Por Los Codos

Daniel Ástor Pipi Piazzolla

La macana es que no hay manera de saber si estás "tocando" bien… si arrancás con el error, sonaste…

Claro… pero era lo que había… Hasta que un día… mi abuelo siempre hacía una reunión familiar antes de fin de año. Entonces me llamó aparte y me da un sobre diciéndome "tomá, comprate la batería". Y en el sobre había un fajo enorme… yo estaba tratando de llegar a los 250 dólares y ahí tenía 1.400 en billetes de 20…

Parecían los patacones de Patoruzú…

Tal cual… ahí podía comprarme la batería de la vidriera, ésa que uno siempre mira y que sabe que no se puede comprar… bueno, yo tenía la guita pero me la dio un sábado a la tarde y los negocios recién abrían el lunes por la mañana… (risas); no aguantaba más… esos dos días fueron una tortura.

Pearl Export¿Y qué batería te compraste?

Una Pearl Export. Que tampoco era de lo mejor, pero en ese momento para mí fue la gloria. Estaba buenísima.

Ahí ya tenías el instrumento, pero ¿cuándo empezaste a tocar?

Debuté en un lugar que se llamaba Emmanuelle, en Av. de los Incas, con una banda de rock que se llamaba Taste… y que a los dos días se llamaba El fuego sagrado y a los tres días cambiaba de nombre de nuevo… (risas), pero ese día se llamaba Taste.
Me acuerdo que tenía el listado de temas y a la tarde me los toqué solo en mi casa y me iba poniendo puntaje como para ver si estaba preparado para tocar en vivo, ¿entendés? La cuestión es que toqué, todo bien, contento… al día siguiente me tomé el colectivo 42 para ir a clase con Picardi. Me subo y viene uno y me dice "vos sos el baterista de Taste, ¿no?" (carcajadas). Y me dije chau… la fama…

Abuelo… agarrate…

Claro… pero mirá la casualidad…

¿Y cuándo se te da de armar tu propio proyecto?

Yo venía haciendo un poco de todo; estuve incluso un año en Los Angeles estudiando en 1992. Cuando volví, empecé a tocar en la orquesta de mi papá; hacíamos un tributo a mi abuelo, tocábamos todo lo de la época electrónica; porque mi viejo tocó 5 años en el octeto y siempre quiso volver a tocar ese repertorio, así que entonces rearmó el grupo. Después estaba Clave Latina, un grupo de jazz en el que yo tocaba y que se transformó en Latinaje y también estaba en La cara de Dios, que después derivó en la Giusti Funk Corp. A mí me parece que siempre los grupos tienen que tener un líder, no tres o cuatro, porque si no, es un caos. Guido Martínez es el líder de Latinaje, Giusti hizo lo propio y yo tocaba en los dos. Después pasó que un día Quintino Cinalli no podía tocar con el Daniel Maza Trío y el Maza me llama para el reemplazo que incluía una gira en Montevideo. Por ese grupo entré a tocar en Las Sabrosas Zarigüellas, lo que me metió en el pop y en la salsa. O sea… tuve mi época de rock, de salsa, de tango, de funk a lo Tower Of Power… y yo me aburría muy rápido de todo; hasta que un día un pibe me ofrece tocar en un grupo de folclore y yo le digo que sí pero que no tocaba bombo legüero sino batería. Al segundo ensayo nos proponen ser teloneros de… ¡Mercedes Sosa en dos Luna Park! El grupo se llamaba Envuelto en llamas, Lito Vitalesonaba muy bien. Toco en el Luna Park y al otro día, a las 9 de la mañana, me llama Lito Vitale. Bueno… desde el '98 hasta el 2002 a full con Lito tocando en el Perito Moreno, giras por toda América, grabaciones… espectacular. Además Lito, como profesional y como músico, te da una libertad plena y te tiene suma confianza. Lo que me pasaba también era que me estresaba el tema de las relaciones con los otros músicos, en especial en los grupos que tenían que ver con el pop; no pasa en el jazz donde hay otra camaradería. Hasta que en un fin de año, por el '99, yo tenía un pedo mortal (risas) y estaba con mis amigos y les digo que por qué no armábamos un grupo que tuviera todos los estilos y ahí nació Escalandrum. En el primer disco se nota que hay una mixtura de muchas cosas. Pero así nació, por la necesidad de hacer algo propio y que me gustara y de estar rodeado de gente afín.

El estilo del grupo cambió muchísimo…

Sí, te cuento cómo; nosotros teníamos fecha para grabar el segundo disco. Cinco meses antes, le sale un laburo a Guido Martínez (que era el bajista) y me dijo "me salió un laburo con Midachi… te lo mando a Matías Méndez". Empezamos a tocar con él y ya cerca de la grabación nos aparece una fecha en Valeria del Mar y Méndez no puede venir. Guido tampoco podía y lo llamé a Mariano Sívori con quien nos veíamos seguido y le pregunté si quiere venir a tocar, pero que traiga el contrabajo. Quería probar… y flasheamos. Fue una decisión muy dura pero nos morimos con el sonido del contrabajo. A todo esto, la percusión pasaba a tener un rol muy limitado, por lo que también tuve que ponerme en ortiva, pero… era mi necesidad artística… ¿entendés? Además, la base tenía que sonar flexible y para lo que estábamos haciendo, la percusión entraba como forzada así que…

Bueno, sos el líder y tenés que hacerte cargo…

Por supuesto… pero además Musso empezó a no poder venir y entonces lo llamamos a Pantyrer. Cuando volvió Musso… listo. Pero el tema era que todos los Escalandrum, más Pantyrer, durante tres años nos juntábamos a tomar algo en Plaza Serrano…

Escalandrum-Grupo…en la época que no tenía rejas…

Totalmente. Nos juntábamos todas las noches. Los 5 del grupo y Martín (Pantyrer). Entonces… yo sabía que él se había comprado un clarinete bajo en Europa y le pregunto "che Martín… ese instrumento raro…" (risas y más risas). Porque la verdad que yo quería que él estuviera a toda costa. Y probamos y se quedó. O sea… no es que estaba durmiendo y de pronto se me apareció una luz y empecé a repetir "clarinete bajo… clarinete bajo…" (carcajadas). Yo quería que estuviera él, te soy sincero… 

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