Uri Caine Y Jeffrey Kahane – Goldberg Variations: Flores De Bach
Jazz Bakery – Los Angeles
Sábado 12 de noviembre de 2005
La cita era el 12 de Noviembre en el Jazz Bakery de la ciudad de Culver City en el condado de Los Angeles. En doble programa se presentarían Jeffrey Kahane y Uri Caine, ambos interpretando (y a su manera) las Variaciones de Goldberg de Johann Sebastian Bach.
Siempre es un placer visitar el Jazz Bakery, una entidad sin fines de lucro que cuenta con un lugar acogedor con capacidad para unas 300 personas y que mantiene actividad ininterrumpida desde hace años.
Pero vayamos de lleno a la historia de las Goldberg Variations.
En las Cortes de Dresde, Alemania allá por el siglo XVIII, vivía un embajador ruso: el Conde Hermann Carl von Keyserlingh (el Cholo, para los amigos). Un detalle histórico importante es que el Cholo sufría de insomnio. Pero eso le ocurría sólo cuando no podía dormir.
El Conde quería tener a su servicio a un pianista pero para su sorpresa el instrumento todavía no había sido inventado; así que tuvo que contentarse con un joven… que ejecutaba el címbalo.
Johann Gottfried Goldberg era el nombre del cimbalista, pero todos le decian Gogo.
Éste a su vez tenía un maestro llamado Johann Sebastian Bach. En el barrio, más conocido como Seba.
Con el único fin de encontrar la forma de soportar sus largas noches de insomnio, el Cholo le encomendó al Seba una composición para que la ejecutara el Gogo. ¿Quedó claro?
Bach en un principio recomendó al Conde usar pastillas para dormir. Pero el Conde estaba convencido de que las composiciones de Bach podían ser mucho más efectivas.
Así fue que en 1741, Bach compuso algunas piezas para címbalo de carácter suave a las que llamaría originalmente “Aria con diversas variaciones para clavicémbalo con 2 manuales”.
El Cholo era un visionario. Rápidamente se dio cuenta de que la desmedida extensión del título no sería apta para su difusión en la MTV, así fue que las rebautizó “Las Variaciones de Goldberg”, debido a que era el joven Gogo quien se las tocaria noche tras noche…
Las variaciones, claro está…
Las Variaciones de Goldberg constan de dos arias, al principio y al final, con una serie de 30 variaciones originalmente escritas para clavicémbalo…
Esta obra puede dividirse en grupos de 3 variaciones, siendo siempre la tercera una variación en forma de canon excepto la última, que termina en quodlibet. Al parecer, esta última contiene rastros de una canción popular de la epoca que se refería, según los más afamados musicólogos de la historia… al repollo.
Pero también existen opiniones que le adjudican un sentido más elevado, como el desprendimiento del alma, versión esta última sustentada por algunos verduleros de la época. Ambas versiones fueron desestimadas… por la familia Bach.
Actualmente se interpreta esta obra en piano y -según dicen los entendidos- si Bach hubiese conocido ese instrumento, la obra seria originalmente para piano… o sea que no habría malos entendidos.
El clavicémbalo, pese a lo que algunos creen, no es un mamífero de la era antidiluviana sino un instrumento de cuerdas mucho más largas y más tensas que las de un piano.
Existen muchas versiones de esta obra en piano. Las más famosas son las de Perahia, Schiff y especialmente Gould, sin olvidar la de Daniel Baremboim. También existen versiones en clavicémbalo como las de Hantai, Ross y la levemente “jazzy” ofrecida por Keith Jarrett.
De todas, la más osada y atrevida es la realizada por Uri Caine que incluye referencias a Handel, Verdi, Mozart y Rachmaninoff.
Siendo las 7:45 PM y con la sala totalmente colmada, la directora del Jazz Bakery, Ruth Price anuncia qué es lo que vamos a presenciar. Nunca falta un distraído que puede llegar a preguntarse qué hace sentado ahi. Aclarados los tantos…
Ingresa Jeffrey Kahane, quien haciendo gala de sus dotes como docente, brinda una entretenida explicación sobre las características técnicas de la obra, incluyendo algunas estrofas cantadas en alemán… de la canción del “repollo” que supuestamente inspirara a Bach.
Kahane es un pretigioso pianista clásico. Desde 1997 se desempeña como director musical de Los Angeles Chambers Orchestra. Sus más destacadas grabaciones incluyen interpretaciones de Gershwin y Bernstein junto a Yo-Yo Ma, Four Parables de Paul Schoenfield con la New World Symphony y los Brandenburg Concertos de Bach junto a la Oregon Bach Festival Orchestra.
Durante la siguiente hora, Kahane nos ofrecería una apasionada, versátil y técnicamente irreprochable versión con un enfoque muy cercano al de Gould, pero con el toque distintivo que ofrece la utilización de un piano Fazoli, caracterizado por un sonido más “pequeño”, lo que brindó una textura más íntima a la obra.
Kahane sorprenderá a todos (o por lo menos a mí) ejecutando la obra completa sin ayuda de la partitura. El tipo toca en estado de éxtasis, utilizando los silencios entre cada una de las variaciones para ubicarse (hasta gestualmente) en el exacto carácter de la interpretación. Corresponde aclarar que este buen señor no tiene mano izquierda… ¡¡tiene dos manos derechas!! Una bestia.
Tras casi una hora concluiría su set, rubricado por una merecida ovación que se extendió por varios minutos.
Tras un breve y necesario descanso, siendo las 9:45 PM hace su ingreso el septeto que tendrá a su cargo la versión Caine:
Barbara Walker en voz, Bob Sheppard en saxo, clarinete y flauta, Josefina Vergara en violín, Darek Oles en bajo acústico, Ben Perowsky en batería, laptop y electrónicos y John Fumo en trompeta. ¡Ah! Me olvidaba de Uri Caine en piano.
En términos conceptuales Caine entiende que Bach, como otros clásicos, utilizaron los elementos con los que contaban en su época por lo que su interpretación pretende tener un carácter actualizador de la obra.
En su disco Goldberg Variations, Caine utiliza clave, instrumentos antiguos, piano y hasta electrónicos con tratamientos que van del blues a la música latina y de la bossa al tango. El disco original de Uri Caine incluye un soul que no corresponde a la obra original. Lo mismo ocurre con dos poemas incorporados al disco que son variaciones sobre un aria del propio Caine.
La versión ofrecida en la noche del Bakery presentó varios cambios con respecto a su propia de estudio. Ni qué decir con respecto a la de Bach…
Algunas de las modificaciones fueron con el único objeto de adaptarlas a las posibilidades tímbricas del septeto, el cual no incluía un DJ, ni un coro y con Uri Caine tocando exclusivamente piano acústico.
La performance fue irreverente, variada en términos musicales y con la lógica consecuencia desestructurante que provoca la utilización de un fino y constante sentido del humor. Despareja, es cierto, pero manteniendo en todo momento su autoridad conceptual.
Luego del Aria inicial se incorpora la siempre sonriente Josefina Vergara (cedida a préstamo por la Orquesta de Cámara de Los Angeles) y hacen la Variación 1 en dueto de violín y piano. De la nada surge la Variación 2 que irrespetuosamente (¿o no?) concluye con… La Marcha Funebre.
El Canon al Unísono de la obra de Bach se convierte en una pieza de jazz ejecutada en solitario por la trompeta de Fumo. Más adelante, en la Variación 5, el septeto pasa a ser una banda de dixieland con la denominada The Hot Variation. Tocado así, resulta fácil imaginarse a Bach recorriendo las calles de New Orleans, convertido en un auténtico jazzero de raza (negra).
Siguen las sorpresas. El Canon Alla Seconda al tempo de Giga se trasforma en un blues cantado con singular garra por Barbara Walker, seguido por la Derek’s Variation con destacado solo de Oles en contrabajo. A continuación pasaremos a una fantástica intervención de Caine en piano acústico en donde la obra de Bach parece “observada” por Rachmaninoff. El Canon alla Terza se convierte en el Canon at the 3rd in ¾, en donde la Walker rapea ante las risas generalizadas de público y músicos.
Un detalle interesante es la actitud de la audiencia. El auditorio estaba dividido entre quienes habían ido por Jeffrey Kahane y los que lo habíamos hecho por Uri Caine. Los que fuimos principalmente por este último, disfrutamos de la primera parte sin problemas. En cambio varios de los que estaban sentados allí “sólo” por la versión clásica, ante lo ofrecido por Caine… con el correr de los minutos se fueron levantando sigilosamente y saliendo de la sala en fila india. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones.
En Luther’s Nightmare Variation nos encontramos con música klezmer. Usted se preguntará: ¿qué tiene que ver Bach con la musica klezmer? Pues bien, con Bach no sé… pero con Goldberg, seguro. Luego, en The Jaybird Lounge Variation se aproximan al hard bop.
Habrá mucho más. Llega The Tango Variation y todos a llorar por la mina que se piantó del bulín. Caine, atento a la proximidad geográfica, asciende a Brasil para brindarnos The Bossa Variation con descollante intervención del experimentado Bob Sheppard. En el Canon alla Octava, la interpretación liderada por la voz de Walkers alcanzará aires de música gospel. Y otra vez, lo que puede sonar como una falta de respeto, termina manteniendo ligazón con el original ya que la exhaltación religiosa es otra característica de la música de Bach.
Nuevamente Caine “filtrará” la música de Bach con otro clásico. Es el turno de Verdi, mientras Perowsky suelta efectos con su laptop. Antes del cierre, pasaremos por The Contrapunto Variation. El quodilibet de la Variación 30 muta en The Blessing Variation en tono de black spirituals. El final será con el Aria da Capo, con un delicado pasaje en piano mientras Barbara Walkers “ronca” (literalmente) apoyada sobre la espalda de Caine, simbolizando la cura del insomnio que diera origen a esta obra.
Algunos ovacionan, muchos aplauden, otros salen presurosamente del lugar y varios tienen (tenemos) una tonta sonrisa dibujada en el rostro. ¿Quién nos puede asegurar que a Bach en su época no le ocurría lo mismo con el público?
Los que seguramente, de estar aquí, habrían disfrutado como locos… serían ellos.
Me refiero a Gogo, el Cholo y, sobretodo, Seba.
Así nos vamos, impregnados por la fragancia de las flores de Bach.
Sergio Piccirilli.