Bad Plus, alternando versiones de temas incluidos en álbumes previos y varios inéditos.

La apertura es con una paradójica relectura de Variation d’ Apollon, composición de Igor Stravinski que da inicio al segundo acto de su ballet Apollon Musagete. Los personajes de la obra son Apolo y (¡oh coincidencia!) tres musas, Calíope la musa de la poesía, Polimnia la musa de la retorica y Terpsícore la musa de la danza. La necesidad de reducir a formato de trío una obra pensada para una instrumentación de 34 cuerdas no debe haber sido tarea sencilla; y tampoco atenerse al carácter histórico de la obra y conservar la referencia al mito de Apolo y las musas. Así fue que The Bad Plus introdujo algunas pequeñas modificaciones: cambió los ocho violines del original por un piano, redujo los cuatro contrabajos a uno solo, cambió las seis violas y los ocho violonchelos por una batería y, para mantener la coherencia histórica, mandó a las musas a volar en el Apolo III. El resto quedó intacto. Luego, un avasallante solo de batería empalma la composición de Stravinski con el intrincado inédito en ritmo de samba Who is he? Siguen con otro estreno, el tema de David King Gold Medal 1971. Una sombría estructura de marcha resuelta con un tenso fugato del que emerge el núcleo de la melodía sobre un impetuoso acorde en La Mayor. Eso sí, después de varios intentos de fuga con La menor que oscilaron entre el estupor y el estupro.

A continuación ofrecen una tremenda versión de Knows the Difference del álbum de 2005 Suspicious Activity? con impecables intervenciones de Iverson y King, un soberbio pasaje en solitario a cargo de Anderson y todo rematado en una coda demoledora. Para aquietar las aguas llega el inédito People Like You, una delicada balada que aprovechamos para reflexionar sobre lo sucedido en el tema anterior.
Ahora sobreviene la aguda e inspirada reconsideración de Fem’ (Etude No. 8), obra perteneciente a Etudes pour Piano cuya autoría corresponde a uno de los grandes compositores de música clásica del siglo XX: Georgy Ligety
Las novedades se prolongan con Old Money, tema que está llamado a convertirse en otro clásico del reportorio de The Bad Plus. Una poderosa yuxtaposición de libre improvisación y rock que propicia brillantes exposiciones de Iverson y King.
Del álbum For All I Care nos llega Semi-simple Variations. Tema del compositor estadounidense y pionero en la música serial y electrónica: Milton Byron Babbitt. El cierre del primer segmento del show será con una impardable entrega de Physical Cities del album Prog.

Tras un breve intermedio, la banda regresa junto a Wendy Lewis para brindarnos una surrealista versión de Lithium, canción del álbum Nevermind de 1992 perteneciente a uno de los principales estandartes de la música grunge: el grupo Nirvana. Lewis despeja toda duda al exponer una cuidada precisión en el fraseo evitando cubrir las notas más agudas para preservar la naturalidad de la emisión. Respetando el texto, atenta a las inflexiones, vocalizando con gran cuidado y apegada a la melodía, como si el acto de cantar fuese la extensión de una conversación.
Siguen con una respetuosa aproximación al hit de Wilco Radio Cure, que contiene la participación de Reid Anderson en coros y un extenso pasaje instrumental no incluido en la versión ofrecida en For All I Care. Ahora es el turno de una serie de temas cuyas respectivas aperturas propician el lucimiento solista. El aplastante solo de King en batería abre paso a uno de los momentos más logrados de la noche con la sobresaliente revisión del clásico de U2 New Year’s Day del álbum War. Un solo de piano a cargo de Iverson pleno de efectos armónicos y cromatismos, que parecen heredados de la tradición vienesa clásica, derivan en el tema de Yes de 1971 Long Distance Roundaround; y el expresivo solo en contrabajo de Anderson desemboca en el hit de The Bee Gees How Deep Is your Love, aquí en versión muy superior a la ofrendada en For All I Care. Otro de los momentos sobresalientes vendrá de la mano del cover de Comfortably Numb, tema de Pink Floyd que formara parte del álbum The Wall. Una ejemplar interacción entre la vocalista y los instrumentistas que, en términos de conceptos, acepta vecindad con el enfoque manifestado en el histórico álbum que asociara a la banda de John Coltrane con el cantante Johnny Hartman. El cierre del concierto será con una monumental adaptación del superhit de Heart: Barracuda.

Un excitado auditorio clama por otra dosis de alegría. La banda regresa para ofrecernos su cálida interpretación del tema de Neil Young Heart of Gold, con Reid Anderson haciéndose cargo (y muy bien) de la voz líder e incluyendo un inesperado cierre con los cuatro cantando a capella. Final simple, efectivo y conmovedor.
The Bad Plus, sin alterar la magia del número tres, supo agregarle a su prédica musical una voz, un toque femenino. Casi como si retomaran la esencia de la famosa cita bíblica: No es bueno que el hombre esté solo. Al menos, no por siempre.

Sergio Piccirilli

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