Don Byron: Do the Boomerang (The Music of Junior Walker)
Cleo’s Mood, Ain’t That the Truth, Do the Boomerang, Mask Anthony Speaks, Shotgun, There It’s, Satan’s Blues, Hewbie Steps Out, Pucker Up Buttercup, Tally-ho, What Does It Take (to Win Your Love), I’m A (Roadrunner).
Músicos:
Don Byron: saxo tenor, clarinete, clarinete bajo
David Gilmore: guitarra
George Coolligan: órgano
Brad Jones: bajo
Rodney Holmes: batería
Curtis Fowlkes: trombón
Chris Thomas King: voz, guitarra
Dean Bowman: voz
EMI, 2006
Calificación: Buena gente
El genio hace lo que debe y el talento lo que puede
(George Bulwer Lytton)
En Do the Boomerang, el brillante clarinetista Don Byron toma como fuente de inspiración la música de Junior Walker.
¿Quién no recuerda las inolvidables canciones de Walker? Por ejemplo… ehhh… oooo… esteee… y tantas otras… ¿Cómo olvidarlas?
Audry De Walt nació en 1931 en Arkansas y murió en 1995 en Michigan. Pero el mundo entero (o casi) lo conoció como Junior Walker.
Su instrumento fue el saxofón. A temprana edad comenzó a tocar rhythm & blues con su banda The Jumping Jacks. En 1962 grabaron su primer disco para el sello Bristol. Poco después, esa compañía pasaría a formar parte de la afamada Motown y llegarían éxitos como Shotgun, Shake and Fingerpop, How Sweet It Is y Road Runner…
Una de las constantes en la carrera de Byron ha sido abrevar en distintas corrientes y estilos musicales. En Plays the Music of Mickey Katz se acercó al klezmer; en Music For Six Musicians abordó la música afro-caribeña, en Bug Music hizo lo propio con la era del swing representada por Raymond Scott, John Kirby y Duke Ellington. En Nu Blaxplotation reunió el funk y el hip hop con la poesía de Sadiq y el ícono del rap Biz Markie. También dio su particular visión de la música de Giacomo Puccini en Arias and Lieder. En Ivey-Divey sumó a Jack DeJohnette y Jason Moran inspirándose en el célebre trío de Lester Young junto a Buddy Rich y Nat King Cole. Ahora, con Do the Boomerang es el turno del rhythm & blues y uno de sus principales cultores: Junior Walker.
¡Un momento! Parece que la voz de la conciencia quiere decirme algo…
– ¿Cómo? ¿Qué? No le escucho… ¿Que este disco es un hito?
– ¡No! Disquito… dije disquito.
– Escúcheme Conciencia… yo tengo conciencia de lo que hago.
– Y además su brillante clarinetista en este disco… ¡je,je! Toca saxo…
– ¡Silencio! Váyase a molestar a otro Yo… ¡déjeme trabajar!
Manos a la obra. El encuadre de Cleo’s Mood, composición proveniente del álbum Shot Gun de 1965, no podía ser mejor. Un groove delicioso invita a mover la patita al compás (y si nadie nos ve… el culito… y si nos ven… ¡también, qué tanto!). Un intenso solo de Gilmore en guitarra abre el juego al ex-cantante de los Torsos y actual de la banda de John Scofield, Dean Bowman. Allí vocaliza (en realidad consonantiza) en su particular estilo, que no parece reconocer límites ni el sentido de la palabra cautela. Sin embargo, las dudas comienzan a tomar cuerpo con el tema siguiente Ain’t That the Truth, también incluida en Shot Gun. Es esa clase de canciones que nos hacen pensar… en la próxima o en la anterior o (en el mejor de los casos) en nada.
La primera vez que se habló de rhythm & blues fue en 1949 en la revista Billboard. El término se utilizó para describir la mezcla de jazz, gospel y blues y sirvió para sustituir la ofensiva denominación “race records” (grabaciones de raza). El rhythm & blues fue anterior al rockabilly y el rock’n’ roll. Recibió fuertes influencias del jazz y el jump, de la música gospel, entre otros. El género se desarrolló en la década del ’50 con artistas como Fats Domino, Professor Longhair, Clarence Henry, Frankie Ford y otros. En la actualidad es considerado un estilo musical principalmente afroamericano que combina elementos de pop, el soul y el funk. De eso se trata este disco… (o disquito, según la Conciencia).
Sigue Do the Boomerang con Chris Thomas King a cargo de la voz líder. Poquito… un solito de órgano, luego la guitarrita. Bueno, nada. Que quede claro, el rhythm & blues ha tenido (y tiene) indiscutible repercusión comercial pero eso no representa una de las mejores garantías… Pienso en voz alta… ¿Por qué Byron, por qué?
La version de Mask Anthony Speaks mantiene la seductora cadencia del original. No espere sutilezas. Ni caviar ni champagne… una pizza y con un hilo de muzzarella colgando desde el labio inferior hasta el ombligo.
Shotgun es otra composición de Walker del año 1965. Vuelve Bowman y regresa la alegría. Se mueve como un mamífero en el agua (Orca, la ballena asesina, es un mamífero); y otra vez a mover los cachetes sin prejuicios. En el clásico de James Brown (que fuera parte del repertorio de Walker) There It’s canta otra vez Chris Thomas King. Y lo hace correctamente. Esta versión conserva el espíritu del original y lo conserva tan bien que parece el original… Se luce el experimentado Curtis Fowlkes en trombón, bien Byron y muy sólido el tándem percusivo que integran Brad Jones y Rodney Holmes.
El enfoque de Satan’s Blues no acusa el paso del tiempo… directamente se declara culpable. Todo muy previsible. Pero muy, con “m” de mucho.
No deja de ser irónico que, en plena época de los movimientos por los derechos civiles, el jazz y el folk transmitían el mensaje progresista y contaban con intérpretes que mostraban un compromiso claro y dispuesto a la lucha organizada. Esas formas musicales gozaban de un público negro relativamente escaso comparado con el rhythm & blues, estilo que mantenía muchos menos lazos formales con el movimiento. Sigo preguntándome: ¿Por qué Byron, por que?
Siguen con la soulera Hewbie Steps Out. Lo bueno de escribir en lugar de comentar a viva voz es que al mismo tiempo puedo escribir, escuchar y… bostezar. El asunto no mejora con Pucker Up Buttercup. Es más, ni siquiera empeora.
– Se lo adelanté… disquito… así de chiquitito… (dice la conciencia).
– Cállese… ¡no sea inconciente, Conciencia!
La conciencia representa la cúspide de la evolución del sistema nervioso al mismo tiempo que es la más enigmática de las funciones mentales. Intentar comprender su naturaleza es uno de los desafíos más apasionantes. Por intuición, más que por un cabal conocimiento, sabemos de qué se trata. Es un proceso subjetivo e intangible, en apariencia.
– ¿Pero qué es, realmente, la conciencia? Le pregunto a usted, sí… usted… (señalando con un dedo acusador a la Conciencia).
– Bueno, yo soy… (dice la Conciencia) una función mental mediante la cual me percato de usted (o sea del yo) y yo (o sea usted) tomó conciencia (que no sé muy bien qué es) de mí…
Llega otro tema de Shot Gun: Tally-ho. Esta versión es una foto perfecta de este disco… Ajada, borrosa y de color amarillento. Pegadito va What Does It Take (to Win Your Love) que parece arreglado por Santana (y en un mal día). En el cierre, retorna Bowman para alegría del público y hacen uno de los grandes éxitos de Walker, I’m A (Roadrunner). La verdad es que a estas alturas sólo quiero deshacerme del boomerang… Lo arrojo pero vuelve. No es fácil.
En síntesis: Don Byron, al aproximarse a Junior Walker, intentó ofrecer tributo a una de las principales fuentes de la música afro-americana, el rhythm & blues.
Pero en plena reverencia… se tropezó.
A cualquiera le puede pasar, ¿no?
Procurando lo mejor, estropeamos a menudo lo que está bien.
(William Shakespeare)
Sergio Picirilli