El Ojo Tuerto

Errar Es Humano…

La despedida será con el clásico de Weather Report, Boogie Boogie Waltz. ¿Ahora o nunca? Respuesta correcta: nunca. Final. Por piedad hacia al estimado público presente, el set duró apenas 40 minutos.
Otra vez el truco del escenario girando y ya tenemos en exclusivaaa… ¡¡¡los instrumentos de la banda de Herbie Hancock!!!
A los músicos habrá que esperarlos 30 minutos más. Suficiente para que la gente se reaprovisione de bebidas alcohólicas y… exclusivamente.

Herbie Hancock– Oriolo, estoy sorprendido por la cantidad de alcohol que toma la gente acá. ¿Vio cómo corre el vino y/o/u la cerveza? ¿Será por eso que la banda de McBride se escuchaba borrosa? Le pregunto: ¿usted qué piensa? Es más… ¿usted piensa?
– Hummm… puede ser, Guibaudo… Por eso yo prefiero ser abstemio pero con moderación; además, suponga que me embriago y empiezo a escuchar doble… ¿se imagina escuchar dos shows como éste?
– ¿Quién le dice? A lo mejor no es necesario embriagarse para eso… Todavía falta Herbie Hancock…

Ya tenemos el plato principal servido. Los ingredientes son Herbie Hancock en piano y sintetizadores, Richie Barshay en batería, Matt Garrison en bajo, Lili Haydn en violín y voz y Lionel Loueke en guitarra y voces. Una intro en teclados tan climática como aburrida actúa a modo de advertencia: nada importante ocurrirá. Luego sigue Gentle Thoughts del álbum Secrets de 1976 con un impiadoso solo de bajo a cargo de Matthew Garrison.

Garrison
Hancock toma el micrófono y nos aclara que este concierto será una especie de “sopa internacional” (sic). ¿Será sopa de tortuga? Llega Virgin Forest. Momento afro en el aire. Un innecesariamente extenso pasaje en solitario de Loueke en guitarra y voz resulta llamativamente muy aplaudido… Parece que el efecto de la masiva ingesta alcohólica ha causado efectos devastadores en el público. A continuación, Hancock dedica Unfalling Grace a su madre recientemente fallecida. Todo parece ser una lacrimógena excusa para el lucimiento de Lili Haydn.

Lili Haydn
A Lili Haydn, por su estilo, le dicen la “Jimi Hendrix del violín”. No, no es un travesti. Es bonita y de sexo femenino. Pero su apariencia (que oscila entre Pocahontas y La Sirenita) más que relacionarse con Hendrix parece orientarse a Walt Disney. Haydn, además de tocar el violín, canta con un registro tan agudo que, aunque parezca contradictorio, puede llegar a tener consecuencias muy graves. Me abstendré de opinar en profundidad sobre lo escuchado por respeto a… la madre de Hancock. Un decoroso solo en piano acústico con frasecitas de Milestones da lugar al tema con el que se despedirán: Cantaloupe Island del álbum Empyrean Isles de 1964, aquí en una versión con 42 años de uso pero adaptada a las pautas actuales de mercado. Es diet. Ahora sí: ¡¡están despedidos!!

Hancock– Oriolo… este show me produjo déjà vu…
– Mire usted Guibaudo…¿como si esto ya lo hubiese vivido antes?
– Exacto. Me recuerda el enema que le hice antes de venir…
– La verdad es que tiene razón. Por eso para mí la mejor opción es recurrir al nitrato…
– ¿Nitrato?
– Sí… ni trato de escuchar… ni trato de recordar… ni trato de pensar…
– Suena razonable y, viniendo de usted, no es poca cosa.
– Gracias, pero para cosa nadie mejor que usted… sin ir más lejos.
– Una preguntita, Oriolo: ¿sabe cuál es la diferencia entre este show y un parto?
– Hummm… no… no tengo la menor idea.
– Eso ya lo sabía… le explico: una es una dolorosísima, inenarrable y terrible experiencia. La otra es sólo tener un bebé…
– ¡Vamos Guibaudo, no sea así! Cualquiera tiene una mala noche… Además, errar es humano…
– Otra vez está en lo cierto, Oriolo… y herrar es equino.

Sergio Piccirilli

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