El Ojo Tuerto

Uri Caine Ensamble: El Clásico De La Fecha

Jazz Bakery – Culver City (USA)
Viernes 11 de Mayo de 2007 – 21:30 hs.

Jazz BakeryEl 11 de mayo, con motivo del ciclo denominado Re-Imaginings of Mozart’s Music, se presentó en el Jazz Bakery de la ciudad de Culver City el Uri Caine Ensamble, en esta ocasión integrado por Ralph Alessi en trompeta, Jim Black en batería y percusión, Josefina Vergara en violín, Michael Formanek en contrabajo, Moran Katz en clarinete y su líder, Uri Caine, en piano acústico y electrónicos.
Sala llena, corazón contento.
9:30 PM. Ingresa Caine y en solitario ejecuta el primer movimiento de Piano Sonata in C Major. Si bien la matriz creativa de Caine está en el jazz, su feroz versatilidad le permite yuxtaponer múltiples lenguajes. La firme constitución de ese virtuoso collage musical le posibilita ofrecer una versión saltarina y zumbona, cargada de contrastes y contrasentidos. Como si estuviese interpretada, en un perfecto balance, con la mano derecha de Mozart y la izquierda de Salieri.

Uri CaineUn delicado fraseo marca el inicio del Segundo movimiento, pero de inmediato Caine se sumerge en el terreno de la improvisación.
El febril vocabulario desplegado aquí se aproxima al espíritu klezmorin.
A decir verdad, esto no parece ajustarse demasiado al original; salvo que Mozart en lugar de haber tocado para la Corte de Salzburgo lo haya hecho en un Bar Mitzva bajo el nombre de Wolfie Aaron Mozartiesky.
El cierre de este pasaje en solo piano será con el Tercer movimiento, con una adaptación en ritmo de ragtime que le permite a Caine exhibir todo su arsenal técnico, incluyendo una dramática serie de acordes en bloque. Procedimiento pianístico muy rítmico en el que las manos golpean simultáneamente el teclado y se desplazan como si estuviesen esposadas. Finalmente logra liberarse de esa posición y, como corresponde, lo hace en términos musicales: recurre a una fuga.

MozartYa con el ensamble en pleno atacan con Batti batti o bel Masetto aria de la ópera Don Giovanni. Obra de carácter profundo y mentalidad revolucionaria, que conectó lo cómico y lo terrorífico.
Mozart, con su absoluto dominio de la perceptiva y la lógica operística, vistió brillantemente el libreto elaborado por Lorenzo de Ponte.
Hasta que llego Caine y lo desvistió…
Una intro en piano deriva en una vertiginosa improvisación colectiva en la que sobresale el exuberante fraseo de Ralph Alessi en trompeta. Los arreglos confluyen en un stretto en La mayor. Tal vez para diferenciarlo de su similar en “La menor” y al que algunos en ámbitos judiciales denominan stupro. Un stretto se refiere al momento de una fuga en el que el segundo instrumento responde antes que el primero haya acabado. Lo que vulgarmente se conoce como ejecución precoz o non posso controllare niente. Y hablando de descontrol… Black, desde su bunker percusivo, matiza, apoya, empuja y penetra con una conmovedora (y dolorosa) precisión. Esto promueve un vibrante dialogo entre el clarinete de Katz y el violín de Vergara. Ahora la banda queda circunscripta a un trío de bajo, batería y piano, enfáticamente orientado al swing. Pura seducción, lo que se dice un auténtico Don Juan.

AlessiTodos aplauden. Algunos se pellizcan para asegurarse que están vivos. Continúan con Symphony 41 in C major, más conocida como Sinfonía Júpiter en do mayor. Mozart se ubicó en un período posterior a la forma contrapuntística y previo al subjetivismo que trajo el romanticismo. Esta obra manifiesta una síntesis estilística en la que confluyen el pasado, expresado por el contrapuntismo barroco, pero abriendo las puertas a nuevas estructuras compositivas basadas en tonalidades relativas y un gran equilibrio armónico y melódico. En la versión de Caine ocurre exactamente… lo contrario. El entusiasta arranque del original en el que Mozart simbolizaba el deseo de no dejarse vencer por la fatalidad, se transforma aquí en una apasionada canzonetta que representa un deseo no menos entusiasta y que en la lengua del Dante podría traducirse en un “andiamo a mangiare tutti quanti”. El piano y el violín construyen el edificio melódico, sobre el que Alessi despliega un exquisito solo en trompeta con sordina. La estructura sonora muta hasta convertirse en una especie de judeo-blues. Es un pasaje… un pasaje Tel Aviv-New Orleans ida y vuelta. Luego de un sobresaliente solo de Formanek en contrabajo, se produce una rotación melódica en la que los integrantes del ensamble democráticamente intercambian los roles protagónicos.

FormanekEs el turno de Clarinet quintet in A major k 581. Podemos asegurar que en esta pieza Mozart tuvo en cuenta una versión del basset clarinet afinado en La. Lo que no sabemos es… en “La” qué…
Los cuatro movimientos de esta obra constituyen uno de los mayores aportes de todos los tiempos a la música de cámara.
La visión de Caine respeta el concepto fundacional de la composición pero incorporándole cualidades inherentes a la exploración y la libre improvisación. Música de cámara… De cámara sorpresa.
La trompeta de Alessi se bambolea como un elefante en una tela de araña. Caine interrumpe a toda velocidad con su piano fórmula 1 y abre paso a un inquietante solo de clarinete de la no menos inquietante Moran Katz. Ahora es el turno de Jim Black y ya no es un elefante bamboleándose sino una manada avanzando en dirección al público.
Eso sí, el cierre de esta versión es concordante con el espíritu de los grandes clásicos… del rock’n’roll.
En síntesis: la interpretación del Quinteto para clarinete y cuerdas en La Mayor de Mozart que hicieron los integrantes del sexteto de Caine, arrojó el siguiente resultado: Mozart 5 – Caine 6.

Moran KatzSiguen con Sinfonia concertante in E flat major. Esta obra combina sencillez y equilibrio, intensidad y dulzura, el estilo italiano y el contrapunto germánico. El clarinete de Katz conduce convincentemente la melodía. Moran Katz tal vez no sea muy conocida por el publico de jazz, sin embargo ha sido solista de innumerables orquestas y grupos de música de cámara, incluyendo la Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta y el New Juilliard Ensamble. El ostinato construido por Formanek y los pesados acordes que surgen del piano, sostienen el esqueleto rítmico desde el que emergen una vibrante intervención de Black en percusión y un inmejorable unísono de violín y trompeta.
El inicial molto allegro de la Sinfonía número 40 en el que Mozart manifestara el anhelo tremulante de la expresividad romántica, aquí es reemplazado por un cavernícola solo de Josefina Vergarabatería en el que Black incluye un accesorio de percusión que por aspecto y dimensiones debe haber adquirido en algún sex shop. El resto de la banda es inducido a abordar el eje melódico, subrayado por una brillante intervención de la siempre sonriente Josefina Vergara y el sobresaliente aporte de Alessi.
El auténtico molto allegro llegará con el solo de Caine, primero improvisando relajadamente sobre el núcleo compositivo de la pieza y luego transformando la obra de Mozart en una swingeante versión de Blackbird de Lennon y McCartney, para concluir en un enfoque sincopado de Aguas de Marzo de Jobim… Creo que mi oído se nubló y empecé a escuchar visiones. Como si fuese poco, Jim Black nos sepulta con una impiadosa andanada percusiva. Los sobrevivientes ovacionan.

Jim BlackEl imperio otomano fue el primer estado en utilizar una banda de música en las batallas con el fin de estimular el espíritu de combate de las propias tropas y amedrentar al enemigo. Esas rudimentarias, precarias e insistentes marchas enardecían a los soldados, impulsándolos a combatir hasta asegurarse de haber aniquilado por completo… a los músicos.
Pese a los contradictorios resultados, esa música llamada alla turca tuvo influencia en grandes compositores clásicos. Beethoven la incorporó en la marcha Las ruinas de Atenas y en el final de la Novena Sinfonía; y Mozart compuso la Marcha de los Jenízaros y el Rondo alla turca.

Uri Caine
Una versión de esta última servirá como cierre a una noche inolvidable.
Caine dispara efectos desde su laptop. Black toca la batería con las manos haciendo que suene como una tabla. Formanek sostiene la estructura y Alessi, Vergara y Katz interactúan con vertiginosos fraseos.
El publico se eyecta de sus butacas para la ovación final.
No era para menos.
Después de todo, Mozart – Caine fue el Clásico de la fecha…

Sergio Piccirilli

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