Uncategorized

Voltaire: Pequeña Digresión

VoltaireAllí escribe sobre un hospicio de ciegos en el que sus miembros eran iguales y cuyos asuntos se decidían por pluralidad de votos. Eran felices hasta que uno de ellos pretendió ser un entendido en eso de los colores: “Este primer dictador de los ciegos creó primero un pequeño consejo, con el que se hizo dueño de todas las limosnas. Gracias a este medio, nadie se atrevió a enfrentarse a él. Decidió que todas las ropas de los ciegos eran blancas; los ciegos le creyeron; sólo hablaban de sus ropas blancas, aunque no hubiera una sola de ese color. Todo el mundo se burló de ellos; acudieron a quejarse al dictador, que los recibió muy mal; los trató de innovadores, de descreídos, de rebeldes, que se dejaban seducir por las opiniones erróneas de los que tenían ojos y que se atrevían a dudar de la infalibilidad de su amo. Esta disputa dio origen a dos bandos. Para aplacarlos, el dictador dio un decreto por el que todas sus ropas eran rojas. No había ningún ropaje rojo entre los ciegos. Se burlaron de ellos más que nunca. Nuevas quejas de parte de la comunidad. El dictador se enfureció, los demás ciegos también; disputaron mucho tiempo y la concordia sólo se restableció cuando a todos los ciegos se les permitió suspender su juicio sobre el color de sus ropas. Leyendo esta pequeña historia, un sordo confesó que los ciegos habían hecho mal opinando sobre colores, pero se mantuvo firme en la opinión de que sólo a los sordos corresponde opinar de música.”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *