Ingrid Laubrock: Contemporary Chaos Practices
Contemporary Chaos Practices (Part 1 & Part 2, Part 3, Part 4), Vogelfrei
Músicos:
Solistas
Ingrid Laubrock: saxo soprano, saxo tenor
Mary Halvorson: guitarra eléctrica
Nate Wooley: trompeta
Kris Davis: piano
Orquesta
Eric Wubbels: conductor 1
Taylor Ho Bynum: conductor 2
Greg Chudzik, Pat Swoboda: contrabajo
Nanci Belmont, Dana Jessen: fagot
Talia Dicker, Maria Hadge, Katinka Kleijn: cello
Joshua Rubin, Katie Schoepflin: clarinete, clarinete bajo
Bohdan Hilash: clarinete contrabajo, clarinete, clarinete bajo
Michel Gentile: flautas, piccolo
Zach Sheets: flauta, piccolo, flauta baja
Elizabeth Fleming, John Gattis: trompa
Christa Robinson: oboe
Katie Scheele: oboe, corno inglés
Tim Feeney, Clara Warnaar: percusión
Jacob Garchik, Mike Lormand: trombón
Gareth Flowers: trompeta, trompeta piccolo
Dan Peck: tuba
Dominic DeStefano, Hannah Levinson, Miranda Sielaff: viola
Sam Bardfeld, Maya Bennardo, Jean Cook, Erica Dicker, Mark Feldman (en “Vogelfrei”), Sarah Goldfeather (en “Contemporary Chaos Practices”), Megan Gould, Elena Moon Park, Mazz Swift: violín
Roland Burks, Tomas Cruz, Chris DiMeglio, Walker J Jackson, Amirtha Kidambi, Kyoko Kitamura, Emilie Lesbros, Kamala Sankaram: voces
Josh Sinton: clarinete contrabajo amplificado en “Vogelfrei”
Sello y año: Intakt Records, 2018
Calificación: A la marosca
El caos es la partitura en la que está escrita la realidad (Henry Miller)
En líneas generales, el concepto de caos refiere a la falta de orden, la desorganización o el desconcierto; es decir, que la esencia del término alude en forma directa a aquello que carece de estructura o de parámetros lógicos que permitan una disposición adecuada.
La aceptación de esos significados posibilitó que, en el uso cotidiano, la idea de caos tenga una valoración negativa o desfavorable. Sin embargo, desde una perspectiva más profunda y comprometida, podríamos ver que en el caos residen cualidades que han sido reconocidas desde inmemoriales saberes ancestrales hasta la avanzada del conocimiento científico.
La ausencia de orden en las cosas es una circunstancia que fascinó al ser humano desde el principio de los tiempos y, por ello, no debe sorprender que diversas culturas primitivas le adjudicaran al caos el estatus de divinidad o esbozaran algunas justificaciones mitológicas para tratar de explicarlo. De hecho, en relatos cosmogónicos griegos -como los fragmentos órficos, las Fábulas de Higino, la Teogonía de Hesíodo y Las Metamorfosis de Ovidio- se entendía por caos al estado primigenio del cosmos o bien era considerado la materia prima de la que emergió todo lo conocido.
La noción de caos ha sido motivo de estudio y aplicación en diferentes disciplinas científicas e incluso dio vida a una rama de las ciencias exactas –conocida popularmente con el nombre de Teoría del Caos- que trata sobre comportamientos impredecibles en sistemas dinámicos, planteando que el mundo no sigue un patrón fijo y previsible sino que se comporta de manera caótica o mediante procedimientos que dependen de circunstancias inciertas.
El común de la gente le teme al caos y por eso trata de refugiarse en una zona de confort en donde todo es previsible, cómodo y parece estar bajo control. En ese supuesto orden -que se ubica en las antípodas del caos- no es necesario crear, investigar o aceptar nuevos desafíos; allí es suficiente con repetir la ruta que conduce al sitio esperado sin sobresaltos y de acuerdo con lo previsto. Es por ello por lo que la creatividad nunca se consagra plenamente en el orden, sino en el caos implícito en toda acción que conlleve rebeldía, inconformismo, búsqueda de innovación o un intento por concretar grandes utopías.
En el fascinante Contemporary Chaos Practices – Two Works for Orchestra with Soloists, la nueva y ambiciosa propuesta de Ingrid Laubrock, la noción de caos –en el sentido más profundo del término– además de aparecer mencionada en el título del álbum ha sido un elemento que fundamentó e hizo germinar su concepción creativa.
La notable compositora, saxofonista e improvisadora alemana Ingrid Laubrock ocupa un lugar de privilegio en la vanguardia musical de nuestro tiempo. En su fecundo ideario estético asoma el quinteto Ingrid Laubrock’s Anti-House, formación que completan la guitarrista Mary Halvorson, el baterista Tom Rainey, la pianista Kris Davis y el contrabajista John Hébert, con el que edita los álbumes Anti-House de 2010, Strong Place en 2013 y Roulette of the Cradle de 2015. Además, lidera Ubatuba -proyecto cristalizado mediante el disco homónimo de 2015- en donde es acompañada por Tim Berne en saxo alto, Dan Peck en tuba, Ben Gerstein en trombón y Tom Rainey en batería y encabeza el septeto Serpentines (secundada por Peter Evans, Miya Masaoka, Craig Taborn, Sam Pluta, Dan Peck y Tyshawn Sorey) con el que publica el álbum del mismo nombre en 2016 y el Ingrid Laubrock Octet (materializado en Zürich Concert de 2014). También comparte créditos con Liam Noble y Tom Rainey en el trío Sleepthief (Sleepthief de 2008 y The Madness of Crowds de 2011) y trabaja a dúo junto al baterista Tom Rainey en And Other Desert Town de 2014, Buoyancy en 2016 y Utter de 2018.
A lo dicho se agregan sus participaciones en los colectivos Paradoxical Frog, LARK y Haste, la sociedad que integra con Cory Smythe y Stephan Crump plasmada en Planktonic Finales de 2017 (proyecto que tendrá su secuela en 2019 con el álbum Channels) y sus invaluables aportaciones como sesionista en las agrupaciones Kris Davis’ Capricorn Climber, Mary Halvorson Septet & Octet, Mike Reed’s Living By Lanterns, Tom Rainey Trio & Tom Rainey Obbligato, Lux Ex’ Assemblée, Nate Wooley’s Battle Pieces, Anthony Braxton’s Diamond Curtain Wall Quartet, Andrew Drury’s Content Provider, Kyoko Kitamura’s Tidepool Fauna y Perch, Hen Brock & Rain, entre otras.
Contemporary Chaos Practices – Two Works for Orchestra with Soloists ofrenda dos extensas obras con autoría de Ingrid Laubrock –Contemporary Chaos Practices y Vogelfrei– para orquesta (conducida por los eximios Eric Wubbels y Taylor Ho Bynum), cuatro solistas (Ingrid Laubrock en saxos tenor y soprano, Mary Halvorson en guitarra, Kris Davis en piano y Nate Wooley en trompeta) y ensamble vocal en donde se integran elementos espontáneos, improvisación libre y una gran parte de material rigurosamente escrito en el que se avizoran influencias de esenciales compositores de música clásica contemporánea como György Sandor Ligeti, Iannis Xenakis y Witold Roman Lutoslawski, entre otros.
La génesis de este ambicioso proyecto, el primero que realiza Laubrock con un ensamble de semejante tamaño y calibre, encuentra su origen en un seminario ofrecido por la compositora en 2012 en el Jazz Composers Orchestra Institute (Los Angeles, California) del cual surge una versión enteramente escrita de Vogelfrei interpretada por la American Composers Orchestra. Más tarde –a instancias de la Tri-Centric Foundation, entidad sin fines de lucro con dirección artística de Anthony Braxton– se recrea la pieza en el prestigioso Roulette de Brooklyn (Nueva York), incorporando una sección central para improvisadores. Producto de esa actuación en particular, Ingrid Laubrock resulta comisionada por el curador del Moers Festival de Alemania para componer una segunda obra –Contemporary Chaos Practices– que, finalmente, estrenará junto al EOS Chambers Orchestra en la edición 2017 de dicho festival.
Ese desafiante, aparentemente caótico e impredecible proceso creativo desarrollado entre 2012 y 2017, culminará con la grabación del álbum que motiva esta reseña: Contemporary Chaos Practices – Two Works for Orchestra with Soloists.
El disco abre con las tres partes en que se divide el subyugante relato instrumental contenido en Contemporary Chaos Practices. El primero de esos segmentos (Contempory Chaos Practices Part 1 & Part 2) dará inicio con un logrado contraste entre la imaginativa guitarra de Mary Halvorson y los portentosos arrestos orquestales que comandan los vientos. La pieza sigue su curso evolutivo a través de logrados cambios en las dinámicas y un sutil aprovechamiento de la paleta de sonidos para luego desembocar en sendos pasajes de improvisación colectiva desde donde emergerán, sucesivamente, la magnífica intervención solista de Ingrid Laubrock en saxo soprano y un autorizado uso de técnicas extendidas por parte de Nate Wooley en trompeta.
Contemporary Chaos Practices (Part 3) ofrece, primeramente, un paisaje sonoro de belleza pastoral que tiene a las cuerdas como protagonistas. Esa estructura germinal adopta en forma paulatina incrementos en su intensidad hasta resolverse por medio de un vórtice orquestal a gran escala.
La suite cierra con el temperamento litúrgico y la sobrecogedora atmósfera que destila el breve e impactante Contemporary Chaos Practices (Part 4).
El colofón del álbum llega con el majestuoso alegato ofrecido en Vogelfrei (el vocablo alemán “vogelfrei” significa “libre como un pájaro”, pero también se utiliza para denominar a los marginados o los que viven al margen de la ley).
En la etapa naciente de la composición, los instrumentos de cuerda se entrelazan y van acumulando tensión hasta el protagónico ingreso del piano de Kris Davis. La parte central de la pieza, tras los espectrales ornamentos entregados por el ensamble vocal, da lugar a un tenso segmento dictaminado por la aportación de los improvisadores que seguirá su curso hasta evaporarse en un ascético remate en violín.
Ingrid Laubrock, con el magnífico y excepcional Contemporary Chaos Practices – Two Works for Orchestra with Soloists, ha elaborado una propuesta estética de proporciones monumentales, ambiciosa y de incuestionable valor musical. Una utopía hecha realidad.
La utopía tan solo es lo que aún no se ha intentado (Théodore Monod)
Sergio Piccirilli