El Ojo Tuerto

Dave Holland Quintet: Sorpresa y Emoción… Escasas

Teatro Coliseo – Buenos Aires
Sábado 19 de enero de 2008 – 22:00 hs.

Dave HollandEl término “emoción” deriva del latín emotio; según la Real Academia Española, es una “alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática” o bien un “interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo”. En psicología, la emoción es “aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco e incluye reacciones como la agresividad, el llanto…”
Según un artículo aparecido en el sitio de PsicoActiva, las emociones, al ser estados afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse; se dice también que hay seis tipos de emociones básicas: miedo, sorpresa, aversión, ira, alegría y tristeza. De esto se desprende que la emoción (como prácticamente todo, bah… y no sé por qué el “prácticamente”) es subjetiva.
Uno puede controlar sus expresiones faciales, los gestos, las acciones… pero hay otros componentes involuntarios como el temblor, el sonrojamiento, el sudor, la respiración agitada, la dilatación pupilar y el aumento del ritmo cardíaco.

En otro artículo titulado “¿Qué es la emoción?”, responsabilidad de M.P. González, E. Barrull, C. Pons y P. Marteles, se afirma que “hasta el trabajo de Wukmir en 1967 nadie ha sabido dar una explicación coherente del fenómeno de la emoción (…) En cada instante experimentamos algún tipo de emoción o sentimiento (…) cada emoción expresa una cantidad o magnitud en una escala positivo/negativo. Así, experimentamos emociones positivas y negativas en grados variables y de intensidad diversa (…) La emoción es una respuesta inmediata del organismo que informa del grado de favorabilidad de un estímulo o situación. Si la situación le parece favorecer su supervivencia, experimenta una emoción positiva (alegría, satisfacción, deseo, paz, etc.) y si no, experimenta una emoción negativa (tristeza, desilusión, pena, angustia, etc.)”.

Steve NelsonMuy bien, nos encontramos la semana próxima para…
Ah… sí… entiendo… disculpe, es que me embalé y me sorprendió la… ¿sorprendió dije?
Ajá. Ya que insisten… La sorpresa es… bueno… sería sorprendente y sorpresivo que… porque todos sabemos más o menos en qué consiste una sorpresa, ¿no?
La sorpresa es aquello que venía acompañando a los chocolatines Jack o los Topolín.
Pero… ¿puedo pedirle un favor? No haga que me disperse que…
La dispersión es el acto de dividir el esfuerzo, la atención o la actividad, aplicándolos desordenadamente en múltiples direcciones.
¿Puedo seguir ahora? Es que estoy tratando de ser coherente y usted… está bien… pero es la última, ¿eh? La coherencia es la conexión, relación o unión de unas cosas con otras o bien una actitud lógica y consecuente con una posición anterior.

Uffff… la verdad que no sé por qué me ha comentado todo esto. Si lo único que quería era comentarle que el sábado 19 de enero asistí a una nueva presentación del Dave Holland Quintet en Buenos Aires.
Aunque su apellido indique lo contrario, Dave Holland es inglés.
Usted lo ve sobre el escenario y es un verdadero gentleman.
Pero antes de que el británico iniciara su presentación, siendo las 22:15 hs. irrumpió en el escenario el sexteto argentino Escalandrum.
El combo, liderado por el baterista Daniel “Pipi” Piazzolla, salió a la cancha con la formación habitual. Mariano Sívori en contrabajo, Nicolás Guerschberg en piano y Martín Pantyrer, Damián Fogiel y Gustavo Musso en saxos.
Interpretaron tres temas en 25 minutos que formarán parte de su próximo álbum.
No nos explayaremos en demasía porque iremos (invitados, pagando, de prepo o apelando a ciertos contactos con los barra brava escalandrumenses) cuando el álbum sea presentado oficialmente. Pero estuvimos ahí, atentos, tomando nota; y, sin más rodeos, estamos en condiciones de decir que:

  • Pipi PiazzollaEl primer tema fue Estación Once, que arranca con una potente intro de Guerschberg mientras Sívori actúa como sostén y Piazzolla juega con los aros de sus tambores. Una pequeña fanfarria de los saxos, Un amago de solo de Pantyrer. Un solo concretado en buena forma por Fogiel. El sexteto toma velocidad y la base rítmica te aplasta. Un corte abrupto y Guerschberg queda solo tirando fraseos que recuerdan al Corea más clásico (al pianista Chick, no al país). Mientras tanto, el Pipi Piazzolla, fuera de sí, danza. Luego de un aire folclórico a cargo del combo en su totalidad, sucede un final tan contundente como preciso. Piazzolla decide presentar no a sus músicos, sino a sus amigos.
  • Zamba para Morita es una preciosa balada que incluye un buen trabajo en escobillas del baterista y un relajado diálogo entre Musso y Pantyrer; éste toma el liderazgo con (muy) buen gusto y Piazzolla parece incrustar su cabeza dentro del redoblante. Las sutilezas del pianista y de Sívori hacen el resto.
  • El último de los temas es Travesía. Avanza Musso en soprano, lo sucede Fogiel en tenor y a caballo se sube Pantyrer en barítono. Innegable aire ciudadano. Otra breve fanfarria propicia un ataque del sexteto que demuele. Luego quedan en cuarteto, liderado por Musso con un Sívori preciso y Piazzolla jugando nuevamente con los aros y los tambores. La gran intervención de Musso no oculta las sutilezas que aparecen por detrás. Guerschberg ayuda aportando graves con su mano izquierda. El Pipi se suelta y a cabalgar se ha dicho. El trío de saxos entra con vaselina y el momento es espectacular, platillo al piso incluido.
  • Final. Gran presentación de Escalandrum. Reviso mis apuntes y copio: “al inglés le va a costar”.

Nate SmithA las 23:00 hs. Dave Holland tira un fraseo apoyado por el baterista Nate Smith y el vibrafonista/marimbista Steve Nelson. Robin Eubanks en trombón y Chris Potter en saxo tenor, toman la delantera y dialogan lúdicamente. Se corta solo Potter pero lo que nos sorprende es la solidez de Smith y sus infinitas sutilezas. El solo del saxofonista es correcto. La faena de Smith es indefinible. Holland, como siempre: sobrio y sólido, como si sus dedos acariciaran un charango en lugar de un contrabajo. Primera intervención solista del líder a la que se sucede una de Nelson. ¿Todos los temas tendrán la misma estructura? Quiero decir… ¿presentación de la melodía, solos a piacere y luego el retorno al inicio, todos juntos, para un gran final? De todas maneras, está Smith, que con una zurda prodigiosa parece querer contagiar.

PotterHolland toma el micrófono. Su voz no se escucha claramente, así que seguramente vamos a pifiarle en algún título y a ignorar algún otro. Abrieron con One Step Two, un estreno. Siguen con Make Believe. Cuando arremete Smith parece que se viene flor de tormenta; pero se trataba de una brisa nomás. Que con el veranito que nos está tocando vivir en Buenos Aires, no es poco… pero es una brisa. De nuevo los solos, esta vez Potter va al soprano.
A continuación, una composición de Potter, creemos que So Scrambling; luego sigue una de Robin Eubanks, The Summer All Parts, otra pieza en la que una sutil, larga y sentida intro de Holland se sumerge luego en territorios conocidos, transitados y previsibles. Potter y Eubanks le ponen garra pero no alcanza. Afortunadamente, Smith sigue ahí, con el tanque lleno. El tema languidece hasta morir de muerte natural.

Robin EubanksEl cierre es con Lucky Seven, donde han decidido quemar las naves. Una buena intervención de Nelson (¿por qué el cuentagotas?) da pie a la confirmación que necesitábamos: el baterista Nate Smith es un verdadero crack, haciendo un solo atractivo hasta para quienes no miramos con buenos ojos los solos de batería. Pero es que Smith jamás se fue del tema y las hizo prácticamente todas. Aunque… ¿por qué prácticamente? El quinteto hace justicia con el bueno de Smith proporcionando un final a toda orquesta y plena potencia.
El bis, Easy Did It no agregó prácticamente nada novedoso.
Final.

Hummm… usted pensará que algo no anda bien en este comentario.
Yo tengo la misma sensación.
A ver… Escalandrum, grupo de apertura que tocó 25 minutos contó con 1871 caracteres, 370 palabras y 29 líneas. El Dave Holland Quintet actuó unos 90 minutos y fue ¿beneficiado? con 1894 caracteres, 384 palabras y 27 líneas.
Lo que podríamos denominar un empate “técnico”.
A ver Morales… expliquemos esto…
Voy recordando. La última visita de Dave Holland (con este mismo quinteto) a Buenos Aires fue en septiembre de 2006. Y estuve releyéndola.
Y creo que, inconscientemente, no quise autoplagiarme.
Porque la verdad que el show del ¿mejor quinteto de jazz de la actualidad? fue… fue.
Han sonado prolijos, pulcros, profesionales, serios, correctos.
Pero en ningún momento sentí “alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”; y fue decreciendo de manera estrepitosa mi “interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo”.
Uy… esto coincide con el comienzo… con la emoción…

En realidad noté que comenzaba a dividir mi esfuerzo, atención y actividad, que se iban desordenando en múltiples direcciones.
O sea… me dispersé.
Y sorpresa… para sorpresa… recurramos al chocolatín Jack.
O al Topolín.
Porque la verdad que el concierto brindado por el Dave Holland Quintet fue, como se dijo, prolijo, pulcro, profesional, serio, correcto.
Pero de sorpresa y emoción, ni hablar.
Y no solamente es una verdadera pena.
Sino que también sentí cierta frustración.
Y no cometeré el mismo error de la otra vez.
Esta vez me voy a cuidar.
En serio.
Porque… ¿cómo explicar que lo que en teoría debía entregar el Dave Holland Quintet lo ofreció –con creces- Escalandrum?
Insisto… menos mal que me frené a tiempo y no lo escribí…

Marcelo Morales

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