Bjork: Volta
Earth Intruders, Wandelust, Dull Flame of Desire, Innocence, I See Who You Are, Vertebrae by Vertebrae, Pneumonia, Hope, Declare Independence, My Juvenille
Músicos:
Bjork: voz, programas, sintetizador de bajo
Timbaland, Nate Dagherhands: teclados
Pete Davis, Damian Taylor: programas
Konono: percusión electrónica
Chris Corsano: batería, percusión
Men Xiao-Fen: pipa
Toumani Diabate: kora
Antony: voz
Jonas Sen: clavicordio
Atlantic, 2007
Calificación: Está bien
Prefiero un vicio tolerante a una virtud obstinada (Moliere)
En la trayectoria artística de Bjork se conjugan y confunden la persona, su personalidad y el personaje. Pero, ¿quién es realmente?
¿Es la joven hippie que vivía en la ciudad de Breidholt en las afueras de su Reykiavik natal o la que años más tarde modeló ropa de Gauthier y participó en la entrega de los Oscars de Hollywood?
¿Es la joven estrella de la serie de TV Glerbrot o la actriz que, a las órdenes de Lars Von Trier, obtuvo la Palma de Oro en Cannes por el papel de la sufrida inmigrante checa en Dancer in the Dark?
Bjork fue baterista en la banda punk Spit and Snot y clarinetista en Hijomsveit Konraos B. Fue vocalista del grupo de jazz-fusión Exodus y de la banda de rock gótico KUKL. Hizo after-punk con Tappi Tikarras y pop con The Sugarcubes.
Sus oscilantes acciones han generado polémicas y despertado admiración por igual. Esos contrastes, propios de una diva, permiten reunir rasgos disímiles y desconcertantes. Tan opuestos como recibir un reconocimiento del Parlamento Islandés por su contribución a la cultura de ese país pese a no tener domicilio allí y a que el cuerpo principal de su obra se ha expresado en inglés.
Bjork es la ganadora del Premio Brostes al optimismo y también la que cayó en una profunda depresión después de participar en la delegación de la ONU que visitó las zonas afectadas por el tsunami en Indonesia.
Es la artista que compuso e interpretó con autoridad la canción Oceania en la apertura de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 ante una audiencia estimada en 3.000 millones de televidentes, pero también quien confesó haberle pegado en público a la periodista Julie Kaufman a causa de un stress fuera de control.
Bjork es todo eso y mucho más.
Sin embargo, persona, personaje y personalidad no son lo mismo.
La palabra persona viene del latín persona, que viene a ser… lo mismo.
Pero a su vez deriva del etrusco phersu que significa… esteee.
Bueno, hace una semana que busco alguien que hable etrusco pero no hay caso. Por suerte phersu proviene del griego prospera y como todos saben, el griego viene de Grecia…
Aunque también puede venir de España o Italia y no por eso va a dejar de ser griego. Por un momento olvidémonos del griego y el etrusco. Persona, en latín, significa per sona, término aplicado para designar las máscaras que usaban los actores en las representaciones teatrales.
Esto se asocia al doble sentido que se otorga a la palabra personaje, ya que se utiliza para referirse a un sujeto distinguido pero también para designar a un ser de ficción creado por alguna personalidad del arte y la cultura. Y hablando de personalidad…
W. Allport dijo que “personalidad es la organización dinámica, en el interior del individuo, de los sistemas que determinan su conducta y su pensamiento característico”, lo que equivale a decir que personalidad es la… organización dinámica… bla, bla, bla… su conducta, etc., etc….
Lo que dijo Allport.
De hecho, es un factor unificador que vincula todas nuestras experiencias emocionales y valores y establece tendencias determinantes que dirigen y motivan la acción característica de cada individuo.
En la psicología de la personalidad existe un enigma: el yo. Pero como no me gusta hablar de mí, mejor hablemos de el usted o de… la Bjork.
No sé si le comenté… pero Bjork tiene un nuevo disco llamado Volta.
Y como ha ocurrido en el pasado, no es lo que sus fans esperaban encontrar. Volta está cargado de paradojas. Combina el beat heavy de Homogenic con la actitud romántica de Debut. La introspección de Medulla con la experimentación en el campo de la interacción entre instrumentos arcaicos y la electrónica de Vespertine. Todo subrayado por una hermética actitud claustrofóbica y una carga de ira más próxima a la declaración política que a la ambigüedad emocional y más cercana a la agresividad sexual que al amor. Con letras oblicuas que revelan su íntima reacción ante la guerra y el terrorismo y en el que el poder de la naturaleza prevalece sobre el deterioro psíquico y físico.
Volta es un auténtico manifiesto de la diversidad en el campo sonoro que pretende alcanzar Bjork, ejemplificado a través de los músicos invitados. El hardcore beat de Timbaland y la dulzura andrógina de Antony. El sonido de la kora de Toumani Diabate, la pipa de Men Xiao-Fen y la batería avant-rock de Chris Corsano combinado con la percusión africana de Konono, una sección de bronces de Islandia y efectos electrónicos.
El disco abre con Earth Intruders, un intenso afro-dance coproducido por Bjork y Timbaland. En Wanderlust se yuxtaponen épicos bronces con robóticos efectos electrónicos, mientras Bjork advierte y proclama: “la obsesión por el confort sofoca el alma, por eso me abracé a mi hogar flotante y ahora me siento como en casa en cualquier lugar.”
La letra de Dull Flame of Desire está tomada de un poema de Fyodor Tyutchev que aparece en el film Stalker de Andrei Tarkovsky. Incluye un intenso duelo vocal entre Bjork y Antony, cantante que admite influencias de Rufus Wainwright y Boy George. Aunque para ser sincero, de boy no tiene mucho. La tensión confluye en un catártico ritmo tribal.
Innocence es lo más cercano al pop en este trabajo. Bjork reconoce: “Hubo una vez en la que no tenía miedo, esa inocencia permanece intacta pero en otro sitio”, para agregar “perdí mi origen y estoy queriendo encontrarlo”. Toda una confesión para alguien que lleva más de tres décadas de carrera artística.
La económica construcción sónica de I See Who You Are, en la que participa la prestigiosa Men Xiao-Fen, empalma con la intro de Vertebrae by Vertebrae, que parece extractada de un soundtrack compuesto por Bernard Hermann para alguno de los filmes de Hitchcock. Luego, un redoblante de carácter marcial abre a una desesperada súplica “por años conviví con una nube claustrofóbica en mí, por favor libérame de esa presión”. Esa debilidad parece encontrar solución en Pneumonia, al expresar “el mundo te causará dolor a menos que respires con valentía. Encerrarte en vos mismo puede ser el crimen más grande de todos”.
Las voces sobregrabadas y la kora de Diabate en Hope contrastan con el punk-beat de Declare Independence del que surge un grito de rebeldía casi adolescente: “No dejes que hagan las cosas por vos, andá a la cima de la montaña más alta y levantá tu propia bandera.”
Para cerrar con el reposado exotismo de (¿la intrascendente?) My Juvenille, cantado (otra vez) a dúo con Antony.
En Volta hallamos integrados una disparidad de conceptos y resultados, que tal vez no alcancen a responder el interrogante inicial, pero que parecen dirigidos a unificar la persona, su personalidad y el personaje.
Sin por ello dejar de incomodar, seducir, sorprender y confundir.
Cuando la gente está de acuerdo conmigo, siempre pienso que estoy equivocado (Oscar Wilde)
Sergio Piccirilli