Karaboo: Karaboo

No me estás viendo, Hipermandíbula, Endemientras, Último trencito a Chipitín, Corre Forest! Salta Willy!, El Buda bueno, Melgacho, El cuarto.

Músicos:
Alejandro Spinelli: guitarra/bajo de 7 cuerdas.
Marina Mosenkis: saxo.
Javier Álvarez: batería.
PAI, 2005

Calificación: Está muy bien.

Hace unos días llegó a mis manos el disco debut del trío Karaboo, por iniciativa de sus integrantes.

Ya saben cómo es esto… que otra vez… otro disco… escuchemos igual… así, virgen, sin mirar data ni nada a ver qué resulta… acusemos recibo…

Algo suena raro desde el principio; está claro que es un trío, pero suena como un cuarteto. La balada inicial del disco permite adivinar que no son tres instrumentos, sino cuatro. Atrás hay una batería con escobillas, seguro, al frente un saxo y en el mediocampo aparecen una guitarra y un bajo. Bueno… sobregrabaron, me dije, y seguí escuchando.

Arranca bien el CD, realmente bien.

En el segundo tema, la apertura es con un juego percusivo sobre los tambores. Demasiado pronto para un solo de batería y más en un disco de estudio, pero no… Julián Álvarez marca simplemente el rumbo a seguir, se suma el mediocampo (no hay dudas, son dos), irrumpe el saxo con fraseos cortados y por momentos apagados. Hay una especie de groove contenido que se va soltando. A esta altura parece quedar claro que la voz líder es del saxofonista, perdón, de la saxofonista Marina Mosenkis. Ya tenemos a dos de los cuatro integrantes (aunque sea un trío, ¿me siguen?). El bajista labura al unísono con el baterista (bah… algo así) y el guitarrista lanza pequeños y sutiles acordes. Final.

Otra balada (ya empiezo a chusmear los títulos). Endemientras vuelve a la calma inicial con otro sutil juego de escobillas de Álvarez y el sonido (gordo y claro) de Mosenkis. En Último trencito a Chipitín hay un swing más bien convencional, pero que no aporta gran cosa.

En Corre Forest! Salta Willy! nos encontramos con el tema más elaborado del disco, repleto de sutilezas… y de silencios que se agradecen. El tema más largo del álbum se escurre plácidamente, casi sin decir "agua va". Mosenkis, si bien no tensa hasta el límite, juega y se juega. La solidez de Álvarez ya es una obviedad. No acierto a identificar a los otros dos, a los integrantes del mediocampo, al bajista y al guitarrista.

En esa disyuntiva estaba (había algo que me hacía sospechar, de mañoso que es uno nomás… todo se solucionaba espiando el booklet como corresponde y no tapando unos nombres para divisar otros) cuando arranca el, digamos, hit single de Karaboo.

Efectivamente, ya está, "I've Got it Victor", te acorralé, largá prenda, ahijuna canejo, a papá mono con cuchillos sin filo, que no por mucho madrugar se ven vacas en camiseta. Temazo este El Buda bueno y ahí sí nos fijamos: el mediocampo de Karaboo está integrado por Alejandro Spinelli y Alejandro Spinelli. No… no es un error de tipeo, es el mismo… una suerte de Bastía y el Chaco Torres en uno solo… o Redondo y Simeone… o Batista y Enrique… la cuestión es que Spinelli interpreta una guitarra de 7 cuerdas, con 4 de guitarra y 3 de bajo. Y lo hace bien. Por supuesto que las referencias a Charlie Hunter son inevitables (usa una de 8, tal vez sólo para demostrar que es del primer mundo), pero el guitarrista/bajista que nos ocupa cumple con creces en este disco mostrando inventiva, soltura y ubicuidad.

El álbum finaliza con otra balada, El cuarto, que no deslumbra pero relaja y ya es hora de decir que he sido gratamente sorprendido en mi mala fe.

Que el disco debut de Karaboo es muy recomendable, que no recuerdo grupo argentino con "este" sonido y que no se trata de un trío de malabaristas del instrumento intentando demostrar todo lo que tocan. Los tres están al servicio de sus propias composiciones y se los adivina cómodos, relajados y algo más.

Así que ya saben: si bien algunas referencias (como ya se ha dicho) son inevitables, y al disco no le hubiese venido mal un poco más de "mugre", Karaboo tiene algo atrapante en su propuesta que es de esperar tenga su continuidad no sólo en un segundo disco, sino también en actuaciones que permitan confirmar, sobre un escenario, las más que buenas intenciones e ideas de su disco debut.

Marcelo Morales.

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