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Tres Bien Ensamble: Desvariaciones

Breve episodio sobre tu boca, Come As You Are, Pequeño samurai, Ioga, Mentiras, Gena Rowlands, De miradas a los que ya eran ojos sólo para ser vistos, Pepa, Lágrimas negras, Hershel.

Músicos:
Diego Mark: piano.
Ariel Naón: contrabajo.
Gonzalo Chayle: batería.
Acqua, 2005.
Calificación: Está mucho más que muy bien

Ante cada nueva banda argentina de jazz, ante cada nuevo disco, como decía (o dice, en estos tiempos en el que todo se recicla) la canción del programa televisivo Feliz Domingo, "renace la esperanza".

Las más de las veces nos encontramos con propuestas remanidas o previsibles o reiterativas, independientemente de que esté bien tocado, compuesto, arreglado, etc.

Desvariaciones es el disco debut de Tres Bien Ensamble, trío liderado por el pianista Diego Mark a quien acompañan Ariel Naón en contrabajo y Gonzalo Chayle en batería (actualmente su lugar lo ocupa Lulo Isod).

Primera impresión: no hay standards de jazz (cosa que, en principio, se celebra, mal que le pese a algunos músicos que sorpresivamente se han convertido en opinólogos). Hay originales tanto de Mark como de Naón y hay covers: Kurt Cobain (o Nirvana para los despistados), Björk (o la islandesa para los dormidos), Miguel Matamoros (o el creador de Lágrimas negras, para quienes lo ignoran) y un tradicional judío (o un tradicional judío, para todo credo y raza).

Nos aprestábamos a escuchar (la verdad sea dicha) "un disco más". En Breve episodio sobre tu boca, el tema de apertura, la cosa aparenta quedar más o menos clara: el piano llevando la voz cantante, con un sólido Naón que permite los habituales divertimentos percusivos de Chayle. La balada es sólida; no sorprende, pero predispone bien, en particular con ese medio minuto final que parece arrancado de otro tema.

Una línea de bajo no preanuncia pero da pie a una vigorosa entrada de Chayle para que el pianista, finalmente, se meta de lleno en la melodía de uno de los clásicos de Nirvana, Come As You Are. Bueno… acá la cosa se complica, es decir… se pone buena en serio. Los contenidos embates terroristas del baterista contagian al resto; me viene a la memoria la gran versión que del mismo tema había hecho el guitarrista Charlie Hunter en Bing, Bing, Bing.

Naón enloquece (bienvenido), las disonancias de Mark se encargan de enturbiar la melodía (bienvenido parte dos), Chayle amaga y concreta (bienvenido parte tres). Los tres aceleran; llega el final que, de tan abrupto y sorpresivo, escuchamos de nuevo: no, no hay errores en la edición, ni se rayó el CD. Es así nomás. Afortunadamente.

La balada del contrabajista, Pequeño samurai, llega justo para calmar a las ánimas. El autor se despacha con un buen solo, sustentado en el sutil trabajo de escobillas.

Segundo cover: Ioga, de Björk. La versión es respetuosa e impecable y ya el consabido comentario "es una pizza" quedó archivado completamente. Estos muchachos saben de los silencios y las pausas. Sí, el baterista también.

Variaciones y desvíos; no os enojéis, es fácil llegar a esta conclusión teniendo a mano el título del disco; pero si no afirmamos que se cumple a rajatabla, es porque en todo momento (válgame Alá o Buda por la reiteración), las variaciones y desvíos están "ahí", "a punto de" y el trío, aunque uno ya espere esas bifurcaciones, sorprende igual.

Mentiras, del pianista y Gena Rowlands, de Naón, confirman que estamos en tierra fértil. Uno le busca la quinta pata al gato, la tercera a un canario, la segunda trompa a un elefante, la novena pata a la araña, el centésimo primer pie al ciempiés (¡?), pero en esa búsqueda nos quedamos solos..

Entonces nos relajamos, volvemos y nos encontramos con otro aporte de Naón que, desde el título, auguramos que no puede fallar: De miradas a los que ya eran ojos sólo para ser vistos. Y no falla. El trío (que permanente referencia a clásicos del jazz en las que podríamos denominar "escalitas perdidas"), sigue sonando sólido y la grabación aporta una sensación de "vivo" que no es habitual encontrar en grabaciones locales (mérito de Ricardo Sanz que grabó, de Alejo Von der Pahlen que mezcló y de Mario Breuer que masterizó) y llegamos a Pepa, de Mark, con el bajista situado como columna vertebral brindando espacios en los que Chayle se siente como pez en el agua (no sé qué me pasa, no puedo parar con las referencias zoológicas) y termina arrastrando a sus compañeros en lo que podríamos denominar un cardumen sonoro (¿no te dije?).

Penúltimo tema: el clásico Lágrimas negras. ¿Me creen que hay una sutil tendencia al "cha cha cha"? Y ya me estoy preocupando: el disco me gusta. Mucho. Pero mucho en serio. El aporte percusivo en este tema es sublime. Se ponen a guerrillear y les sale bien. No sé cómo, pero aparece un solo de Naón como para que se prendan luces de neón. Miro el contador de la compactera, una pena que se esté por terminar. Pero en el último tema los agarro: Hershel, un tradicional judío. Estaba preparando el speech: "muchachos, zapateros a vuestros zapatos, dejen eso para Masada, para Moguilevsky-Lerner, para Davka, para…" ¡Pará!

Me guardo el speech para mejor ocasión; no sólo la versión es fantástica, sino que es el epílogo ideal para un disco notable.

Señoras y señores, no todo está perdido.

Desvariaciones, el álbum debut del Tres Bien Ensamble es una gratísima sorpresa.

Y yo, que venía con los tapones de punta, me comí una goleada.

Bienvenida.

Marcelo Morales.

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