¿Rockeros Literatos?

De vez en cuando a algún músico y letrista se le ocurre (¿por qué no?) escribir algo que no termine en canción, algo que lo lleve a la posteridad más allá de la canción, algo para sumar al árbol y al hijo (la generalidad de la ley indica que cierto tipo de rockeros mean los arboles y tienen hijos naturales frutos de largas giras, pero ése es otro tema…); y nunca faltará un editor contento y un público seguidor que agradece ese gesto y lo suma a la colección de discos como un objeto, aunque termine haciendo equilibrio en una mesa de patas desparejas.

¿Cuál habrá sido el primero? ¿Quién fue el de la primera idea? Leonard Cohen empezó al revés; escribió (y bastante) y un día agarró la guitarra y se lanzó a los escenarios… Algunas recomendaciones del canadiense metido a monje: El Juego Favorito y Beautiful Losers, dos novelas editadas en España de impecable factura, al igual que sus libros de poesía, como Flores para Hitler y La Energía de los Esclavos. Algunos de ellos todavía se consiguen en la Argentina. Revuelvan porque algunos precios son prohibitivos en pesos.

¿Es literatura el libro Pomelo de Yoko Ono? ¿O se trata de un objeto de arte? Ediciones de la Flor hizo lo propio con él en 1970 y en la Feria del Libro seguro lo podés encontrar en el stand que alguna vez fue un kiosco. Como asi tambien el hermético Tarántula de Bob Dylan, a medio camino entre su lírica y sus amados ídolos de la Beat Generation, rellenando páginas al estilo de William Burroughs y sus cómicos apodos de los personajes (Steely Dan, como titulaba el Viejo Billy a un personaje).
Por otro lado lo tenemos a Jim Morrison, el poeta por excelencia dentro del rock (tampoco era tanto…), que entre 1969 y 1970 editó tres libros: The Lords, The New Creatures y An American Prayer; este último lo grabó en un estudio y años después, sus compañeros de The Doors, le agregaron música y lo editaron…

En España también lo tenemos al Sabina, con su Sabina Oral (35 poemas escritos y recitados vía CD) y sus páginas en revista Interview recién editadas en forma de libro, bajo el nombre Esta boca es mía.

¿Y por casa cómo andamos? Tenemos un clásico de clásicos, el maravilloso Guitarra Negra que Luis Alberto Spinetta editó en 1978 y que ya lleva varias ediciones, conteniendo poesías y textos hasta ese momento inéditos; bueno sería que en algún momento alguien edite varios de los textos que acompañaban los discos, como por ejemplo el del sobre interno de Kamikaze (1982), o algunos de los que escribió para Satiricón en los años 80.
Pedro Aznar editó tambien en 1992 su muy buen libro Pruebas de Fuego que logró cierto interés en  la prensa, al igual que Javier Calamaro con Mi Amigo Jack, su libro de realismo sucio al estilo bukowskiano; bueno…ok… por lo menos lo intentó…
Mucho más humilde que los anteriores, Pablo Krantz (ex varios grupos) tuvo su cuarto de hora en la escritura (literaria, porque periodística ya la tenía) cuando publicó en forma independiente su Dame un coche tan rápido que no lo alcancen los recuerdos (muy buen título).

Gustavo Alvarez Núñez compiló una antología de poetas rock que incluye los trabajos de muchos que no han llegado a editar, como por ejemplo el maravilloso Miguel Abuelo, siempre ansioso por editar su libro Paladín y que no pudo ver jamás la luz, tan sólo algunos textos que se reparten entre los medios y el muy buen libro / biografía que ahora se consigue en las librerías.
También incluye textos de Adrián Cayetano Paoletti, Pablo Schanton, Ray Fajardo, Sergio Pángaro, Palo Pandolfo, Litto Nebbia, Daniel Melero, Richard Coleman y un montón más; es un trabajo de recolección bastante minucioso e interesante, con muchas sorpresas y buenas reivindicaciones.

Hubo tambien por aquí mismo varios libros de no literatura, donde se mezclaban el personaje rocker y la persona propiamente dicha y eran un ejercicio que iba desde la biografía abierta y contada, hasta conversaciones editadas. Fito Páez tuvo dos; uno de ellos, el primero, editado en 1988 por PuntoSur, se llamó Napoleón y su tremendamente Emperatriz y se trató de conversaciones con Horacio González y cancionero, opiniones y canciones, bastante menos que el inteligente ejercicio que Eduardo Berti tuvo con Luis Alberto Spinetta en 1993 y se llamó Crónica e Iluminaciones, super recomendable, o Crónica de un sueño, el libro que Oscar Finkelstein hizo con centro en León Gieco.
Fito tuvo otro acercamiento al género (¿género?) cuando le encargó a Enrique Symms la factura de Páez, a todo lujo, con ilustraciones de Rep y ediciones recortadas convenientemente… el libro es bueno y en algún momento se lo encontró en el cajón de las ofertas.

Si se trata de conversaciones editadas, la madre del género se llama Tirados en el Pasto, que hicieron Andrés Calamaro y Alejandro Rozitchner en el 2000. Me hace acordar a una imagen de That 70 Show, cuando están fumando y dicen “esto es buenísimo, “¿¿¿por qué no lo grabamos???” .
Bueno, el libro es igual.

Reclamo: ¿¿¿puede ser que en algún momento editen la segunda parte de Sumo: La jungla del Poder, el libro que Roberto Petinatto editó por las de él en 1993, cuando era un ex Sumo que luchaba por sobrevivir???

Horacio Poyo Magnacco