Roberto Rodríguez: Vale La Pena Correr El Riesgo De La Inseguridad
Y esa energía es fundamental cuando uno abandona la seguridad para echarse a volar…
Exacto.
Cuando decidiste abandonar la idea de ser sólo un profesional de la música para hacer la tuya…en ese camino…¿qué lugar creés ocupar? ¿Te considerás un musico de vanguardia?
Eso es lo que estoy tratando de resolver (risas). Bueno… algunos escribieron que mi música es de vanguardia. No sé. Mi padre dijo: ésta es una música que estaba compuesta pero que nunca se había hecho. Tú viste lo que fue la reacción del público en Los Angeles. Muchos jamás habían escuchado mi música o este tipo de música; sin embargo enseguida hubo interacción. De eso se trata. Es como un casamiento entre dos culturas. Pero esas dos culturas tienen en la historia muchas ramas que las unen. Que la gente responda de esa manera es “dar con la bola” como decimos en Cuba. Es hacer que el público aun encontrándose con una música diferente, se sienta cómodo. Que sienta la música pero que también le ayude a expresar sus propios sentimientos. Compartir de alguna manera. La música trae algo tan fuerte en su esencia… Puede ser alegre pero también trae una lágrima adentro.
Mencionás permanentemente a tu Cuba. Pero saliste de allí siendo niño. ¿Cómo vivís esa situación? ¿Cómo es tu relación con Cuba?
Eso es otro capítulo de esta entrevista (risas). Es profundo… es triste y alegre al mismo tiempo. Yo soy exiliado. Vivir en el extranjero no es fácil. Mis padres la han pasado bien difícil. Eso me afecta y siento que lo hace en los dos campos. No poder vivir en Cuba y no poder vivir aquí. Toda la situación política que provoca esto es triste y no es justa ni para los que vivimos fuera ni para los que viven en Cuba. Siempre le digo a mi esposa: "Tú me tienes que enterrar en Cuba o en otro país latino, pero no aquí". Es como un canario al que alejas de su tierra y no canta. Es vivir en dos lugares al mismo tiempo. Por eso es tan difícil lo que es la diáspora. Ser un inmigrante, ser exiliado y aun así adorar de donde vienes llevando al frente tu historia. Decir “yo soy cubano”, “yo soy argentino”, “yo soy mexicano”. Éste es mi color, esto es lo que traigo… de aquí vengo. Siendo así, reconociendo tu raíz, tienes la posibilidad de abrir un campo y llegar a los otros. Por supuesto que eso lleva tiempo. En mi caso no lo llegué a realizar hasta hace poco. De alguna manera tengo que ir atrás y escuchar la música de donde vengo para poder proyectarme. Es como regenerar la energía para expresarlo en otro mundo que es diferente. Y no es fácil… no es fácil…
Es duro para todos aquellos que estamos lejos de nuestra tierra. Pero también es cierto que la música ayuda a sobrellevar ese dolor que tenemos…
Sí; y perdernos en ella. Recuerdo que cuando era niño mi abuelo me llevaba a los suburbios de Miami Beach a ver bailar el jazz o música latina a los viejos judíos americanos. Muchos de ellos habían pasado guerras y situaciones de vida muy dolorosas, sin embargo se permitían la alegría de bailar. Así es como uno tiene que desarrollarse: manteniendo al frente su cultura aun en el sufrimiento. A veces percibo que el cubano que vive en Miami va perdiendo esa cosita de Gitano. Eso de “en cualquier parte somos hermanos”, cuando en realidad eso es lo más lindo y sobre todo expresarlo y compartirlo. Cuando uno se abre, deja salir el calor que uno trae. Debemos aprovechar que en este país hay mucha hambre de lo que es esa pasión. Esa riqueza que tiene el latino.
Es como una respuesta a la composición demográfica de este país con gente de lugares tan distantes y con culturas tan diferentes…
Y además contamos con la ayuda de la evolución en la tecnología. Los avances en la forma de comunicación llevan a un mestizaje cultural. Uno tiene la sensación de que lo que viene, no lo para nadie. Con la música espero estar haciendo un poquito de lo que hizo Tito Puente, el embajador de la musica latina. Él me decía: “Tienes que hacer tu música”. Y cada vez que nos veíamos lo repetía: “Haz tu música, escribe tu música”.
Con un puntito que pueda aportar para presentar la música latina a mi manera, estoy feliz y conforme. No estoy tratando de hacerme rico, estoy tratando de desplazar la música y tocar en muchos diferentes lugares. Poder tocar en Cuba, poder tocar en Israel. Poder tocar en Palestina. Poder tocar en donde sea. Me comunico con el ser común, siempre. Porque así como nací y vengo de un lugar en donde para mí es un paraíso, también cada uno tiene su paraíso para compartir.
Recién mencionabas que Tito Puente te recomendaba hacer tus composiciones. ¿Qué influencia tuvo John Zorn en ese sentido?
John es un punto clave en mi trayectoria. Cuando lo conocí, se dio una relación natural. Creo que eso viene de su manera de ser y de su gran interés en experimentar la música nueva. En su compañía Tzadik tiene lo que es el Radical Jewish Culture. Él en un punto descubrió que era judío… no sabía que era judío pero descubre, creo que por parte de la madre, que era judío y ahí empieza esa búsqueda de sus raíces. Y mirá en qué derivó esa búsqueda. Un día hablando con él me preguntó “¡tienes un disco judío para mi?”. Y entonces lo miré fijo y le respondí: ¡si! Estuve aquí trabajando en el Down Town con diferentes músicos y compositores del Radical Jewish Culture. Y de una manera natural empecé a componer y me puse a experimentar hasta que salió el Danzonette Hebreo (del álbum "El Danzon de Moises") una de mis primeras composiciones. Para mi sorpresa no fue difícil ya que siempre acabo con los judíos (risas). Adonde voy, me encuentro con los judíos; ocurría cuando vivía en Miami y ocurre ahora que vivo en New York. En síntesis, volví a encontrame con John Zorn pero para darle un cassette con lo que había hecho. Al día siguiente me llama a las 3 de la mañana para decirme que le encantaba el material y que quería hacerlo…