Horacio Fumero: La Música Es Muy Poderosa; Nosotros No
¿Cómo ves esto del trío?
La realidad es que los arreglos son de Adrián, es una música (si bien son standards de acá) que sufre una modificación que pasa por el cerebro de Adrián, es algo que él creó, tocar los tangos de esa forma; entonces es evidente que es un concepto que primariamente viene de y pasa por él. Ahora… resulta que yo ese concepto lo comprendo inmediatamente porque me está hablando de dos lenguajes que yo conozco, o sea que el encaje no podía fallar.
Y vos qué creés, ¿es jazz o es tango lo que hacen?
Ah… no tengo la más puta idea (risas) ni me interesa saberlo en lo absoluto. Mirá, ayer me llevaron a una disquería y el disco de Mainetti que es tango tango, estaba en la batea de jazz; y el disco del Tango Reflections estaba en la batea de tango, así que está bien que se arme quilombo de vez en cuando.
Se nota que hay mucha comunión musical entre los tres, pero también mucho juego en el escenario, ¿tiene que ver con cómo se llevan?
Sí, por supuesto, todo influye. La música pasa a través de las personas y se ensucia de las personalidades de cada uno; o se enriquece, diría alguien más pretencioso que yo.
Mirá… con Adrián nos conocimos en el estudio; ¿querés grabar? Sí. Tomá la parte de piano y tocá lo que quieras. Yo creo que lo que estamos haciendo es una manera de hacer música. Me lo paso bien cuando lo hago y es lo único que me interesa. Después… si es válido, no es válido, es importante o no… qué sé yo, que lo digan los demás. Es como si yo opinara de mí: yo obro, hago y los demás te devuelven en función de eso, te hacen de espejo.
¿Te tocó estar en proyectos en los que no te sentías cómodo?
Bueno, si vos querés pagar el alquiler de tu casa con la música, tenés que hacer un montón de cosas diferentes; yo sólo toco desde mi instrumento. Ser músico es un laburo. Algunos laburan en un banco, otros con la música, otros escriben… Luego se le ponen cosas… yo he hecho de todo, he aprendido de todo; de unos aprendí lo que hay que hacer y de otros lo que no hay que hacer. Y son dos caminos que hay que transitar, porque si no estás incompleto, pero hay que vivirlo, no te lo tienen que contar. Las escuelas te enseñan lo que hay que hacer; y el escenario, la vida en general, te enseñan lo que no hay que hacer. Tan importante es una cosa como la otra. Entonces, haber laburado con gente que lo hacía como el culo o que hacía cocoliche o… claro que me sirvió.
De todas maneras, hay una manera de decir que no que es aumentar el precio; y si lo pagan, voy y toco. Insisto en que esto es un laburo. No soy un monje para nada, estoy bien lejos de eso; es un error pensar que los músicos de jazz tengan que ser sacrificados y vivir en la miseria… no es así… Cannonball Adderley era un profesor universitario, Miles Davis estudiaba en la Julliard de New York, Coltrane tenía un Master de música, tipos muy serios que hacían una profesión y que luego desarrollaron un lenguaje propio y revolucionaron al mundo. Pero además hay una enormidad de gente que no conocemos y que se la pasó fenómeno haciendo música. A mí no me interesa ser un prócer; lo único que quiero es pasarla bien y que los que están conmigo la pasen bien también.
¿Por eso tanto tiempo hasta sacar un disco solista?
Ah… qué sé yo… es que el contrabajo no es para ser solista…
¿No?
Y… de vez en cuando… ¿no ves que es una cosa pastosa…? (risas)… es así… puede ser un poco divertido… un rato, pero no es un instrumento para ser solista; está bien, de vez en cuando tiene su protagonismo, su lugarcito, sobre todo si estás en concierto, a la gente le gusta ver que hagas un poco de firuletes arriba de un contrabajo (y a mí me gusta hacerlo); quiero decir que está todo bien, pero que la función del instrumento está muy clara: son notas graves y eso no se puede cambiar, tenés que pasar a un cello o a un violín.
¿Y por qué decidiste ahora grabar un disco?
No decidí. Fueron propuestas, porque hice dos discos a la vez. Es algo medio raro, mágico porque se dio al mismo tiempo, lo de EMI (donde Adrián me dijo “acá va a haber un disco tuyo”) y lo de España, donde me dijeron “queremos un disco tuyo”. Fui haciendo el de acá, el de allá, dos empresas diferentes, dos proyectos distintos… y mirá qué cosa, el disco de España salió el 25 de abril y el de acá el 26. Es raro, es algo que a mí me sorprende. El disco de España se llama Desde Barcelona; son todos músicos que residen allá, sean catalanes o no. Son todas composiciones originales de los tipos que tocan.
Para mí lo complicado del disco fue decir quién sí y quién no. Yo les dije a la producción que se encargaran ellos de elegir a los músicos; no quería correr con la responsabilidad de dejar afuera a uno u otro. El paralelo con el disco de acá es que son dúos. Toda la gente con la que grabé son músicos con los que ya había tocado arriba de un escenario. Absolutamente todos, inclusive el pibe Lo Vuolo (¡un animal!) con quien toqué hace 3 ó 4 años una cosa de Mingus en Santa Fé. También con Ferrer; yo estaba tocando en España y me fue a ver y me propuso hacer algo con él recitando y yo acompañándolo con el bajo; ahí conocí a este gran personaje a quien quiero mucho.