El Ojo Tuerto

Genesis: La Biblia Junto al Calefón

Hollywood Bowl – Los Angeles (USA)
Viernes 12 Octubre de 2007 – 20:00 hs.

Los mitos son un modo de expresar las sensaciones del alma por medio de imágenes, emblemas o símbolos. Aunque a veces el carácter sagrado que se les otorga parezca una aberración de la lógica, suelen tener un origen verdadero. En casi todas las culturas, mito y realidad se confunden y entrelazan, hasta convertirse en una alegoría de los ideales morales referentes del bien y del mal. En los mitos lo malo es perfectamente malo; y lo bueno, inconfundiblemente bueno.
La búsqueda de los ideales y la necesidad de contar con un mito propio no resultan difíciles de conjugar (ejemplo: yo quiero mi-mito, tú quieres mi-mito, él quiere mi-mito… todos queremos mimitos).
Quienes vivieron en tiempo real el surgimiento y desarrollo del rock sinfónico de los años setenta, seguramente ubicarán a Genesis en un lugar de privilegio dentro de la jerarquía de los mitos.
Incluso lo sucedido en décadas posteriores con la banda, para muchos no hizo más que ratificar la polarización de los mitos entre lo inconfundiblemente bueno y lo perfectamente malo.
Marx, al que según parece no le gustaba el rock sinfónico, dijo que los mitos esconden la cosmovisión del hombre primitivo y que sólo tienen lugar cuando el hombre es una criatura miserable y abandonada en medio de las fuerzas de la naturaleza, cuyas leyes ignora por completo.
Bueno… todos alguna vez hemos leído a Marx, pero por alguna valedera razón nadie quiere escuchar sus discos.

Genesis fue uno de los pioneros en el diseño de la iconografía fundacional del rock sinfónico: el uso de movimientos al igual que en la música clásica, aspiraciones heredadas de la psicodelia, preparación musical académica, temas épicos, álbumes conceptuales y letras ambiciosas. En lo musical recibió influencias de clásicos como Rachmaninov, Ravel, Shostakovich y Mahler, algo del mejor folk inglés y bastante del rock y el pop de la época, como Procol Harum, The Nice, The Beatles y The Animals. Todo esto condimentado con el aspecto teatral de sus presentaciones manifestado a través de cambios de vestuario, utilización de maquillaje y la interpretación actoral a cargo de Peter Gabriel como medio para expresar el contenido de sus canciones.
Ya en la Biblia se hablaba de Genesis… Y si no me cree, vaya al primer libro del Antiguo Testamento. Eso sí, en caso de que le resulte difícil salir de la atrapante complejidad de los textos bíblicos del Génesis, recomendamos leer algún versículo referido a Abraham. El recurso es simple: ”¡abrahaaaam… abrahaaaam!” Y seguro que sale…

El Turn it on Again Tour 2007 fue el emprendimiento que trajo de regreso a escena a Genesis o al menos lo que queda de él, es decir: Phil Collins en voz y batería, Mike Rutherford en bajo y guitarra, Tony Banks en teclados, Daryl Stuermer en guitarra y bajo y Chester Thompson en batería. Esta gira mundial cerraba en el Hollywood Bowl, uno de los anfiteatros más famosos del mundo.
Allí fuimos, llevando a cuestas las emociones de los 70’s, el encono de los 80’s, la compasión de los 90’s y las dudas de… siempre.

El inicio es con un medley del álbum Duke, de 1980, que incluye una poderosa sección instrumental con Behind the Lines y Duke’s End que enlaza con el hit, Turn it on Again. Su estructura rítmica en 6/4 y 7/4 resulta de inhabitual complejidad para un tema pop “todo terreno” que ha servido como título a un álbum de grandes éxitos de reciente edición, que además dio nombre a esta gira y que, por si fuera poco, la General Motors usó en uno de sus últimos comerciales televisivos. Para disipar dudas, señalemos que la banda suena ajustada; Phil Collins se muestra en buena forma y el sonido es claro y contundente. Todo esto realzado por un imponente aparato escénico que incluye efectos lumínicos y una pantalla digital de última generación diseñados por Mark Fisher, famoso por haber trabajado en giras con Pink Floyd, The Rolling Stones y U2.

Continúan con No Son of Mine del álbum de 1992 We Can’t Dance. Analicemos la letra: muchacho se va de casa y deja a papá. Muchacho vuelve a casa a buscar a papá. Nada que uno no pueda ver en la telenovela “Papá Corazón”. En la intro al segundo verso se escucha una guitarra sintetizada disparando un efecto similar al que obtuviera Adrian Belew en el tema de King Crimson, Elephant Talk. Claro que el de Belew era un elefante macho de 7 toneladas y largos colmillos y el que hace Rutherford tiene la dulce inocencia de Dumbo. Está bien, después de todo estamos más cerca de Disneylandia que de la selva africana.
Sigue Land of Confusion y su anacrónica alusión a la “lluvia fría”… Quise decir “guerra fría”. Es que, contra todos los pronósticos, ha comenzado a llover y el Hollywood Bowl es un lugar abierto y… ¡no importa! Nada que no puedan solucionar un paraguas y un buen par de botas de goma.
En In the Cage, Rael, el personaje central del álbum The Lamb Lies Down on Broadway, despierta en una cueva y las estalactitas y estalagmitas van formando una celda alrededor de su cuerpo. Todo esto se refleja muy bien en las impactantes imágenes digitalizadas. El final de esta versión incluye un magnífico solo de Tony Banks que empalma con la segunda sección de Cinema Show del álbum de 1973 Selling England by the Pound, seguido por una abreviada versión de Duke’s Travels.
Esta especie de enganchados setentistas culmina con una impecable entrega de Afterglow del álbum de 1977 Wind and Wuthering.

El público, que no ha parado de cantar desde el inicio del show, retribuye este segmento con una estruendosa y más que merecida ovación.
Pero…“Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia junto al calefón”, dice Enrique Santos Discépolo en su tango de 1935 Cambalache. El calefón en este caso es la soporífera Hold on my Heart.
Home by the Sea es una combinación de pop y rock que sirve de marco para la historia de un ladrón que ingresa a una casa embrujada. El ladrón es Phil Collins… Quiero decir el personaje… Usted entiende, ¿no?
Siguen con Follow you Follow me del álbum And Then There Were Three de 1978, canción de amor que fuera el primer suceso pop de la banda.
La llovizna se ha convertido en un aguacero. ¡No importa! Nada que no puedan solucionar unas antiparras y un buen par de patas de rana.


Ajenos al tiempo… atacan con una gloriosa versión instrumental de Firth of Fifth del álbum Selling England by the Pound con muy buenas intervenciones de Banks y Stuermer. Siguen con otro clásico de su repertorio, I Know What I Like, canción que habla de un joven jardinero que se niega a crecer. Y hablando de gente que no quiere crecer… Collins hace el mismo solo circense en pandereta de siempre. Para que no queden dudas sobre la época en que transcurrieron los hechos, las pantallas muestran imágenes del Genesis de hace tres décadas.
En Mama, Collins continúa su unipersonal, risita diabólica incluida.

El diluvio universal es el nombre con el que se conoce un acontecimiento narrado en el Génesis sobre el castigo enviado por Dios ante la maldad del hombre. No sé cuánto tenga que ver el solo de pandereta o la risita de Collins, pero está lloviendo a baldes. ¡No importa!
Nada que no puedan solucionar Noé y un buen arca con su nombre.

La primera muestra de arrepentimiento bíblico llega con el exquisito Ripples de A Trick of the Tail, que incluye ilustraciones a lo Roger Dean. Enseguida, una pequeña recaída con la igualmente diminuta Throwing it All Away. Luego, los impresionantes y muy festejados efectos de Domino. Sigue Conversations with 2 Stools, el dueto de Collins y Thompson que incluye percusión sobre unas banquetas y un duelo de baterías que desemboca en una apocalíptica versión de Los Endos.
El cierre, en condiciones de catástrofe meteorológica, con Tonight, Tonight e Invisible Touch, tendrá un impensado carácter épico.
Dos horas y media de concierto. Un empapado Phil Collins anuncia que no habrá bises y es comprensible. La gente se retira feliz nadando estilo mariposa.

En la época en que Discéplo escribió la frase “la Biblia junto al calefón” escaseaba el papel higiénico.
El papel de las Biblias era mucho más grato que el de los diarios; así fue que, donaciones mediante, terminaron en los baños junto al calefón.
Así de contrastante y placentero puede ser el Cambalache de la vida.
En Buenos Aires o en Hollywood.
En 1935 y en el 2007, también…

Sergio Piccirilli

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