Mariano Otero

¿Adónde termina el aprendizaje y empieza el afano?

El afano es un componente maravilloso del aprendizaje.

El arte está en que los demás no se den cuenta…

O por lo menos el dueño… (risas). En el arte diría que es casi legal el afano, un método legal de aprendizaje. Uno aprende muchas cosas así.

Saliendo de la música, ¿de qué otras cosas afanás?

Del cine. En A través hay algunos pasajes incidentales… el cine me resulta muy inspirador. De todo tipo, hasta me banco el norteamericano. Disfruto ver cosas que funcionan y cosas que no. Y la lectura también, pero no tan directamente como el cine. Me gusta la pintura pero no estoy tan en contacto.

Bueno… Shakespeare te llevó a tener un hijo…

(Risas) Eso estuvo bien… muy bien… tengo una cosa ahí con estudiar letras… no sé cuándo me lo podré sacar de encima… no me animo…

Bueno, a veces es preferible eso a algunos que sí se animan…

(Risas) Sí… totalmente… en la música también pasa… cuando leo le pongo mucha garra y me la paso rompiéndole las tarlipes a medio mundo. Me pasa que a los libros más que leerlos quiero estudiarlos. Hay un paralelismo con la música en ese punto; eso de que las segundas o terceras leídas o escuchadas te brindan panoramas nuevos.

¿Nunca bajaste el volumen de una película y tocaste encima?

No, nunca.

Me podés afanar la idea si querés… (risas).

Sí… me gusta…

El que hizo algo así fue Bill Frisell con las películas de Buster Keaton

En un cumpleaños mío hicimos algo parecido. Tocamos mientras pasábamos los goles de Maradona (risas).

Te llevás bien en general con los músicos, ¿cómo se llevan ellos con vos?

(Sonríe) Yo creo que bien. Mirá… cuando se relaciona uno con la gente, en la medida que las dos partes entiendan cómo es cada uno, el conflicto puede no existir.

Y además si uno no quiere, dos no pelean.

Por eso… además vos sabés cómo es mi personalidad y…

Yo lo sé, pero los lectores no…

Bueno… me gusta que sea una alegría y una celebración. Artísticamente a mí me funciona así. Después la música es otra cosa, pero mi manera de relacionarme con mis amigos o compañeros que no son amigos es la de tratar de generar una energía positiva.

¿Qué es más difícil, ser el esposo de una actriz o la mujer de un músico?

(Piensa) Las dos… es una pregunta muy relativa a cómo es un hombre, cómo es una mujer y cómo son ellos juntos… te puedo decir que en un momento fue muy difícil pero que ahora es muy fácil. Y seguramente para ella también. Que sea actriz me enseñó varias cosas que me nutrieron mucho; pero también hay otras cosas que perdés. El grado de exposición que ella tiene por ahí me hizo las cosas difíciles; ahora ya lo incorporé.

Por un lado, el hecho de tener como compañera a una artista hace que no tengan que explicarse una serie de situaciones…

Sí, es cierto… pero las mujeres son todas mujeres. Y nosotros… somos lo que somos (risas). Hay una gran comprensión, peo también necesidades; lo que sí se entiende es la pasión por lo que se hace, que se comparte…

¿Qué te seduce de dar clases?

A mí me hace muy bien; es una elección. Primero porque estoy todo el tiempo aprendiendo a hablar; yo me fijo en las miradas, las actitudes y eso me obliga a buscar palabras nuevas para que el mensaje llegue y la conexión funcione. Esto ejercita una sensibilidad que si no lo hacés… no existe. También es una posibilidad de expresar tu mirada sobre muchas cosas que son abstractas y eso está bueno. Sos vos hablando de esas cosas, no un libro. Es casi una forma de hacer música.

¿Qué es más jodida, la audiencia de un docente o la de un músico?

(Mirada con cara de "uffff…").

Y bueno… me vine así…

Igual me la banco eh… vos seguí tirando que yo respondo… a ver… en algunos casos, la del músico. Si la gente ya compró tu boleto prácticamente no hay juicio: el público acata y está todo bien. El profesor… ya es elegido, así que es más fácil. De todas maneras hay desafíos: hace poco fui a dar clases a Colombia y tenía una audiencia intelectualmente muy profunda, muy educada y muy exigente. Entendían todo y fueron grandes alumnos que me hicieron poner al límite.

¿Y el alumnado argentino qué tal es?

Básicamente es más maleducado que el que me tocó en Colombia. Hay mucho padre que paga y el nene a veces ni exige. Igualmente yo creo en la posibilidad de que quien está en un lugar transforme al otro.

Crear la necesidad…

Sí; y contagiar e incentivar. Todavía no estoy tan cansado como para decir "ma sí… fuck off…". No. Yo todavía quiero ganar esas "batallas", quiero que entiendan que la música es apasionante, que pueden encontrar un lugar en la vida súper intenso y que ahora no es como antes: el que estudia no es el más boludo. Y eso me obliga a ponerle mucha pasión.

Y a vos ¿qué otras cosas te crean necesidad?

Y… el arte mismo. Cuando veo cosas que me maravillan o inquietan, quiero responder a eso. Necesito escribir y canalizar. Mi hijo también, por supuesto, me crea la necesidad de ser buena persona, honesto, coherente, es tu pedazo más hermoso y que está ahí todo el tiempo. Me crea la necesidad de ser coherente con lo que sueño, de mostrar lo que soy realmente. 

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