El Ojo Tuerto

Lito Epumer Trío: Sólido mono-Lito

Thelonious Bar –  Buenos Aires
Miércoles 23 de Enero de 2008 – 21:30 hs.

Siempre resulta atractivo ir a ver shows de talentosos músicos locales y más aún a lugares como Thelonious que, aunque con ciertas limitaciones sonoras, ofrece una atmósfera cálida e intimista para los artistas y el público.
En esta oportunidad tuve la suerte de ver una propuesta intrigante en la previa, pues propone la integración de tres músicos que han recorrido caminos muy diversos entre sí. Lito Epumer nos estaba presentando lo que su gacetilla de prensa dio en llamar Power Trio, junto con la leyenda del bajo Machi Rufino y al baterista Cristian Judurcha.

Epumer cuenta en su haber una amplia trayectoria cuyos comienzos se remontan a la formación de la banda Madre Atómica junto a Mono Fontana y Pedro Aznar; de allí en adelante ha participado de distintos proyectos que lo han ligado a prestigiosos músicos locales del calibre de Luis Alberto Spinetta y Lito Vitale, entre tantísimos otros. Su fuerte ha sido siempre la guitarra de fusión o dentro de lo más eléctrico que el jazz puede ofrecer.
En el caso de Machi, su background tiene orígenes más rockeros (por no decir muy) junto a Norberto Pappo Napolitano, Luis Alberto Spinetta, Héctor Starc, Rodolfo García y un largo etcétera. Luego, a partir de los años ´80, se acerca al jazz local de la mano de los pianistas Baby López Furst  y Jorge Navarro. En el caso de Judurcha, el más jóven de los tres, su carrera comienza a temprana edad en los años ´80 siendo parte del éxito de Lito Vitale Cuarteto para luego convertirse en un baterista demandado que ha prestado servicios para músicos tales como Juan Carlos Baglietto, Mono Fontana, Claudia Puyó, Mario Parmisano, Pedro Aznar, Antonio Birabent, Sandra Mihanovich, David Lebón, Luis Salinas y, nuevamente, un extenso etcétera.

Lo que sobrevuela la cabeza de quien escribe es la incertidumbre sobre cómo habrá de sonar este trío: ¿se inclinará al rock con esto de Power Trio… al jazz… o a la fusión.

A las 22:00 hs., momento de inicio del concierto, la incertidumbre comienza a convertirse en certezas. La propuesta de la banda es claramente la del jazz eléctrico con muy fuertes reminiscencias a Mike Stern; ya desde la primera nota que saldría de la guitarra de Lito Epumer se nota la referencia; y no es casualidad entonces que elija para tocar una Telecaster. Epumer sabe muy bien lo que quiere y toca acorde a ello. Muy buen tono en su instrumento, preciso y dueño de una muy buena técnica. También deja claro su capacidad de improvisar y lograr climas desde su instrumento. Los temas han de ser de su autoría en todos los casos salvo en el bis, con Jean Pierre. Un caballito de batalla de un ilustre guitarrista; ¿adivinan de quién?

Machi se las arregla siempre para ser preciso, justo y contundente a la hora de acompañar, con algún desliz vocal en algún tema pero que fue breve. Cumplió con solidez; sin lujos, dejando todo el espacio para el lucimiento del guitarrista.

Lo que se desvaneció rápidamente fue la idea de Power Trio, que el mismo guitarrista echó por tierra verbalmente apenas comenzado el show. Porque, de movida, a esta idea de Power Trio le faltaba, justamente, Power. El sonido fue una cuestión; no sólo por la acústica del lugar, que no es la mejor, sino por las sonoridades elegidas por los intérpretes que eran, en conjunto, apagadas. En especial no me gustó la elección de Judurcha en cuanto a su sonido de tambores. Este set tenía un sonido bien jazzero, crudo, con sonido apagado sin profundidad, lejos del sonido que más me gusta de él, inclinado a la fusión o, simplemente, más moderno.
Esto hizo que se perdieran detalles de lo que tocaba a pesar que su interpretación fue a un volumen elevado. Un sonido más redondo y con más cuerpo hubiera ayudado mejor a la propuesta general del trío, que pareció reclamar un sonido más potente desde los parches. Esto hizo que, si bien no estaba mal, se quedaran un poco a mitad de camino. Hasta se notaba en cómo tocó Judurcha, sus frases no terminaron de rendir. Asimismo este sonido, opaco en general, hizo que los momentos de mayor vuelo del trío, en sus improvisaciones, no lucieran todo lo que merecían.

Un highlight del show fue un tema hecho en honor a Pappo; sin embargo, más allá del título, no hubieron mayores referencias al fallecido guitarrista, cosa que también fue aclarada por Epumer.

Sin embargo, la propuesta está muy bien. La calidad de los músicos paga, tocan bien, conocen su oficio y tienen capacidad de vuelo. Creo que con más rodaje la propuesta ganará en interés y contenido, sobre todo si dejan de confiarse en sus habilidades personales y buscan un sonido propio, tanto en la interpretación como en la composición.

Federico Larroca

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