Todd Sickafoose
En tu carrera, además de Di Franco, has tocado para varios cantantes… ¿Por qué no tenés uno en tu propia banda?
Porque a veces las ideas no se pueden cantar… (risas).
¿Te gustaría cantar? ¿Como quién?
Como Jeff Buckley o… Nat King Cole… Me gusta tu juego … cantar como otro me suena divertido, no lo había pensado antes…
Juguemos a retroceder en el tiempo (risas). ¿Qué recuerdos tenés de tu infancia en San Francisco?
San Francisco es una gran ciudad para estar afuera y no encerrado. Mis mejores recuerdos de juventud son al aire libre. Pienso en aquello y me dan ganas de salir a la calle (risas).
¿A qué edad empezaste con la música y cómo fue que te decidiste por el bajo?
Cuando tenía 13 años, un profesor de música me dio un bajo acústico. Literalmente lo dejó en el patio trasero de mi casa, con la esperanza de que aprendiera a tocarlo durante el verano… ¡él necesitaba un bajista!
Lo pensé bien y no encontré razón para… no hacerlo (risas). He tocado el bajo desde aquel verano…
Pero además vos tocas otros instrumentos…
El piano es otro de mis amores y además fue mi primer instrumento.
Estudiaste con un ícono del bajo acústico como Charlie Haden. ¿Cuánto influyó en vos?
Charlie me ayudo a concentrarme enteramente en la música. Estudiar con él fue como si lograra escapar de una atadura. Una vez que vos aprendés a entender eso, cumpliste la parte más importante del aprendizaje. Aunque jamás lo dijo exactamente así… Charlie me enseñó a sentirme bien con el bajo…
Y también tuviste como maestros a Mel Powell y Wadada Leo Smith…
Mel Powell me entregó su alma. Era un tipo brillante y cálido. Aunque por aquel entonces ya no podía sostener ni un lápiz, compartió conmigo pedacitos de sus conocimientos y esa experiencia la conservaré por siempre. Wadada Leo Smith y Ian Krouse fueron mis otros maestros favoritos en composición … y Stephen “Lucky” Nosko también…
¿Por qué decidiste regresar al área de la bahía?
Me mudé dos veces y ambas por amor. Irme a New York fue muy bueno para mi carrera pero…
Otra vez el amor…
Fue una muchacha la que me condujo hasta aquí…
Como artista ¿tenés una meta, un sueño o simplemente vivís día a día?
Mi meta es poder expresar toda mi pasión por la música cada vez que toco y en cada nota. No siempre estoy seguro de haberlo logrado, pero intentarlo… ésa es mi meta.
Ser músico, para vos, ¿es una profesión como cualquier otra o tiene una misión trascendental?
Me siento afortunado de ser músico. Pienso que es una forma de vida muy bohemia y romántica. Hay veces en que siento que estoy contribuyendo mínimamente al desarrollo cultural de mi ciudad. Pero también hay momentos en que parece que estuviera parado en las vías del subterráneo… Por suerte, en la mayoría de los días, me siento bendecido por conectarme con tanta gente maravillosa a través de la música y alrededor de todo el mundo…
¿Te interesa la política?
Sí, claro.
¿Y qué sentís ante personajes como Bush?
Los argentinos y el resto del mundo deben saber que a pesar de lo que aparece en CNN, en este país (EEUU) hay un movimiento masivo en contra de las políticas de la administración Bush. En estas últimas semanas hubo importantes protestas en varias ciudades de las que también participaron los veteranos de guerra en contra de la ocupación en Irak. Centenares de miles de militantes marcharon de Alabama a New Orleans (lugar afectado por el huracán Katrina) para indicar hacia dónde deben orientarse los recursos económicos y humanos.
Con respecto al futuro: ¿sos pesimista o creés que todo será mejor?
El optimismo es una emoción evasiva. Lo mejor es seguir luchando para que haya justicia. La justicia, la compasión y la tolerancia están ausentes en la administración actual (refiriéndose a Bush). Sólo el tiempo dirá cuál ha sido la magnitud del daño causado…
Sabemos que estuviste en Argentina recientemente…
Sí. Tuve el inmenso privilegio de visitar Argentina en la Navidad pasada.
¿Qué imagen te llevaste?
Que el pueblo argentino sabe algo que no sabe el pueblo estadounidense… Allí hay conciencia de lo que es sufrir el abuso del poder y hay conciencia de que ese abuso ocurre de a poco y que si no se detiene a tiempo, se va incrementando. Cuando ha llegado demasiado lejos… es difícil de parar…
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Sergio Piccirilli
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