Sebastián Zanetto
Más de una vez hemos comentado que nos cuesta y bastante encontrar, más aún en el ambiente musical argentino, propuestas o artistas que intenten desandar caminos poco transitados. Pero a veces nos sorprendemos. Y en algunas ocasiones, para bien. O muy bien.
Éste es el caso del pianista, compositor y arreglador Sebastián Zanetto, nacido en marzo de 1976 y que luego de tomar lecciones de piano desde temprana edad en forma particular, ingresó al SADEM -Sindicato Argentino de Músicos- en 1995 (donde estudió piano, armonía y lenguaje musical) y posteriormente al Conservatorio de Avellaneda. Pero no se quedó allí. Con Nora Sarmoria profundizó en los ritmos sudamericanos; con Marcelo Katz, composición; con Lilian Saba, el desarrollo del piano en el folclore; y con Edgardo Beilin, piano jazz e improvisación.
Su carrera artística comenzó en 1999 en el grupo de la cantante peruana Mayra Ibarra; paralelamente participa del cuarteto Magoya (fusión rioplatense y candombe). Entre 2000 y 2002 acompaña a la cantante Lorena Astudillo y se convierte en el pianista de la big band Big Mongue. En el período 2002 – 2004 conforma, junto a Luciano Alonso, el dúo Todo x 2 Pianos. En 2003 conforma el Sebastián Zanetto Grupo, donde presenta sus propias composiciones en formatos que van del dúo al septeto. En diciembre del mismo año edita su primer álbum, Chapuzón, Argentinian Musik. Es invitado a presentar dicho material en el ciclo Música por la Identidad (2004) y en el Festival Jazz Plaza en La Habana, Cuba (2005).
En 2007 realiza actuaciones (en forma paralela a su grupo) con el guitarrista Pablo Etcheverry. Luego de un 2009 donde realizó varias presentaciones en solo piano, al año siguiente forma parte (junto con Pablo Hildebrandt y Julián Mezzano) del proyecto Cuartoscuro – Ciclo de Improvisaciones en Teatro Ciego.
En la actualidad lidera su propio sexteto con el que recientemente editara su segundo CD titulado Tocado por el fuego mientras realiza, también, actuaciones en dúo con Federico Estévez presentando Círculo para agua.
Zanetto ha compuesto música para cine, teatro y TV; varios de estos proyectos han recibido galardones como el Premio Fund TV 2008 (Deporte argentino, con dirección de Sebastián Mignona), Mejor documental sobre derechos Humanos en el IX Festival Nacional de Cine y Video Documental por Operativo Independencia y el Premio Fund TV 2010 por Mundiales.
Tocado por el fuego fue registrado los días 16 y 17 de abril de 2011 y editado en forma independiente. El álbum contiene doce composiciones de Sebastián Zanetto, quien también se hizo cargo de los arreglos y la producción, además de interpretar piano y melódica. Lo acompañaron Julián Solarz (percusión), Julián Arón (contrabajo), Guillermina Díaz (clarón), Alejandra Yuhjtman (clarinete) y Patricio Bottcher (flauta traversa y saxo soprano), además de contar con varios invitados como Martín Pantyrer, Leandro Ragusa, Pablo Hildebrandt, entre otros.
La atractiva propuesta de Zanetto contiene un variado abanico de estilos como jazz, tango, folclore argentino y latinoamericano, clásica contemporánea y libre improvisación. Rico en sonoridades y texturas, homogéneo a pesar de su aparente heterogeneidad, Tocado por el fuego es una invitación y una buena oportunidad de acercarse a la música de un artista más que interesante que, además, participó con enorme generosidad de esta querida sección.
Las próximas actuaciones del pianista tendrán lugar el sábado 3 y el viernes 16 de septiembre en Vicente El Absurdo (Julián Álvarez 1886, Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
“Voy a escribir sobre discos o músicas que me marcaron, que me produjeron cambios”:
1 – Chico Buarque / Milton Nascimento – O que será (de Doña Flor y sus dos maridos)
Edad: 6 ó 7 años – hasta ahí lo único que había escuchado eran tangos, milongas que me cantaba mi abuela o cosas de la radio que escuchaban, mucho Rapidísimo por las mañanas con Héctor Larrea–.
O que será fue el primer casete que entró a mi casa; se lo habían grabado a mi vieja y se la pasaba todo el día escuchándolo y, por ende, mi hermana y yo también. En esa época, mi vieja estudiaba pintura y se juntaba con amigas a matear y pintar cuadros; mientras, sonaba Chico. Llegó un punto en que empezó solamente a sonar ese tema todo el tiempo; mi vieja era muy fanática, como yo, y me acuerdo que lo escuchamos tantas veces que terminamos enganchando la cinta. Chico Buarque, junto con Mercedes Sosa y Milton, formaron parte de lo que mamé desde muy chico.
2 – Elton John – Goodbye Yellow Brick Road
Ya de adolescente, trece años –había vuelto de vivir en Corrientes con mi familia donde lo que sonaba era sólo chamamé, chamamé, chamamé, me encanta el chamamé, pero… hasta ahí, un bajón total, ahí empecé a elegir y lo que me llegó a la mano -no recuerdo cómo ni cuándo- fue un disco de Elton John, Sleeping With the Past. Empecé yo a desarrollar mi propio fanatismo y a escuchar muchos discos de Elton; con él me di cuenta que quería tocar el piano, hacía que mis abuelas me hicieran ropa para parecerme, quería plataformas, anteojos raros… y me llegó Goodbye Yellow Brick Road, para mí uno de sus mejores discos. Cuando escuché la intro de Bennie and the Jets flasheé mal mal mal, me prendí fuego, empecé a querer tocar como loco; y desde ahí comprendí que yo quería hacer música que me hiciera mover.
3 – Hermeto Pascoal – So Náo Toca Quem Náo Quer
Ya con veinte, veintiún años, el mismo entorno de amigos y conocidos en el que por suerte me empecé a sumergir, me trajo a Hermeto. Ya de adolescente había escuchado un disco suyo de solo piano; pero ahora, con unos pirulos más, escuché este disco y supe verdaderamente que era la música que quería para mí. Hermeto fue la puerta hacia muchas imágenes, hacia muchos lugares que me eran desconocidos, hacia la selva, hacia el sol, hacia la libertad, hacia los pájaros, hacia el aire… ahí empecé a volar. Escuché Ilha das gaviotas y creo que sentí una de las sensaciones más preciosas y genuinas de toda mi vida; entendí cosas sobre la entrega, sobre la apertura, sobre lo hermoso que es vivir, sobre la inmensidad y sobre la intensidad de decir lo que se quiere y lo que se puede, sólo para dejarle a otros espejos donde mirarse.
4 – Pescado Rabioso – Artaud
Veintitrés, veinticuatro. En realidad, desde chico, además de los tanguitos y esas cosas que silbaba mi abuelo o cantaba mi abuela, en el fondo de la casa de ellos, mi tío, fanático de Spinetta (mi vida gira en torno a los fanatismos, que quede claro) escuchaba mucho Pescado Rabioso, Invisible, Almendra… y a mí algo de eso me llegaba; pero se ve que no era el momento. Ya viviendo solo, solito (creo que con un amigo, Gonza), empezamos a escuchar a Pescado, Poseído del alba, y cuando me topé con Artaud la palabra me pudo mucho más por primera vez que el sonido. Antes de esto no había escuchado letras ni poesía en la música, no les había prestado atención.
5 – Olivier Messiaen – Cuarteto del fin de los tiempos
No recuerdo cómo llegó, supongo que por la misma búsqueda de otras sonoridades, de otras formas de composición, de otros lenguajes. Lo que me flasheó de esta pieza, luego de haberla escuchado y escuchado mil veces en soledad, fue el saber que la compuso estando en un campo de concentración, preso, y teniendo de compañeros a un clarinetista, un violinista y un cellista; la compuso para tocarla con ellos, me parece muy alucinante este tipo de poder que tiene el ser humano, construir no importa con qué ni con quién, construir sólo por el amor y la necesidad de decir. Altamente recomendable.
El + 1:
Sebastián Zanetto – Tocado por el fuego
Si tengo que elegir algún proyecto o disco en donde estuve involucrado, no puedo más que hablar de lo que estoy haciendo ahora mismo, de lo que estoy impregnado ahora mismo, mi segundo disco, que es el resultado y la continuación de algo que intenta manifestarse desde Chapuzón, el primero, y que creo empieza a cerrarse un poco sobre sí mismo, empiezo a escuchar algo de un lenguaje en el que me reencuentro un poco más, puedo empezar a verme.
Aquí acentúo lo grupal desde lo humano mismo, el encuentro para hacer música; y desde lo sonoro, es la consecuencia de empezar a buscar por un lado y terminar en otro completamente distinto, ya que quería hacer un disco para cuerdas, percusión y piano; y por las vueltas de la vida terminé con una formación llena de vientos, cosa a la que empecé a acostumbrarme. Un disco que busca salir y expandirse como el fuego mismo hacia el mundo entero. En Chapuzón entraba al agua; en Tocado por el fuego busco salir.
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