Elvis Costello: The Juliet Letters – Expanded & Remastered

Disco Original: Deliver Us, For Other Eyes, Swine, Expert Rites, Dead Letter, I Almost Had A Weakness, Why?, Who Do You Think You Are?, Taking My Life In Your Hands, This Offer Is Unrepeatable, Dear Sweet Filthy World, The Letter Home, Jacksons Monk And Rowe, This Sad Burlesque, Romeo's Seance, I Thought I'd Write To Juliet, Last Post, The First To Leave, Damnation's Cellar, The Birds Will Still Be Singing.
Disco Bonus: She Moved Through The Fair, Pills And Soap, King Of The Unknown Sea, Skeleton, More Than Rain, God Only Knows, They Didn't Believe Me, O Mistress Mine, Come Away Death, Put Away Forbidden Playthings, Can She Excuse My Wrongs, Fire Suite 1, Fire Suite 3, Fire Suite (Reprise), Gigi, Deep Dead Blue, Upon A Veil Of Midnight Blue, Lost In the Stars.


Músicos:
Elvis Costello: voz
The Brodsky Quartet:
Ian Belton y Michael Thomas: violín
Paul Cassidy: viola
Jacqueline Thomas: violoncello
Bill Frisell: guitarra
Invitados varios (o algo así)

Rhino, 2006

Calificación: A la marosca

En uno de los mejores temas compuestos jamás por Peter Hammill (y sacaría el “por Peter Hammill”), el británico refleja el pensamiento de un actor que está a punto de representar una escena de Enrique IV, de William Shakespeare.

En el inicio nomás aparece un cuestionamiento, una preocupación. Pensando en el escritor, el actor se pregunta:

“¿Cómo podía saber tanto? ¿Cómo podía soportar tanto conocimiento? ¿Cómo se atrevió a escribir esto? ¿Qué diría hoy Shakespeare si estuviera aquí?

La cita es de “The Play’s the Thing”, que Hammill incluyera en “In a Foreign Town”, 1988.

William Shakespeare fue anotado en el Registro Civil de Stratford-upon-avon el día 26 de abril de 1564 y parece que a los padres el colectivo 60 no los dejaba cerca y el subterráneo tampoco ya que los entendidos afirman que Guillermito había nacido tres días antes, el 23.

Se sabe que murió también un 23 de abril, pero de 1616. No sería de extrañar que se especula (vaya a saber uno por qué motivos) en “adivinar” la fecha cierta de su nacimiento (es difícil encontrar testigos hoy día aunque hubo intentos), para hacer coincidir el día de su fallecimiento con su cumpleaños número 52.

Shakespeare parece que escribió algunas cosas importantes (bah… eso se comenta…) y supo alcanzar cierta notoriedad a pesar de que nunca firmó autógrafos en la Feria del Libro, ni ha participado de los almuerzos de Mirtha Legrand y mucho menos fue plagiado por un tal Bucay.

Una de sus obras más conocidas es Romeo y Julieta.

Desmentimos que el guión fuera rechazado por Nené Cascallar y Abel Santa Cruz: en sus novelas, en general, los protagonistas sobreviven a todo y se marchan felices comiendo perdices. William sabía esto (parece que era fan del canal “Volver”) y por supuesto que desestimó la idea adivinando una negativa segura.

La historia de los Montesco y los Capuleto, con su trágico final incluido, marca a las claras una máxima histórica: el segmento femenino de la población miente fenómeno. Y, como bien dijo Miguel Zavaleta, “así es como nos va”.

Pero llegó Elvis Costello para reafirmar y reacomodar algunas cosas.

En 1993 editó The Juliet Letters junto a The Brodsky Quartet, un reconocidísimo cuarteto de cuerdas que se metió con Beethoven, Tchaikovsky, Britten, Schostakovich y tantos otros…

Pero también han colaborado con artistas de otras extracciones como Björk, Dave Brubeck, Paul McCartney, Gidon Kremer y (nuevamente) tantos otros…

Debo confesar que los discos que siempre más me han entusiasmado de Costello han sido aquellos en los que se ha alejado del pop-rock; ya sea el Deep Dead Blue con Bill Frisell, sus participaciones en Terror and Magnificence de John Harle o en Fire at Keaton’s Bar & Grill de Roy Nathanson, o el For the Stars, con la soprano Anne Sofie Von Otter.

El disco que nos ocupa cuenta una historia, la de un profesor en Verona que se mudó a una casa a la que empezaron a llegar cartas dirigidas a una tal Juliet Capulet. El profesor no solamente recibía y abría esas epístolas, sino que además las contestaba como si fuera la niña en cuestión. El suceso parece ser real (Costello cuenta que su esposa… bah… ex esposa Cait lo puso sobre aviso) y luego de varios años, un paparazzi de los que jamás se inmolarán en pos de un sueño, un deseo o una fantasía, prendió el ventilador.

Así fue que Elvis decidió escribir “cartas-canciones” basándose en esta particular historia.

El resultado fue magnífico y debo decir que durante mucho tiempo ha sido uno de mis discos de cabecera. Esta nueva edición hace que vuelva a serlo y que reafirme que se trata del disco de EC que más quiero.

Pero este feliz reencuentro viene con un valor agregado notable.

Se trata de un CD bonus con 18 tracks imperdibles, varios de ellos inéditos y otros prácticamente inhallables.

Un dato interesante es que ninguno de los temas del disco bonus coincide con el existente del CD original.

Entre lo previamente editado tenemos 3 temas en vivo con el cuarteto y que aparecieran en el EP “Live at New York Town Hall” (1993), dos del magnífico “Deep Dead Blue” (Gigi y Deep Dead Blue) que registrara en concierto junto con Bill Frisell (solitos los dos) en 1995, los tres temas que EC cantara en el “Fire at Keaton’s Bar & Grill” de Roy Nathanson (interesantísimo disco del 2000), dos temas de “Terror & Magnificence”, de John Harle (1995, con letras de Shakespeare… ¿lo tienen?), la participación en “September Songs: The Music Of Kurt Weill” (Lost In the Stars) y She Moved Through the Fair, que originalmente apareciera en el disco “Lament”, de The Brodsky Quartet.

Las otras cinco canciones son inéditas y registradas en vivo en el Meltdown Festival entre el 28 de junio y el 1 de julio de 1995.

Y volviendo a Hammill: “¿qué diría hoy Shakespeare si estuviera aquí?”.
Probablemente no diría nada.
Se limitaría a escuchar.
Y a sonreír.

Marcelo Morales.

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