Fred Hersch Ensemble: Leaves Of Grass

A Riddle Song, Song Of the Universal, Whoever You Are Holding Me Now In Hand, Song Of Myself, The Mystic Trumpeter, At the Close Of the Day, To You/Perfections, The Sleepers, Spirit That Form’d This Scene/On the Beach At Night Alone, After the Dazzle Of Day

Fred HerschMúsicos:
Fred Hersch: piano
John Hollenbeck: batería y percusión
Drew Gress: bajo acústico
Tony Malaby: saxo tenor
Mike Christianson: trombón
Ralph Alessi: trompeta
Bruce Williamson: clarinete, saxo alto, clarinete bajo
Erik Friedlander: cello
Kate McGarry: voz
Kurt Elling: voz

Palmetto, 2005

Calificación: Está bien.

¡Deténgase! Antes de continuar vuelva atrás y relea atentamente quiénes son los músicos que participan en este proyecto. Lo espero aquí.
Veo que le tomó su tiempo… ¿algún problema en la vista? ¡Tranquilo! Este espacio no está auspiciado por ninguna clínica oftalmológica. Un equipo de temer, ¿no? (Los músicos, no los oftalmólogos). Esta gente no sólo se reunió en un estudio para grabar Leaves Of Grass sino que también se animaron a salir de gira, en fila y tomando distancia, para varias presentaciones en vivo (el único cambio para esas actuaciones fue el ingreso de Gregory Hefferman en cello en lugar de Erik Friedlander).
El origen fundacional de este proyecto es, en esencia, bastante simple: musicalizar la poesía de Walt Whitman. Simple, pero ambicioso.
El jefe de la banda… qué feo suena eso… el líder de esta asociación ilícita es el pianista y compositor Fred Hersch. ¿Será por eso que se denomina Fred Hersch Ensemble? Tal vez.
Como corresponde a toda banda peligrosa, el cabecilla tiene un frondoso prontuario que incluye la edición de más de 20 discos como líder, otros tantos co-liderando, además de aparecer como sesionista en casi un centenar de trabajos.
Hersch nació en Cincinnati, Ohio. Comenzó a tocar el piano a la edad de 4 años. Se graduó con honores en 1977 en el Boston’s New England Conservatory. De allí en más ha tocado con todo el mundo. Desde Toots Thielemans a Gerry Hemingway. De Bill Frisell a  Renee Fleming. De Lee Konitz a Kenny Wheeler. En formato orquestal, en duetos, tríos o solo piano. Tributando homenajes a Monk, Rodgers y Hammerstein, Billy Strayhorn o ejecutando sus propias composiciones. También es reconocida su labor filantrópica, haciendo permanentes aportes en la lucha contra el SIDA y participando en obras de caridad para el Performing Arts Against AIDS y para el Broadway Cares/Equity Fights AIDS. Creo que con esto tenemos suficiente para trazar un perfil… y hasta uno de frente.
Como decíamos, en Leaves Of Grass, Fred Hersch tomó la poesía de Walt Whitman como base y creó una obra para octeto instrumental y dos voces. No era un desafío menor, claro está. Sobre todo, teniendo en cuenta que Walt Whitman fue el mayor poeta que dio Estados Unidos. Sus versos amplios y con frecuentes paralelismos nos recuerdan al de los salmos bíblicos, lo que dificulta aún más su traslado en términos musicales.
En el álbum, los variados matices utilizados permiten pasar de la pomposidad de Song Of Myself, consonante con el optimismo profesado por Whitman, a la tensa calma de The Sleepers. En ese contexto, el único protagonismo excluyente parece ser la voz de Kurt Elling, pero quien resulta fundamental para la armonía de este encuentro poético-musical es John Hollenbeck y su particular cadencia percusiva. Éste no es un detalle menor. Tengamos en cuenta que en este año también Hollenbeck presento su personal enfoque para un “large-ensamble” en su disco “A Blessing”. Pero a diferencia de la propuesta de este último, Hersch asume menos riesgos y recorre caminos ya transitados, aunque con idéntica seriedad. Es jazz sin excesos, todo parece estar asegurado y en su lugar. Es más: está en su lugar. Es tan pero tan serio, que por momentos parece carente de humor. Si a usted le gusta Kurt Elling disfrutará plenamente su desempeño (quizás lo mejor de su carrera como cantante). También se sorprenderá con Kate McGarry quien, aun en un rol secundario, se revela como una cantante a tener muy en cuenta (especialmente por su aporte en la introducción de la obra y por un memorable contrapunto con la trompeta de Ralph Alessi), más las sutiles pinceladas de Hersch, Malaby, Friedlander y Gress… y el invalorable aporte de Hollenbeck.
En síntesis: un disco para escuchar con saco y corbata. Eso sí, de marca reconocida y haciendo juego.

Sergio Piccirilli

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