Por Los Codos

Vijay Iyer

Hablemos de Reimagining, tu último disco con el cuarteto…

El cuarteto ha sido mi banda principal de trabajo desde 1998. Es un ensamble en donde puedo trabajar y profundizar ideas provenientes de Monk, Coltrane, música de la India y, más recientemente, en el concepto de la interacción en grupos de trabajo reducidos. Allí también se desarrolla naturalmente una música con un gran componente emocional, en parte debido a la sensibilidad que Rudresh y yo compartimos y que aprendimos tanto de Coltrane como de nuestra propia experiencia en América.

¿En qué cambió la propuesta de la banda con respecto a los discos anteriores?

Éste es el tercer álbum de la banda… Los previos fueron Panoptic Modes de 2001 y Blood Sutra de 2003. En cada álbum aparece un baterista diferente, pero pienso que ahora con el joven Marcus Gilmore es más musical ya que deja fluir una sensibilidad especial que ayudó a lo que el grupo es ahora y eso quedó demostrado muy bien en Reimagining. Allí hay un desarrollo de técnicas rítmicas inusuales pero que, a la vez, cuando Marcus y el bajista Sthepan Crump las están tocando, se sienten naturales y relajadas. Apenas se nota la complejidad de lo que están haciendo y eso es muy difícil de lograr. Y todo eso surgió no necesariamente para un tema en particular, sino durante un período de tiempo en especial.

¿Cuál fue ese tiempo?

Ocurrió alrededor de las elecciones de 2004 (en los Estados Unidos). Un período emocionalmente denso para la sociedad. Creo que lo obtenido con el cuarteto fue parte de la resultante expresiva del inconciente colectivo. Y eso, en una última instancia, tuvo que ver con la esperanza…

¿Cuál es el concepto detrás del experimental Fieldworks?

FieldworksA mí me proporcionó la oportunidad de ser parte de un trabajo colectivo en donde todos contribuyen con ideas musicales, escuchando a cada uno de los otros y además respetándolos como compositores y creadores. También significa un importante grado de confianza en el proceso de construcción musical basado en la colaboración, lo cual te motiva a ensayar horas y horas hasta lograr arribar al objetivo. Cuando la entrega es absoluta, aprendés un montón de cosas sobre vos mismo y eso potencia las posibilidades de la creatividad colectiva. Es también la clase de concepto que te hace decir: “nosotros estamos en esto juntos”. Es la clase de mentalidad que realmente podés asociar más con una banda de rock. Fieldwork es una banda, realmente. No es el grupo de un tipo, no es la clase de proyecto en donde sus integrantes están subordinados a un tipo y su ego. Eso genera diálogo e ideas expresadas en un mismo nivel porque no estás forzado a decirle “” a ese tipo.

¿Y a qué fuentes conceptuales de inspiración recurren?

Observamos a todas las grandes experiencias colectivas para inspirarnos: The Art Ensemble of Chicago, Air, The Revolutionary Ensamble, Sun Ra’s Arkestra, Duke Ellington Orchestra y las grandes bandas de la historia del jazz como el cuarteto de Coltrane o el de Ornette (Coleman) o lo que sucedía con Monk y Max Roach y Bud Powell. Se trata de vislumbrar un escenario en el cual las ideas fluyen en red.

Nuestra sociedad se ha vuelto más visual… Experiencias multimedia como las que desarrollás en Still Life With Commentator e In What Language?, ¿son consecuencia de eso?

Still Life WithRealmente no puedo asegurar si tenemos una sociedad con una cultura más o menos visual que la que teníamos antes. Ciertamente es verdad que tenemos más acceso a una mayor cantidad de imágenes pero al mismo tiempo, cuando hay tanto para ver, su significado se va diluyendo. Los elementos multimedia en los proyectos que mencionás son el simple resultado de una colaboración interdisciplinaria más que un ejercicio autoconciente por intentar alcanzar un concepto de modernidad. Sin embargo esos experimentos, de alguna manera, son una respuesta a cierta dinámica cultural… En Still Life With Commentator el rol de los medios de comunicación en nuestra relación con la guerra y la atrocidad, en In What Language? la experiencia de la gente de color en occidente después de la globalización.

La cotidiana realidad, ¿hace que el músico se encierre en su proceso creativo o esa realidad interactúa al servicio de la inspiración?

Mahan - IyerBueno, la experiencia en el camino de la vida y la logística implicada para mantenerse allí, están al acecho y hacen que me encuentre a mí mismo fijándome en detalles mundanos a expensas del pensamiento artístico. Eso me hace reconocer que, ocasionalmente, la fatiga actúa en tal grado que torna mi desempeño en escena más vulnerable.

Siendo estadoundidense, permanentemente hacés mención a la herencia india recibida de tus padres (Vijay Iyer es hijo de inmigrantes del sur de la India). Tiempo atrás dijiste: “Siendo miembro de la diáspora del sur de Asia, post-colonial y multicultural, y como persona de color, pero también como ser humano con un cuerpo, una mente, memorias, emociones y aspiraciones espirituales… aprendí a mantener una mirada crítica desde los márgenes de la fuente principal de la cultura americana” (frase incluida en el booklet de su segundo disco).
¿Hasta qué punto sentís lo mismo hoy?

Bueno… todo eso es cierto, pero tal vez no necesite decirlo más. Cuando lo hice, a mediados de los noventa, fue porque tenía la necesidad de dejar en claro quién era yo. Sentía que el concepto de pertenencia requería una cierta explicación a la persona promedio, porque la gente de mi comunidad recién comenzaba a ser visible. Pero ahora el mundo ha progresado en ese sentido o, por lo menos, eso espero; y las culturas se han adaptado e interrelacionado. En síntesis, sólo debe entenderse que mi vida, de hecho, es como la de cualquier otro.

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