Cecilia Quinteros
La destacada cellista, improvisadora y compositora Cecilia Quinteros se ha constituido, por mérito propio, en una de las figuras más promisorias y representativas de la nueva música argentina.
En su fértil labor artística aparecen amalgamados un abordaje del instrumento que conjuga el estudio tradicional y la exploración e invención autodidacta con una activa presencia en las escenas de improvisación libre, noise, free jazz, arte sonoro y la interdisciplina.
Cecilia Quinteros formó parte de los grupos Schmürz, Lo de Martha, Corto Morales, Masmédula y The Radiata 5tet, entre otros. Además, compuso obras para cuarteto de cellos (estrenadas en ocasión del Festival Tsonami Buenos Aires 2009 y 2011) y también a favor del MEQ (Modern e Quartet), esta última estrenada en febrero de 2011 en el prestigioso Athens Concert Hall de la ciudad de Atenas, Grecia.
En 2013 viaja a Dinamarca invitada por los sellos discográficos ILK y Barefoot Records para presentarse en el Festival de Jazz de Copenhague y el Festival de Jazz de Aarhus. Luego fija residencia en ese país y participa durante más de un año en distintas formaciones de la vanguardia musical danesa.
Cecilia Quinteros se presenta en 2015 en el FIME (Festival internacional de música experimental de San Pablo, Brasil) con su propuesta solista Ruido² (donde plantea la invención y abordaje de un lenguaje que fusiona sonido y movimiento) y en 2017 interpreta en Buenos Aires War Nam Nihadam, una obra en solo cello especialmente escrita para ella por el compositor, saxofonista y activista israelí-sueco Dror Feiler. En 2018 gana el fondo Ibermúsicas, Ayudas a compositores para residencias artísticas, con el fin de crear la obra interdisciplinaria Dimensión Hibrida en sociedad con la bailarina, cantante y performer Ivonneth Rosero y el artista visual Pablo Rosero.
La fecunda producción discográfica de Cecilia Quinteros se encuentra documentada en los álbumes Híbrido de 2011 (dúo con el musico portugués Paulo Chagas en flauta, oboe y clarinete bajo), Música para el mundo libre (allí formando parte de Orkesta Sputnik, ensamble encabezado por Luis “Toto” Álvarez que completaron Florëncia Kurch en percusión electrificada, Alma Laprida en tromba marina, Sam Nacht en trombón, Javier Areal Vélez y Leandro Barzabal en guitarras, Sergio Merce y Luis Conde en saxos, Zelmar Garín en percusión y objetos y Grod Morel en electrónicos) y los trabajos -editados en 2012- Aurelia Aurita junto a The Radiata 5tet (con los músicos italianos Stefano Ferrian en saxo, Luca Pissavini en contrabajo, Claudio Milano en voz y Vito Emanuele Galante en trompeta) y Horla (a dúo con el guitarrista Luis “Toto” Álvarez).
Luego llegarán los discos dEFYing eRRorS de 2013 (en trío con el saxofonista Stefano Ferrian y el contrabajista Luca Pissavini) y Encuentro Ocasional de 2015, un dúo de cellos con el musico austriaco Arnold Noid Haberl.
En 2016 publica Rhabdoviridae (donde comparte créditos con Pablo Vázquez en contrabajo y Caro Thierhs en violín), Yas (en sociedad con el guitarrista Wenchi Lazo), Arde del trío Eriza (en compañía de Tatiana Castro Mejía en piano y Amanda Irarrázabal en contrabajo y voz) y La Corporación, álbum debut del trío homónimo cuya alineación incluye a Amanda Irarrázabal en contrabajo y Cecilia López en sintetizador.
Al año siguiente se producirán los lanzamientos de Hiken (a dúo con el pianista Alex Elgier), Haití (trío junto a Sergio Merce en saxo tenor y Marcelo von Schultz en batería más la participación como invitado de Christoph Gallio en saxos alto y soprano) y Rerum Novarum, la segunda entrega discográfica del trío La Corporación.
A lo mencionado se agregarán las ediciones en 2018 de Mokita (cuarteto conformado por Christoph Gallio, Alex Elgier y Marcelo von Schultz), el dúo con este último materializado por intermedio del álbum Surtectura, el colectivo Geograficciones (en el que también participan Paula Shocron en piano, Luis Conde en saxo alto y clarinete, Andrew Drury en batería y percusión y Pablo Díaz en percusión) y el lanzamiento durante 2019 de Sallu, proyecto a dúo con el saxofonista Hernán Samá, y Magma, en trío con Paula Shocron en piano y Ada Rave en saxo.
Cecilia Quinteros compartió con nosotros algunas de las experiencias, búsquedas y conceptos que pueblan su fascinante ideario artístico en la entrevista que sigue a continuación:
No sé si esta historia es apócrifa, pero cuentan que en cierta ocasión, alguien que no entendía la Teoría de la Relatividad le pidió a Albert Einstein que tratara de explicársela de la forma más sencilla posible. Einstein lo hizo, pero su interlocutor seguía sin comprender. Volvió a intentarlo varias veces y de manera cada vez más simple hasta que finalmente logró que la persona entendiera. Fue entonces que dijo: “Me alegra haber sido claro esta vez, pero ésa ya no es la Teoría de la Relatividad.” (Risas). Este prólogo viene a cuento de la primera pregunta. ¿Podrías definir y describir “de la forma más sencilla posible” la música que haces y tu rol como artista sin que deje de ser “tu” Teoría de la Relatividad?
La música que hago depende mucho del cómo y de la circunstancia. Creo que nada debe pensarse por separado, lo cual tal vez haga difícil ensayar una respuesta sencilla. Puedo empezar diciendo que soy cellista, principalmente improvisadora, compuse algunas obras hace unos años y estoy componiendo ahora. En cuanto a mi rol como artista… (hace una pausa) creo que una cosa es lo que uno hace y otra el impacto o influencia que eso puede tener en la sociedad, en un grupo determinado de personas o en una escena artística. Lo que se hizo más evidente para mí a través de los años, tanto por la respuesta o falta de respuesta a la música que hago, es en qué sociedad vivimos. Soy mujer, cellista improvisadora, autodidacta en la mayor parte de mi “formación” y eso puede resultar complicado en algunos ámbitos. Sin embargo, siento que lo que hago y “cómo” lo hago, está dejando en evidencia que hay otras formas posibles de hacer las cosas.
Profundicemos la idea referida a que “hay otras formas posibles de hacer las cosas”. ¿En qué se diferencian las formas tradicionales o aquellas que resultan más aceptadas en términos institucionales y esas “otras formas posibles” que estás tratando de desarrollar?
En un principio, otras formas de abordar el instrumento te pueden llevar a otras formas de hacer música y a entender la música de otra manera. No sé si estoy intentando desarrollar algo, sino que sucede por sí solo. Si uno tiene un camino marcado y toma por otro que no existe y lo vas haciendo, no sabes a dónde vas a llegar ni tampoco sabes si ése era tu objetivo. Puede que llegues al mismo lugar que te llevaba el otro camino o no. La diferencia es el camino.
Ese concepto me recuerda la frase de Erich Fromm que dice “La creatividad requiere el coraje de dejar ir las certezas”. En ese camino que tomaste, ese camino que no existía hasta que empezaste a transitarlo: ¿Cuáles fueron las certezas de las que tuviste que ir desprendiéndote?
Sí, pienso que se necesita tener certezas para ponerlas en duda y seguir descubriendo otras, pero tal vez entonces no sean “certezas”. Creo que no me desprendí de nada, sino que me fui dando la libertad y el permiso de modificarlo. En este caso, no hay ideas que se descartan sino ideas que se transforman.
¿De donde provienen esas ideas? ¿Son producto de la práctica del instrumento, aparecen como una revelación o deben buscarse, incluso, en ámbitos ajenos a la música?
Pueden provenir de cualquier lado. En cuanto a la práctica del instrumento, por lo menos en mi caso, muchas de esas ideas fueron producto de la “dispersión” mientras estudiaba, lo cual no era otra cosa que poner atención a otras sonoridades, casi prohibidas por la academia en los primeros años de estudio y, también, cierta naturalidad para improvisar. De ahí que un sonido que se presenta por error o parece estar fuera de contexto, sin esos prejuicios, pueda ser pensado de todas las formas posibles que te puedas imaginar; e incluso uno puede llegar a crearle un contexto propio y desarrollarlo. Esto me resultó interesante en su momento y además una gran fuente de ideas. Las ideas también llegan a mí desde ámbitos ajenos a la música, en líneas generales vinculadas con la danza, las artes visuales, etc.; y otras provienen, a su vez, de ámbitos ajenos al artístico.
Tu enfoque del instrumento es muy personal. ¿La elaboración de “ese” sonido propio fue sólo el resultado de la práctica y la experimentación o también hubo cellistas que influyeron en tu forma de tocar?
Fue producto de la práctica, la experimentación y el estudio de la técnica tradicional. También fui descubriendo a otros cellistas que me sorprendieron y que, de alguna manera, fueron un incentivo para seguir adelante en lo que estaba haciendo.
¿Por ejemplo, quiénes?
Fred Lonberg-Holm creo que fue el más significativo. Lo descubrí hace varios años a través de YouTube mientras escuchaba a Peter Brötzmann.
Antes de hablar sobre algunos de los proyectos que estuviste desarrollando o se encuentran en desarrollo actualmente, quisiera regresar por un momento al comienzo de la charla. En particular cuando te definiste como una improvisadora, pero que también trabaja en el campo de la composición. ¿Consideras que ambos aspectos -es decir, composición e improvisación- son complementarios, siguen rutas paralelas o se contraponen entre sí?
Creo que pueden ser complementarios, sí. Mi abordaje de la composición en este momento busca, justamente, una combinación de ambas.
Hablemos de los primeros proyectos en los que te involucraste; en especial, aquellos que no están documentados discográficamente. ¿Cuáles fueron y qué representaron en tu trayectoria?
En 2007, el Schmürz, un trío junto a Sebastián Rey en bajo y Alejo Duek en guitarra. Era una combinación de improvisación y composición, pero en este caso la improvisación estaba más en un estado de exploración o era algo funcional para luego componer; aún no sabíamos bien hacia dónde íbamos. Significó un espacio donde exploraba todo, la tímbrica del instrumento, las posibles “funciones” del cello en esa formación, etc.
Lo de Martha, dúo con Lucía Pérez en danza, fue muy significativo. Creo que ahí empecé a entender mucho más a fondo el espacio acústico, la densidad y el movimiento del sonido, a vivenciarlo. Trabajar los distintos tipos de silencio. Eran ensayos frecuentes donde explorábamos en dúo la relación entre sonido y movimiento, composición e improvisación. De ahí surgieron varios trabajos con otras bailarinas y bailarines y, también, en forma solista.
¿Como llega a constituirse La Corporación y cuáles han sido los ejes conceptuales de ese colectivo?
Con Amanda (Irarrázabal) ya veníamos tocando juntas desde hacía tiempo y creo que fue en ocasión de una de las visitas de Ceci (Cecilia López) que ella nos propuso trabajar como trío. Fue entonces que conseguí una fecha y tocamos. De ese registro con un grabador salió nuestro primer disco. Los ejes conceptuales no fueron planeados. Creo que la combinación de nosotras tres da ese resultado y los puntos en común se potencian. Es casi como un juego, hay cosas que no tenemos que especificar para entendernos.
Has coincidido en varias propuestas colectivas con Marcelo von Schultz, tales como Haití, Mokita y Surtectura. ¿Podrías mencionar las características principales de cada uno de esos emprendimientos y cómo se fue construyendo ese enlace con Marcelo?
Los tres grupos tienen en común a la improvisación libre. Con Marcelo (von Schultz) nos entendimos bien desde el principio y tenemos gustos parecidos. Haití es un trío con Sergio Merce en saxo tenor y Marcelo en batería que se nos ocurrió durante una charla en el chat con Marcelo. Hablamos sobre Sergio y surgió la idea de juntarnos para trabajar en trío. Después, Marcelo consiguió una fecha en el oeste del Gran Buenos Aires, de donde son ambos, y tocamos por primera vez como trío en vivo. Así nació Haití. Con ese trío nunca ensayamos, todo fue en vivo y luego grabamos con Christoph Gallio como invitado en dos temas. Mokita fue una iniciativa que tuve tras conocer a (Christoph) Gallio. Armé el cuarteto con Alex Elgier en piano, con quien también tocaba en dúo, y Marcelo en la batería. Esa reunión en cuarteto ya la programé en estudio directamente y grabamos el disco. Creo que hay algo del desafío de la improvisación que es interesante. Luego de aceptar el “error”, no permitirse “fallar”.
Hagamos un breve repaso de otras experiencias: la interpretación de la obra que compuso especialmente para ti Dror Feiler y tus participaciones en el álbum Geograficciones y la obra “transindisciplinaria” Dimensión Hibrida…
La obra de Dror Feiler para cello solo la estrené en Roseti en 2017. Fue muy interesante hacerlo ya que su forma de componer permite que el intérprete tenga, por un lado, una gran libertad interpretativa; y por otro, una gran responsabilidad sobre esa libertad. Me quedó pendiente la posibilidad de grabarla.
Geograficciones, junto a Paula Shocron en piano, Luis Conde en vientos y Pablo Díaz y Andrew Drury en batería y percusión, surgió a partir de una invitación de Paula (Shocron) y Pablo (Díaz) para grabar.
En tanto que Dimensión Híbrida es una obra creada en residencia junto a Ivonneth Rosero (bailarina, cantante, performer) y Pablo Rosero (artista visual), que se llevó a cabo en Quito a través del Fondo Ibermúsicas. Estuvimos trabajando mucho sobre este cruce de lenguajes que va más allá de una superposición de estos. En parte el juego, mientras ensayábamos en dúo con Ivonneth, era el de nunca completar un discurso de forma individual. Una especie de interplay extremo entre el sonido, el movimiento y la escena, donde cada una de nosotras era movimiento y sonido al mismo tiempo.
¿Cómo surgió el dúo con Hernán Samá y qué podemos esperar del disco que editarán próximamente?
Con Hernán (Samá) empezamos a tocar en trío con Andrés Elstein en el 2011. Nos reencontramos hace unos años tocando como trío junto a Marcelo (von Schultz) y de ahí surgió el dúo con el que grabamos el año pasado y vamos a editar en breve. Sale en unas pocas semanas. ¿Qué se puede esperar del disco? Que se disfrute (risas). Me parece que está buenísimo, la música en sí, la comunicación y la coexistencia de “estilos” o “lenguajes” es bastante particular. Un disco de “jazz”… actual.
Antes de finalizar, me gustaría saber qué otros proyectos aspiras a desarrollar en lo inmediato…
Terminar de componer y grabar una obra para cuarteto de cellos y batería y grabar un disco en solo cello.
Última pregunta: según tu opinión, ¿qué puede hacerse desde el arte para que el mundo donde vivimos sea mejor que el actual?
No distinguir el arte de la vida, tal vez. De lo contrario, tratar de ser coherente.
Sergio Piccirilli