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Josh Roseman New Constellation: Live in Vienna

Satta Massagama, Greasy Feets Music, Thoroughfare, I Should Have Known Better, Olsen Twins Supoena, Theme Constellations, B4 and After, Confucious, Purpled Turtles Liberations, I Wanna Be with You, I Should Have Know Better (live remix)


Músicos:
Josh Roseman: trombón, electrónicos
Peter Apfelbaum: saxo tenor, órgano
Ambrose Akimusire: trompeta
Barney McAll: piano, teclados, samples
Marvin Sewell, Will Bernard: guitarra
Jonathan Maroon: bajo eléctrico
Justin Brown: batería

Accurate, 2007

Calificación: Buena gente

La arrogancia cultural que existe en Estados Unidos sugiere ignorar aquello que está más allá de sus fronteras (Uri Caine)

Confieso que, en un primer momento, el juicio de valor que expresa la frase de Uri Caine me pareció excesivo. Incluso llegué a pensar que por algo este excepcional músico ha logrado trascender a través de su obra y no por sus opiniones. Sin embargo, consideré apropiado evaluar la asociación existente entre lo que se dice y se hace en relación con lo que se piensa y se cree. En la búsqueda de argumentos en un sentido o en otro, llegué por casualidad a una frase del actual presidente de la primer potencia mundial (sin hacer nombres… su apellido es Bush): “El futuro será mejor mañana (sic). Nosotros vamos a tener el pueblo estadounidense mejor ilustrado del mundo”. Allí comprobé que lo que se dice tiene relación con lo que se hace; ya que alguien que expresa semejante idiotez tiene grandes probabilidades de que sus acciones contengan similares proporciones de torpeza.
El científico estadounidense James Watson, quien recibiera el Premio Nobel por sus hallazgos respecto a la cadena de ADN, dijo recientemente: “Nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia (refiriéndose a los afroamericanos) es la misma que la nuestra, cuando la realidad señala todo lo contrario”. En este caso la importancia de la investigación científica llevada a cabo por Watson (o sea su obra) es inversamente proporcional a su estúpido etnocentrismo.
Como describiera con acierto Oscar Wilde: “Nadie está libre de decir estupideces, el problema consiste en decirlas con énfasis”.

Lo mejor es actuar con cautela.
No se trata de “pedirle peras al horno” y mucho menos “dejarse seducir por el canto de ballenas”.
Así que lo más inteligente es guardar silencio ya que “en boca cerrada no entran focas”. Bueno, con la boca abierta tampoco. Aunque he conocido bocas grandotas que a lo mejor… ¡olvídese del asunto!
Pero si la foca es pequeña… tal vez.
Y ya que estamos hablando de focas. No quiero desenfocarme.
En este mundo globalizado no hay culturas homogéneas; pero esa multiplicidad cultural no garantiza que haya interacción. Cada vez observamos con más frecuencia desequilibrios que derivan en relaciones culturales inequitativas. Etnocentrismo, genocidio, racismo y la discriminación peyorativa son algunos de los nefastos factores que impiden un intercambio cultural equitativo. Ergo, la multiculturalidad no implica interculturalidad. Mientras la intolerancia niega al otro, la tolerancia por sí sola resulta insuficiente, pues sólo permite la existencia de otras culturas pero no les otorga derechos, ni pretende conocerlas y mucho menos busca intercambiar logros culturales con ellas.
Esto nos lleva a concluir que la arrogancia cultural aludida por Caine abarca la acción intolerante y también la inacción de la tolerancia.
Para escapar a esas falsas opciones se requiere del esfuerzo cognoscitivo y de comprensión, respeto y conocer la propia cultura y las otras para construir identidades desde las cuales nos relacionemos.

El Josh Roseman’s New Constellation es un grupo de músicos de Estados Unidos que hacen ska y reggae de Jamaica y su álbum fue grabado en vivo en Austria. Lo que equivale a una contundente declaración de multiculturalidad en un mundo globalizado. Veamos si eso es suficiente para que las culturas involucradas interactúen.
El inicio es con una versión instrumental de Satta Massagana. Clásico del grupo jamaiquino The Abyssinians, cuya letra fue escrita parcialmente en amárico, el lenguaje etíope. Recordemos que el Dios de los rastafaris es el último emperador de Etiopía, Haile Selassie. New Constellation abreva en las fuentes del roots reggae contenidas en el original pero enlazándolas con los pioneros de la experimentación electrónica del movimiento rastafari como Johnny Clarke y Lincoln Thompson.
Greasy Feets Music provee elementos de funk pero sin apartarse del reggae, término que es una derivación de ragga que, a su vez, es una abreviación de ragamuffin, que en inglés significa harapiento. Rótulo que se aplicó para denominar a los pobres de Jamaica y también a los rastas y a los movimientos culturales de los barrios más populares…
“A la chusma”, dirían Watson, Bush y Kiko, de El Chavo del Ocho.

Siguen con un cover de Thoroughfare, composición que pertenece a Don Drummond, el legendario trombonista de ska y líder de la banda Skatalites. El ska tuvo su auge en la década del ’60 y deriva principalmente de la fusión de la música negra estadounidense con ritmos caribeños. Precursor directo del rocksteady y más tarde del reggae. El encuadre de New Constellation es apto para animar cumpleaños de quince, despedidas de solteros, casamientos e ideal para sacar a bailar a su esposa o incluso la mía.
Luego llega una dudosa versión en ritmo de ska del tema de Lennon y McCartney I Should Have Known Better del álbum A Hard Day’s Night de 1964. Algunos electrónicos, fraseos de trombón, un sampler con la voz de Bush. Simpático, falto de sustancia y muy disperso. Me refiero al tema, por supuesto. Bush, como ya sabemos, no es simpático.
El bache continúa con Olsen Twins Supoena, tema que tarda más de tres minutos en empezar y que nunca termina por definirse. Algún clima por aquí, un tecladito inofensivo por allá, un solo de trompetita y poco más. Lo mas claro son los aplausos del final.
La recuperación llega con Theme Constellations, que conserva la identidad entre callejera, nostálgica, misteriosa y festiva del ska pero expresado en un contexto próximo a bandas más emparentadas con el jazz como Let’s go bowling, Undercover S.K.A. y Dancing Mood. Impecables intervenciones de Apfelbaum y Roseman, base monolítica, otra vez la voz sampleada de Bush y un pasaje exploratorio en teclados que podría ilustrar el viaje al espacio del primer astronauta jamaiquino.

En B4 and After confluyen el ska, el drum ’n’ bass y la música electrónica. A continuación hacen otro tema de Don Drummond, Confucious. Una versión sincopada que parece remitir a la denominada “segunda ola” del ska, corriente surgida a fines de los setenta cuando los inmigrantes jamaiquinos llamados rudeboys viajaron a Inglaterra y se mezclaron con el punk arrojando como resultado un sonido más rápido y contundente pero manteniendo el estilo alegre y bailable.
Purpled Turtles Liberations es un frustrado viaje a las raíces del ska. A finales de los cincuenta los músicos de Kingston empezaron a experimentar con el blues y ritmos autóctonos como el mento y la soca. El fallido intento de New Constellation deriva en una especie de rocksteady dietético. Luego es el turno de una decadente versión de I Wanna Be with You, tema de John Hiatt que popularizara Mandy Moore. El último tema tampoco debe tomarse muy en serio. Otra vez I Should Have Know Better de The Beatles pero ahora en una versión remix que parece la música de un video juego.
Un chiste feo, mal contado y largo.
Síntesis: Un desparejo intento por reconocer desde el primer mundo, la existencia de la música de Jamaica. Claro está, sin jamaiquinos a la vista.

Sergio Piccirilli

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