Festival Buenos Aires Jazz ’09: Segunda parte y de las buenas
Viernes 04
A la misma hora en que Roxana Amed desarrollaba La voz que recorre el jazz, en el Centro Cultural Recoleta se presentaba Sonic Mirror, un documental sobre Billy Cobham y su(s) experiencia(s) en Brasil dirigido por Mika Kaurismäki. En la Terraza del C.C. Recoleta, cuatro conciertos: la actuación de la Creole Jazz Band a las 18:00 hs. Una hora más tarde, Fats Fernández y Pablo Raposo. A las 20:00 hs., el turno de la cantante Sofía Rei Koutsovitis; y a las 21:00 hs., el Jorge Navarro Trío. En el Teatro Sarmiento, a las 20:00 hs., Jue’ Mandinga & Juan Canosa. Una hora más tarde, Delfina Oliver Cuarteto. Y a las 22:00 hs., Demogli – Motta – Giunta Trío.
A las 20:30 hs., en La Trastienda, Fernando Tarrés Noneto realizando un tributo a Ástor Piazzolla. En el mismo recinto, a las 23:30 hs., jam session con Gillespi & amigos.
En el Complejo Cultural 25 de Mayo, a las 21:00 hs., el Fred Hersch Trio +2 (Juan Cruz de Urquiza en trompeta y Ricardo Cavalli en saxos). Como número de apertura, el trío del saxofonista Carlos Lastra.
En el Café Vinilo se presentó el guitarrista Steve Cardenas con el Ensamble del Conservatorio Manuel de Falla a las 22:00 hs. Y a las 22:30 hs., pero en el Club Lounge, el cruce ente Cayo Iturralde y Ramiro Olaciregui (de la agrupación Pies en la Tierra, de Ecuador) con Richard Nant y Eloy Michelini (Argentina).
Sábado 05
A las 11:00 hs. hubo dos clínicas. Una de bajo, realizada por Matt Penman, llevada a cabo en el Club Lounge; y otra de batería, a cargo de Nasheet Waits, en el Café Vinilo. A las 13:00 hs., en la Sala Casacuberta del Teatro General San Martín, solo piano de Fred Hersch. A las 17:00 hs., en el Microcine del Centro Cultural Recoleta, se proyectó Imagine the Sound, filme de Ron Mann con la presencia en las pantallas de, entre otros, Cecil Taylor, Archie Shepp, Paul Bley, Bill Dixon y Kenny Werner. En el Espacio Living del Centro Cultural Recoleta y dentro del ciclo Músicos x Músicos, Fernando Tarrés y Pepi Taveira Quinteto. Y en la Terraza, varios conciertos: a las 18:00 hs., Machline & Herrera con Luis Cerávolo; una hora después, Small Jazz Band, de la provincia de Córdoba; a las 20:00 hs., el turno de Guillermo Vadalá Cuarteto y, a las 21:00 hs., la presentación de Pepi Taveira Quinteto con el percusionista Luis Agudo como invitado. El Teatro Sarmiento fue testigo de las presentaciones de Patricio Carpossi Quinteto (a las 20:00 hs.), Barbie Martínez Cuarteto (con Carlos Lastra y Ángel Sucheras como invitados) a las 21:00 hs. y el cuarteto Brote a las 2:00 hs.
En La Trastienda, a las 20:30 hs., se produjo la actuación de Diego Schissi, Ana Garat y Pilar Beamonte, quienes presentaron Tongos, canciones y líquidos, feliz encuentro entre música y danza. En el mismo lugar, pero a las 23:30 hs., nuevamente jam session con Gillespi y amigos.
A las 22:00, en el Café Vinilo, la presentación del guitarrista Steve Cardenas con el Ensamble del Conservatorio Manuel de Falla. Y a las 22:30 hs., en el Club Lounge, el encuentro entre Alex Corezzi (de Brasil), Jerónimo Carmona, Carto Brandán y Rodrigo Agudelo.
Nosotros nos apersonamos en el Complejo Cultural 25 de Mayo, atraídos por lo desconocido.
En primer lugar se presentó el quinteto ecuatoriano Pies en la tierra, conformado por Cayo Iturralde (en bajo eléctrico de 6 cuerdas), Raimon Rovira (piano), José Germán (batería), Carlos Albán (marimba y cajón) y Ramiro Olaciregui (guitarra).
Todos los integrantes gozan de un currículum portentoso lo que a priori, si bien no asegura nada, calma un poco los nervios. La propuesta del quinteto es una suerte de fusión entre el jazz y ritmos folclóricos ecuatorianos y latinoamericanos. Los dos primeros temas fueron similares en cuanto a su desarrollo: comenzaron con el bajista en soledad, Albán que pasa de la marimba al cajón, solo de guitarra, solo de piano, retorno al vibráfono, vuelta al inicio y final.
En Fiesta ya podemos ir haciéndonos a la idea de que la propuesta de Pies en la tierra (bien tocada, con músicos correctos y entusiastas) dista de ser novedosa, contiene peligrosos clichés que le restan interés y una excesiva pulcritud.
Para los últimos tres composiciones se suma el saxofonista y clarinetista argentino Ricardo Cavalli quien, se sabe, ni proponiéndoselo puede tocar mal. Y la diferencia en el discurso musical es decididamente notoria.
Luego de una hora de actuación, no dudamos de la honradez de la propuesta del grupo ecuatoriano; pero ha quedado claramente de manifiesto que a Pies en la tierra le falta un poco (bastante) de vuelo.
Luego de un breve paréntesis (no más de diez minutos) llegó el turno de Carme Canela y Grupo.
Se dice que la catalana Carme Canela posee una de las voces más reconocidas en el ámbito del jazz español. Con cinco álbumes grabados como solista y con una treintena de participaciones, Canela ha colaborado con gente de verdadero fuste: Bruce Barth, Horacio Fumero, Guillermo Klein, Kurt Rosenwinkel, Perico Sambeat, Carles Benavent, etc. Los músicos que la acompañarían invitaban a la ilusión: David Xirgu en batería, Matías Méndez en bajo eléctrico, Guillermo Klein en piano, el bilbaíno Gorka Benítez en saxos y flauta y, como invitado, el guitarrista Ben Monder.
La cantante ofreció, en los 65 minutos que duró su actuación, un recorrido por la poesía de Gioconda Belli, poetisa nicaragüense nacida en 1948, miembro del Frente Sandinista, exiliada en México y Costa Rica, publicó su primer libro en 1972, obtuvo varios premios y menciones, ha sido traducida a más de catorce idiomas y es miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua.
Carme Canela y Grupo interpretó once temas. El inicio, con Paisaje lunar, fue potente y con la banda en buen estado de salud y conservación. Siguió una balada, Retorno, que contó con un solo de Gorka Benítez que orilló el término “meloso”. Es larga la tarde empieza a preocuparme; y Sótanos de la mujer, un tema melódico y con un saxo que mejor no detallar, hace que empiece a sentir no solamente que esto no es jazz, sino que la asimilación entró en estado de complicación.
Amor insurrecto cuenta con música de Klein y se nota. Benítez recurre aquí a la flauta; en su solo, Canela danza. Empiezo a preguntarme si es la cantante apropiada para esta propuesta.
Prosigue la denominada “Trilogía del sueño”. La primera parte, Es hora de penetrar el sueño, me suena remanida y cursi; la segunda, Te veo dormir, decididamente pop; el segmento final, Textura de sueño, es de lo más logrado de la noche, con un clima lúgubre que esta vez sí está acorde con la letra: “No he visto el día más que a través de tu ausencia, de tu ausencia redonda que envuelve mi paso agitado, mi respiración de mujer sola“.
Mi amor, sólo vos, con su espíritu festivo, incluye un buen y veloz solo de Ben Monder en guitarra. Cierto… estaba ahí… y permanece en la exquisita intro de Sencillos deseos, cuyo interés decae cuando se acopla el resto de la banda. El cierre es con Inactividad, con un buen final.
Carme Canela se presentó por primera vez en Buenos Aires acompañada por músicos de excepción (la mayoría); pero cuesta entender por qué fue incluida en la programación de un Festival de Jazz cuando, aparentemente y de acuerdo a lo percibido, la propuesta tiene muchos puntos de contacto con el pop y la música melódica. De nuevo me pregunto si todo poema puede musicalizarse y si Canela no estará forzándose a formar parte de un estilo en el que no se la ha notado particularmente desenvuelta. En síntesis, una noche que nos proporcionó la posibilidad de descubrir a artistas que desconocíamos pero cuyos aportes han quedado lejos de las expectativas que teníamos a priori.