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Premiata Forneria Marconi: Dracula

Ouverture, Il Confine dell´Amore, Non É un Incubo É Realtá, Il Mio Nome É Dracula, Il Castello dei Perché, Non Guardarme, Ho Mangiato gli Uccelli, Terra Madre, Male D´Amore, La Morte non Muore, Un Destino di Rondine.

Músicos:
Franz Di Cioccio: batería y voz
Patrick Djivas: bajo y programación.
Franco Mussida: guitarra y voz.
Flavio Premoli: teclados y voz.
Vincenzo Incenzo: letras
Invitados:
DolceNera: voz en Un Destino di Rondine
Stefano Xotta: guitarra.
Bulgarian Symphony Orchestra.
Coro: S.A.T.& B. de Maria Grazia Fontana.
Sony, 2005

Calificación: Dame dos

Sinceramente daba un poco de miedo este disco. No se trataba del tema elegido, ni el rojo sangre de su tapa, sino cómo estos muchachos italianos iban a resolver la para nada despreciable tarea de encarar semejante desafío de realizar una ópera rock y sobre un tema con el que tan fácil se puede dar un paso en falso.

Bueno… lo han hecho con gran prestancia y oficio.

PFM se reunió en 1997 luego de varios años de separación y desde entonces habían grabado sólo dos álbumes en estudio: Ulisse (1997) y Serendipity (2000).

Vincenzo Incenzo se hizo cargo de los textos que tratan la historia y el personaje con el justo equilibrio que requieren. Amor, odio, desprecio, el límite entre el bien y el mal conviviendo en una persona, el monstruo, la soledad, etc… Todos los condimentos están bien expresados en los versos de las canciones, que se van sucediendo en perfecto orden relatando la historia.

Respetando sus características de banda del progresivo de los 70's pero con un sonido totalmente actual y con sus habilidades como instrumentistas y músicos intactas, los italianos encaran la música de este disco. Los temas van perfectamente de la mano con los textos y las emociones que de ellos se desprenden. La música de ribetes clásicos no pierde la fuerza del rock, ni su identidad italiana. Sin embargo es sobria y expresiva a la vez.

A pesar de tratarse de una obra conceptual, cada tema tiene identidad propia y, a su vez, encaja dentro del todo. Manejan muy bien los matices, intensidades, volúmenes y estilos, más clásicos por momentos, líricos en otros, y rockean justo cuando el disco lo necesita. Es justamente este balance lo que consigue que el disco no desbarranque. También hay buenos solos, coros, orquesta, no se privaron de nada.

En vivo, el histriónico Di Cioccia se hace cargo de la mayoría de las partes vocales; y tanto a Premoli como a Mussida se les hace cuesta arriba cantar las partes que escribieron cuando tenían treinta años menos. Sin embargo aquí, en estudio, cantan los tres con un buen desempeño, parejo.

Djivas es el miembro que menos se luce de la banda pero realmente sorprende, si uno presta atención, como toca. Preciso e inteligente es la mejor manera de describirlo, hace que todo el resto se destaque.

Realmente es una obra maestra, de muy buen gusto y excelente producción. De todo esto junto hay poco en estos días.

Federico Larroca

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