Estamos Ensemble: Jimpani Kustakwa Ka Jankwariteecherï
Disco 1: Edeghoyeneegheleedenee, The Dead Angels, Little Steps, Improvisation On Through the Borderline and What Lichita Found There, Estamos porque somos, Disborder Control Desborde, Hoppin’ John
Disco 2: 180 Points Of Light, 4.5 Billion Years Before, 158 Years Since, Olas, sobre las olas, 4’33” Of Silence at the Nogales Border, Enemies Of the Soul, May I Have My Relleno Now?, Itsula), Stirring Awake
Músicos:
Theresa Wong: cello, voz
Emilio Tamez: percusión
Marko Novachcoff: instrumentos de viento
Alexander Bruck: viola
Ava Mendoza: guitarra
Julián Martínez Vázquez: violín
Vinny Golia: instrumentos de viento
Carmina Escobar: voz, electrónicos
Kjell Nordeson: batería, percusión
Thollem McDonas: piano, dirección artística
Sello y año: Edgetone Records, 2011
Calificación: A la marosca
Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes (Isaac Newton)
El Estamos Ensemble es uno de los proyectos colectivos más ambiciosos, complejos e integrador de estéticas y culturas que ha dado la música creativa en los últimos tiempos. La médula conceptual de este conjunto -que involucra a prestigiosos músicos, compositores e improvisadores de México y Estados Unidos bajo el liderazgo del pianista Thollem McDonas– es fomentar la convergencia, comunicación y colaboración entre artistas de ambos países, encontrando en su implícita diversidad un discurso común y unificador que sirva para estrechar lazos culturales, comunitarios, educativos o puramente artísticos a uno y otro lado de la frontera.
Tanto la denominación del ensamble como el título del álbum nos ofrecen pistas y certezas del espíritu que anida en este proyecto. La utilización del verbo “estamos” alude aquí a cierta inestabilidad en la permanencia de los músicos intervinientes debido a su carácter rotativo; pero también actúa a modo de metáfora del –cada día más difuso- sentimiento de pertenencia colectiva experimentado en el mundo moderno a causa de los masivos flujos migratorios y la globalización económica. Por su parte el –para la mayoría de nosotros- impronunciable título del disco oficia como puente imaginario entre el ser urbano y el campesinado, entre lo atávico y lo contemporáneo; ya que Jimpani Kustakwa Ka Jankwariteecherï es una traducción directa de la frase “composiciones e improvisaciones” en idioma purépecha. (*)
(*) Lengua indígena perteneciente al grupo étnico del mismo nombre que se habla principalmente en las comunidades rurales ubicadas en la parte occidental y central del estado mexicano de Michoacan.
La loable intención humanista e innegable motivación al acercamiento fraterno multicultural que impulsa este emprendimiento colectivo, además de sus implícitas virtudes conceptuales, también deja al descubierto una cruel realidad en la que se entrecruzan la búsqueda del migrante por conseguir en otro país lo que no tiene en el propio con la brutalidad que implican el desarraigo, la separación familiar, los odios raciales, el tráfico de personas, el permanente avasallamiento de los derechos humanos esenciales y la incapacidad de los gobiernos para adoptar medidas tendientes a solucionar una situación que, en ciertos lugares del planeta, parece haber alcanzado la dimensión de catástrofe humanitaria.
El complejo mundo de las migraciones ha estado presente en toda la historia de la humanidad; pero en las últimas décadas ese fenómeno no sólo se multiplicó dramáticamente sino que además –debido a la velocidad de traslado, comunicación e intercambio existentes en la sociedad actual- adquirió características hasta hace poco inimaginables e impensadas. Está claro que los flujos migratorios no se circunscriben a una lógica puramente económica debido a que también actúan al influjo de –como señala Antonio Aja Díaz en su libro Al Cruzar la Frontera– “los lazos de hegemonía y desequilibrio estructural de sociedades periféricas como resultado de influencias que tienen antecedentes en el colonialismo y neocolonialismo, con sus múltiples tipos de dependencia y subordinación económica y política”. No obstante, el creciente aumento en la desigualdad de los flujos de bienes y capitales entre los países ricos y los pobres, ha profundizado la fractura social derivada de la falta de empleos e incrementó la necesidad de emigrar en busca de trabajo. Incluso, la lógica de ese proceso parece tener un carácter irreversible por cuanto –según afirma Peter Stalker en el libro Trabajadores sin fronteras: El Impacto de la globalización en la Migración Internacional- siempre se debe considerar que “en un mundo de ganadores y perdedores, los perdedores no desaparecen; simplemente buscan un lugar donde ir”.
La complejidad del conflicto, con sus distorsiones provocadas por presiones políticas y económicas que alientan a que las comunidades receptoras se tornen cada vez más reacias a la llegada de nuevos inmigrantes, hace que resulte imposible elaborar desde esta tribuna una solución al problema e impide que nos atribuyamos la facultad de indicar el camino más apropiado. A pesar de esa dificultad no veo obstáculo alguno para asegurar que las soluciones deben estar mucho más cerca de las intenciones de un proyecto como Estamos Ensamble que en la pretensión de frenar los flujos migratorios construyendo un monumento al odio y la estupidez humana como el muro fronterizo que levantó, entre México y Estados Unidos,la administración Bush.
El álbum abre con Edeghoyeneegheleedenee (título en dialecto Denaakke de Koyukon, Alaska que significa “cuida de ti mismo, cuídate”), una improvisación a dúo entre el cello de Theresa Wong, los electrónicos de Carmen Escobar y las voces de ambas.
La composición de Nels Cline The Dead Angels es una experimentación transversal de música y poesía inspirada libremente en la obra simbolista del poeta Rafael Alberti. Una pieza de misterioso temperamento minimalista que integra, en un mismo plano sonoro, los conceptos de composición e improvisación con las diferentes sensibilidades de los miembros del ensamble. En Little Steps – pieza perteneciente a la compositora mexicana Ana Lara- hallamos una oblicua aproximación al clásico de John Coltrane Giant Steps, en donde se conjugan los códigos inherentes a las nociones de composición abierta con la experiencia acumulada por su autora en el campo de la música camerística de vanguardia. El opresivo clima del tema de Jorge Torres Sáenz (inspirado en textos de la poetisa mexicana Roció Cerón y del filósofo José Luis Barrios) Improvisation on Through the Borderline and What Lichita Found There se funda en la sombría apreciación de que las culturas mexicana y estadounidense están más lejos de su utópica reconciliación que de una renovación de los síntomas de racismo.
Luego del dúo improvisado en percusión entre Emilio Tamez y Kjell Nordeson, llega un tema de Juan Felipe Walter titulado Disborder Control Desborde cuyo carácter abstracto -basado en la idea de composición para improvisadores – evoca la paradoja de los controles fronterizos como medio para frenar el flujo migratorio.
Hoppin’ John es una delicada pieza (perteneciente a la notable cellista y compositora Joan Jeanrenaud) de marcado tono camerístico distribuida en tres módulos armónicos sobre los cuales interactúan libremente los diferentes instrumentos solistas.
Al intrincado y envolvente cruce de poesía e improvisación sobre textos y música del legendario compositor y contrabajista William Parker expuesto en 180 Points of Light, le suceden dos aquilatadas improvisaciones a dúo: 4.5 Billion Years Before y 158 Years Since. La primera de ellas entre el piano de Thollem McDonas y el saxo de Vinny Golia y la segunda con epicentro en las cuerdas de J. Vázquez y Alexander Bruck.
La inquietante exploración de Olas, sobre las olas –pieza aportada a este proyecto por la versada compositora Pauline Oliveros- rinde tributo, desde una perspectiva vanguardista, al vals Sobre las olas perteneciente al famoso músico mexicano José Juventino Rosas Cadenas. En tanto que el tono exploratorio y rupturista de 4’33 of Silence at the Nogales Border unifica los “silencios” contenidos en el inolvidable 4’33 de John Cage con los planos sonoros naturales registrados por el músico experimental Glen Wyant en la frontera entre Nogales, Arizona (USA) y Nogales, Sonora (México).
En la parte final del álbum sobrevienen el fuerte alegato creativo de la pieza de Vinny Golia Enemies of the Soul, May I Have My Relleno Now?, la improvisación a dúo entre la guitarra de Ava Mendoza y los vientos de Marko Novachcoff de Itsula (“decir juntos” en lengua cherokee) y los perspicaces vaivenes sonoros comprendidos en el tema de Thollem McDonas Stirring Awake.
El desafío enunciado en Jimpani Kustakwa Ka Jankwariteecherï -con sus sinuosas complejidades conceptuales y profundas aspiraciones estéticas- puede resultar de difícil acceso, demandar del oyente un compromiso auditivo extremo o representar un grado de dificultad casi tan inabordable y exigente como el conflicto fronterizo existente entre México y Estados Unidos. Sin embargo, mientras la realidad de ese conflicto nos dice que estamos ante un callejón sin salida, la propuesta de Estamos Ensemble parece alentar esperanzas, mostrándonos un camino posible.
Mucho más cerca de los puentes que de los muros. Mucho más humano.
La historia cuenta lo que sucedió, el arte lo que debía suceder (Aristóteles)
Sergio Piccirilli