Ergo: Multitude, Solitude
Rana Sylvatica, Vessel, She Haunts Me, Little Shadow, Endlessly (Multitude, Solitude), Actuator
Músicos:
Brett Sroka: trombón, laptop
Carl Maguire: sintetizador, piano eléctrico
Shawn Baltazor: batería
Cuneiform Records, 2009
Calificación: Dame dos
Un gran hombre es aquél que en medio de la multitud mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad (Ralph Waldo Emerson)
Multitude, Solitude (“Multitud, Soledad”) es el título de la segunda producción discográfica de Ergo, trío liderado por Brett Sroka (trombón, computadora) y que completan Carl Maguire (sintetizador, piano eléctrico) y Shawn Baltazor (batería). En los postulados de este proyecto hallamos un perfil de estética heterodoxa y polimorfa, fractal y compleja en la que confluyen desde una perspectiva sonora electro-acústica, el jazz, el post-rock y la música electrónica. Los miembros del trío pertenecen a una generación que ha asimilado con idéntica intensidad influencias tan disímiles entre sí como Louis Armstrong y Aphex Twin, Sun Ra y Sigur Ros, Ornette Coleman y Radiohead, Autechre y King Crimson. Sin embargo, en esa herencia adquirida no hay idealismo ni sublimación sino la búsqueda por incorporar lenguajes que permitan explorar territorios poco transitados. La belleza de la propuesta de Ergo no radica en el efecto del “placer desinteresado” del que hablaba Immanuel Kant o en el concepto de belleza estética y noción axiológica imaginado por Baruch de Spinoza; en su lugar parece aceptar proximidad con los principios enunciados por Jules Barbey d’Aurevilly en los que participa una belleza radical de estilo mutante, la distinción (en una era donde lo distinguido no es preeminente) y el respeto a la norma y la tradición, sin por ello perder agudeza y perspicacia.
El nombre adoptado por la banda (Ergo, en latín, significa “por lo tanto”) simboliza y expresa una transición entre una pregunta y una respuesta o entre un pensamiento y una acción. Según el propio Brett Sroka, ese pensamiento embrionario traducido al campo del arte manifiesta un utópico ideal “por inspirar esa clase de transición en la gente que la lleve de la inacción a realizar algo para ellos mismos o para el mundo que los circunda”.
La mencionada aspiración en la que se funda el trío, la atipicidad de un formato tímbrico en el que se entrelazan instrumentos tradicionales y la tecnología, el enfoque posmodernista de la improvisación y los sofisticados contornos de texturas y melodías, estuvieron cabalmente expuestos en su elogiado álbum debut de 2006: Quality Anatomechanical Music Since 2005.
Multitude, Solitude, además de profundizar en esos intereses estéticos y conceptuales, se dirige a testimoniar sobre algunos de los pensamientos vertidos por el filósofo Barry Vecker en relación a las condiciones existenciales de la cultura del nuevo milenio y la expansión desproporcionada de la tecnología, los medios, la imagen y la información. Las teorías de Vecker (que recogen conceptos ya esbozados, entre otros, por Marshall McLughan, Jean-Paul Sartre, Carl Sagan y Jean Baudrillard) se han manifestado en su serie de libros denominada Theory Zero (Zero Conditions, Starry skies moving away y Crashing into the Vanishing Points) y en el notable film Space Times Square (documental cuya banda sonora fue compuesta por Brett Sroka). Una analogía exploratoria entre la tecnología y los medios de comunicación y entre el cosmos y la nada; en la que convergen la concepción de “aldea global” acuñada por McLughan y la singularidad espacio-temporal contenida en la Teoría del Big Bang; teoría que desde el campo de la cosmología física trata de explicar el origen del universo y su posterior desarrollo mediante el concepto de expansión del mismo. Principio cuya veracidad he podido comprobar con la ayuda de mi cuñada. Al observarla detenidamente a través de los años, me ha permitido asegurar que el universo sigue expandiéndose. Sobre todo a lo ancho.
Ergo utiliza todos estos elementos (excepto a mi cuñada, por supuesto) para construir un manifiesto sobre el efecto adormecedor que provoca en la sociedad el impacto cultural de la tecnología en los medios de comunicación y la sobredosis de información. Factores que se traducen en una escenografía hiperreal que nos impide discernir por nosotros mismos.
La dependencia de la tecnología nos hace perder el sentido común y obstruye la lógica deductiva. Por ejemplo, esta mañana en el edificio en donde trabajo se cortó la energía eléctrica y quedaron seis personas atrapadas en el ascensor y quince en… la escalera mecánica (¡?). No está lejano el día en que los zapatos tengan que llevar un cartel en la suela que diga “este lado va hacia abajo”.
La apertura del álbum con Rana Sylvatica oficia como una sinopsis estética de la banda que testimonia la integración de lo ancestral y lo moderno. Una construcción sonora atemporal que yuxtapone el trombón con el sintetizador análogo y la batería con la computadora; alcanza para configurar un clima de subjetiva soledad que roza el minimalismo, la música ambiental y el avant-garde pero preservando el núcleo melódico pese a incursionar y explorar mundos musicales en constante transición.
Vessel también ofrece una sugestiva mutación armónica que inicia con una nostálgica melodía conducida por el trombón para luego confluir en una compleja red de cánones, polirritmias, texturas electrónicas y énfasis armónico que va creciendo en densidad hasta desvanecerse gradualmente en una coda gobernada por espaciosos silencios.
She Haunts Me confronta un exuberante bloque sonoro electro-acústico de encuadre post-moderno con una alusión lateral a aspectos provenientes del romanticismo: originalidad frente a la tradición clasicista y desarrollo del concepto de obra imperfecta, inacabada y abierta en oposición a la obra perfecta, concluida y cerrada. Little shadows ofrece un sutil despliegue de matices en contraste cuyo tejido armónico se nutre de un trombón procesado, cíclicas oleadas de teclados y un ejercicio percusivo despojado de elementos sobrantes; para construir una narrativa cinemática de múltiples lecturas.
Endlessly (Multitude, Solitude) es la pieza central del álbum. Una obertura de impronta minimalista es interceptada por un continuo ostinato melódico y ráfagas improvisatorias que desembocan en líneas polifónicas vertebradas por el contrapunto de varias líneas instrumentales. Una exposición de preludios y fugas cíclicas que parece contener, en su línea principal, lejanos vestigios de Das wohltemperierte Klavier de Johann Sebastian Bach en simetría con texturas procesadas desde la interfaz y una minuciosa labor de post-producción.
Actuator se asemeja a una secuela de ideas manifestadas en Quality Anatomechanical Music Since 2005. Un clima que apela a la sugerencia melódica en contraposición con fracturas y quiebres en la dinámica que admiten en su contenido elípticas influencias de King Crimson y la utilización de una mixtura de música concreta y electrónica que combina sonidos pre-existentes con otros puramente electrónicos trabajados con osciladores y por software de ordenador.
Vivimos una época en donde la multitud está inmersa en un mar de información sin que eso implique estar más cerca de la realidad. Atravesamos un tiempo en el que cada vez estamos más conectados sin que eso impida sentirnos solos.
Multitude, Solitude describe esa realidad contextual sin sentimentalismos ni jactancias banales. En su lugar nos incita a encontrar un signo de auténtica individualidad a través de la reflexión. Ergo, partiendo de la abstracción del arte musical, tal vez sin pretenderlo, nos ayuda a construir en soledad una realidad en la que podamos estar comprometidos con el pasado para entrar en el futuro.
La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante (Sören Aabye Kierkegaard)
Sergio Piccirilli