Discos / DVD's

Porcupine Tree: Fear of a Blank Planet

Fear of a Blank Planet, My Ashes, Anesthetize, Sentimental, Way Out of Here, Sleep Together.


Músicos:
Steven Wilson: voz, guitarras.
Richard Barbieri: teclados.
Colin Edwin: bajo.
Gavin Harrison: batería.
John Wesley: coros.
Alex Lifeson: solo de guitarra en Anesthetize.
Robert Fripp: soundscapes en Way Out of Here.

Roadrunner, 2007

Calificación: Dame dos

“X-Box is a god to me – my finger in the switch – my mother is a bitch – my father gave up ever trying to talk to me”
“My friend says he wants to die – he´s in a band – they sound as Pearl Jam – The clothes are all black – the music is crap”
“In school I don´t concentrate – and sex is kinda fun – but just another one – of all the empty ways of  using up a day”
“How can be sure I´m here? – the pills that I´ve been talking confuse me – I need to know that someone sees that there´s nothing left I simply am not here”.

Un canto a la vida.
Si tiene hijos adolescentes no lo escuche; si tiene un buen día, no se lo arruine; si tiene un mal día, se lo va a complicar aún más.
Steven Wilson, en esta oportunidad, nos brinda un detallado retrato de la adolescencia que genera casos como Columbine o que termina en episodios como el reciente de West Virginia. A diferencia de otros discos, las letras son más extensas y concretas, muestran imágenes y sensaciones fuertes que hacen pensar. No se pone a pontificar ni busca palabras de aliento, sólo describe y lo hace muy bien.

Más allá de las impecables letras, la música es sorprendente, profunda, intrigante y emocional.  Éste es el disco número 12 en estudio de Porcupine Tree que, en los últimos diez años (desde que tomo forma definitiva tanto en vivo como en estudio con estos músicos), no hace más que crecer. El álbum anterior, Deadwing, es más crudo y directo, con un sonido más rockero. Fear of a Blank Planet no deja de lado esta faceta de la banda sino que se nutre de toda su historia para generar una variedad de recursos musicales muy interesantes. Siempre con una voz propia, van desde climas Pinkfloydianos, hasta la potencia de Dream Theater; en el medio tenemos una intervención impecable de Alex Lifeson, quien tiene clarísimo cómo entrar y cómo salir de un solo, y unos siempre coloridos paisajes musicales de Robert Fripp. Son una coctelera del progresivo y todos sus aledaños, con un sentido melódico impactante y una producción  para la cual no hay presupuesto que la pague.
Evitan muy bien los lugares comunes del progresivo y todas sus decisiones tienen sustento.

Éste es su mejor disco a la fecha; y creo que va a ser un clásico del estilo, cosa que no sucede desde hace 20 años. Se trata de una banda madura e inteligente, y esto último es lo que prima por sobre todas las cosas. Salvo por el baterista, ninguno de sus miembros es un virtuoso en los términos tradicionales, pero suenan como si lo fueran.
Los temas son de desarrollo largo, con partes entrelazadas creando los ambientes para lo que sigue. Manejan muy bien los tiempos, todo en su justa medida y lugar. Otra interesante nota de color es la participación de la London Session Orchestra con arreglos de Wilson en conjunto con el legendario Dave Stewart, tecladista en los ‘70 de Bruford, National Health, Hatfield and The North, Egg, etc. y que desde los ’80 tiene un dúo con su esposa Barbara Gaskin. Estos arreglos se escuchan en dos temas: My Ashes y Sleep Together .Son realmente interesantes, no tienen sólo la finalidad de brindar colores, sino que tienen un protagonismo relevante, sobre todo en el tema que cierra el CD, donde un arreglo casi psicodélico al estilo de Magical Mystery Tour, nos remite a I Am the Walrus. La producción está a cargo de la banda, al igual que los arreglos; esto permite que, a pesar de que Wilson escribe casi todo el material, el grupo se apropie de los temas y eso se nota tanto en estudio como en vivo.

Está claro que este muchacho Wilson se está dando todos los gustos.
El trabajo de Barbieri es impresionante. El ex Japan hace maravillas desde los teclados; no se caracteriza por una técnica endemoniada, ni mucho menos pero su trabajo en sonido y texturas es de gran sutileza y de calidad altísima. La base rítmica es un reloj suizo, mientras Edwin es quien ancla el sonido de la banda y permite a Harrison hacer maravillas.
Los temas centrales del disco son Fear of a Blank Planet y Anesthetize. El primero por su letra, que define el tenor del disco, y el segundo desde lo musical. Se trata de una obra impecable de 17 minutos de duración que muestra la versatilidad de los Porcupine Tree y que, al igual que el disco, no tiene un minuto de desperdicio.

Federico Larroca

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *