T.J. Kirk: Talking Only Makes It Worse

Soul Power, Four In One, Bemsha Swing, Skippy, Damn Right I'm Somebody, Cross the Track/Thelonious, Now Please Don't You Cry Beautiful Edith, Epistrophy, The Pay Back, Get On the Good Foot/Rock Hard In a Funky Place, Jackieing, Meeting at T.J.  KirkTermini's Corner/I Got a Bag Of My Own/Brilliant Corners.

Músicos:
Scott Amendola: batería.
John Schott y Will Bernard: guitarras.
Charlie Hunter: guitarra de 8 cuerdas.

Ropeadope, 2005.

Calificación: Dáme dos.

Un cuarteto muy normal.
Los T. J. Kirk han tenido una vida efímera, pero intensa.
Su debut discográfico, titulado simplemente T. J. Kirk, data de 1995; un año más tarde aparece If Four Was One. Y listo. Se acabó. Ya está. A otro hueso con ese perro; o al revés, no sé.
Tres guitarras y una batería; una de las guitarras tiene 8 cuerdas (5 de guitarra y 3 de bajo) y la ejecuta -casi una obviedad- Charlie Hunter. Las otras están a cargo de John Schott y Will Bernard. A los parches, el gran Scott Amendola.
La idea estuvo clara desde un principio: interpretar temas de Thelonious Monk, James Brown y Roland Kirk. Exclusivamente.
Sus álbumes en estudio han sido magníficos, especialmente el debut.
Y entonces… ¿de qué la va este disco?
Se trata de un concierto de 1997 pero que recién ahora comienza a engalanar las bateas.
La apertura es con Soul Power, de James Brown, o bien de cómo pasar del hard-bop al blues, no sin escalas. Tremenda versión que predispone de la mejor manera para lo que sigue; que no decae, no defrauda y brinda más de un par de gratísimas sorpresas.
La batuta la maneja Hunter, que suple al bajo y también a algún ocasional órgano, desde ese bicho raro que es su instrumento. Pero el combo suena compacto por donde se lo escuche, sin fisuras y con todos aportando lo suyo, que afortunadamente no es poco.
Hay diversión, hay jolgorio, hay pitos y matracas, hay fiesta, pero mucha seriedad, profesionalismo y compromiso.
Si bien las versiones originales quedan parcialmente destrozadas (jazzeando con Brown, funkeando con Monk y así), el respeto no sólo baja desde el nombre del cuarteto.
Y estas versiones, en general, son muy diferentes a las aparecidas en los discos anteriores. Se percibe la calentura del "vivo", pero también que se han re-elaborado los arreglos sin que pierdan un ápice de su atractivo.
Nunca se ha escrito esto, pero resulta harto difícil elegir puntos sobresalientes en un compacto tan compacto o en un disco tan disco o en un magazine tan magazine o en un… pero intentemos.
Ahí está Teo, con su reducida versión de 3 minutos a plena velocidad, griterío y jolgorio con un Amendola suizo (es un relojito, perdón). O Skippy, que en los primeros segundos amenaza con aires straight ahead, luego Crimsonianos… pero lo que gobierna es el funk. Y si de funk hablamos…irresistibles en Damn Right… o The Pay Back (con ¿rap? incluido).
No obstante, mi corazoncito está puesto en Epistrophy. En estudio sonaba potente, rocker, casi jévimental. Aquí Amendola comienza jugueteando en el aro de su tambor, una guitarra espacial (como aquélla de "Poly y su guitarra hawaiana"), pero… un viraje al blues que se transforma en un "venimos-del-Lejano-Oeste", para rockear y meter un breve segmento del Black Dog de Led Zeppelin y agarráte Catalina que empezaron a cabalgar y Amendola que la sigue descosiendo, un falso final, gritos y una coda que engancha con el ya mencionado The Pay Back y la sonrisa estomacal que no afloja.
Una pena que el volumen llegue sólo hasta el 10.

Marcelo Morales.

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