Tony Bennett: Duets – An American Classic

Lullaby Of Broadway, Smile, Put On a Happy Face, The Very Thought Of You, The Shadow Of Your Smile, Rags To Riches, The Good Life, Cold Cold Heart, If I Ruled the World, The Best Is Yet To Come, For Once In MY Life, Are You Havin’ Any Fun?, Because Of You, Just In Time, The Boulevard Of Broken Dreams, I Wanna Be Around, Sing You Sinners, I Left My Heart In San Francisco, How Do You Keep the Music Playing?


Músicos
:
Tony Bennett: voz
Lee Mosiker: piano
Paul Langosch: bajo
Harold Jones: batería
Gray Sargent: guitarra
Orquesta no especificada
Invitados: muchos

Sony/BMG, 2006

Calificación: Apoya vasos

Lo comentamos en el número anterior en nuestra sección “Brevario”.
Tony Bennett sacó 105 discos, vendió más de 50.000.000 de álbumes a lo largo y a lo ancho del planeta, graba desde hace seis décadas, tributó, lo tributaron y es una especie de leyenda viviente del jazz.
Una suerte de “último gran héroe”.
Para algunos. Bah… para unos cuantos.
Una simple cuenta matemática, si redondeamos los valores, nos da que, promediando, cada disco que editó Bennett fue adquirido por unas 500.000 personas; a mí me resulta un poco mucho, pero es lo que se dice.
Si tomamos como alternativa que cada comprador adquirió los álbumes en long play, casete, magazine y compact disc, la cantidad de adquirientes se reduce a 125.000.
Sigue siendo mucho.
Pensemos que cada una de esas personas ha decidido regalar no menos de 6 discos para navidad, cumpleaños, aniversarios o porque sí nomás… tendríamos que la cantidad de compradores “distintos” sería entonces de unos 20.000 (para ser exactos en la inexactitud, 20.833).
Este número (20.000, te dejo el 833 para la quiniela) es el necesario en la Argentina para ser galadornado con el “disco de oro”.
¿No impresiona?
¿No suena medio raro?
¿Exagerado?
En fin… lo cierto es que Tony Bennett ha decidido festejar su 80º cumpleaños con este álbum y para ello convocó a los más representativos… a algunos de los más representativos… a algunos conocidos… y se sabe que amigos son los amigos y cómo dejarlo al Tony en la estocada, cómo decirle que no, si además… hay, para decir que sí, tantas razone$$$$$.

Voy a tratar de ser lo más claro posible.
El disco cuenta con la presencia de el señor octogenario y su cuarteto. También hay una orquesta pero no acertamos a saber cuál es; la orquestación y conducción corrió por cuenta de Jorge Calandrelli; el productor ejecutivo fue Phil Ramone.
Antes de continuar, debo reconocer que el señor octogenario nunca fue de mi agrado; quiero decir… sus discos nunca me atraparon. O si lo hicieron, dejaron a mano la llave del candado.
Y el listado de músicos participantes en este proyecto, verdaderas luminarias de la industria discográfica, son eso: luminarias de la industria discográfica.
El señor octogenario, se me dirá, tiene todo el derecho de hacer lo que quiera y con quien se le antoje. Y lo ha hecho. Por eso llamó a Diana Krall, Barbra Streisand, K.D. Lang, Celine Dion, Billy Joel, Elton John, George Michael, James Taylor, Paul McCartney…
También cayeron en la volteada (bueno…) Sting, Stevie Wonder, Bono, Elvis Costello, Michael Bublé…
El señor octogenario se reserva para él solito I Left My Heart In San Francisco, con el aporte en piano de Bill Charlap. Eso, un dato.
El señor octogenario canta como puede y como le sale.
El señor octogenario no me ha hecho nada; es más: no sabe ni sabrá de mi existencia.
Pero el señor octogenario ha sacado un nuevo disco y lo escuché y no quiero quedarme solo con mis pensamientos.
El álbum del señor octogenario tiene algunos momentos para destacar.
Mencionaremos tres.

1 – El comienzo, junto a las Dixie Chicks, es un espanto.
2 – El aporte de… ¡¡¡Juanes!!! en The Shadow Of Your Smile es lamentable. Canta en inglés, hasta que de pronto sale de los parlantes “la sombra de tu amor…” y los escombros se transforman en polvo. ¿Y qué decir cuando el señor octogenario se anima con el idioma español? Sandro, créanme, lo hizo mucho, pero mucho mejor (¡¡¡y hablamos de… Sandro!!!)
3 – El tema que cierra el CD, con el aporte de George Michael, nos hace sentir un poco imbéciles: How Do You Keep the Music Playing?

Por eso, ahora me pregunto: ¿cómo hago para seguir escribiendo?

Marcelo Morales

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