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Ezequiel Finger Cuarteto: Haciendo agua

De mares y piletas, Lenonimacarni, Free Improvisation # 1, Haciendo agua, Vidala con salida al mar, Free Improvisation # 2, Contra algún mal de este mundo, Free Improvisation # 3, Punto y línea sobre el cosmos.

Músicos:
Ezequiel Finger: vibráfono, percusión
Diego Pojomovsky: bajo eléctrico, bajo fretless, contrabajo con procesadores
Pablo Puntoriero: saxo tenor y soprano
Gabriel Spiller: batería expandida

Bluemilk Records, 2010

Calificación: Está más que bien

Afortunadamente usted conoce lo que es el agua; así que no es necesario entonces que le cuente que se trata de una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (el popular “hachedosó” o bien H2O), que cubre el 71% de la superficie de la corteza terrestre, que es insípida e inodora, que es el disolvente más potente que existe, que podemos hallarla en estado líquido, sólido (hielo) o gaseoso (vapor) y que, merced a esto último podemos afirmar que en alguna de estas tres condiciones, se ha descubierto la presencia de agua no sólo en nuestro planeta sino también en la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Saturno, Júpiter, Urano, Neptuno, en cometas y objetos de procedencia meteórica. Ni que fue un tal Henry Cavendish quien descubrió que no es un elemento sino una sustancia compuesta (año 1781), que fue Antoine Laurent de Lavoisier quien dio a conocer que estaba formada por oxígeno e hidrógeno ni que en 1804 el francés Joseph Louis Guy-Lussac y el alemán Alexander von Humboldt demostraron con certeza aquello del “hachedosó”.

Tampoco hace falta que le diga que es el principal e imprescindible componente del cuerpo humano (sí, del suyo también). Una semana sin agüita y fuiste. Mediciones realizadas por expertos concluyeron en que el body tiene un 75% de agua al nacer y un 60% en la adultez (como que se va marchitando…). Y no quiero complicarle la vida disertándole acerca de enzimas, hidrogeniones o hidroxilos. De nada…

Tenemos agua bendita, agua pesada, agua dulce, agua salada, agua mineral, agua muerta, agua oxigenada, agua termal, agua tónica, agua viva… y también algunos pequeños giros idiomáticos como “nos tapó el agua”, “claro como el agua”, “entre dos aguas”, “romper aguas”, “sacar agua de las piedras”, “sin decir agua va” “fuma bajo el agua” y, para ir terminando, “hacer agua”.
Y mire usted lo que son las cosas… la correntada nos llevó al álbum debut del Ezequiel Finger Cuarteto, que lleva por título Haciendo agua.

Hacer agua (crearla) no es tan sencillo, aparentemente. Si usted intenta mezclar moléculas de hidrógeno y oxígeno por intermedio de, digamos, una chispa, probablemente usted consiga agua pero se quedará instantáneamente seco. Hoy, con un motor de combustión interna (y los correspondientes conocimientos, claro está), se puede. Pero como parece que hay riesgos de que el agua potable comience a escasear, han ido apareciendo otras opciones. El australiano Max Whisson inventó una máquina con la que recolecta agua de la atmósfera mediante el poder del viento. Los norteamericanos Jonathan Wright y David Richards patentaron el Aquamagic que, detalle más, detalle menos, utiliza los mismos principios que Whisson. Los chinos intentan ir más allá sembrando (o algo así)… nubes. No se ha especificado la forma de las mismas.
Pero la frase “hacer agua” también es utilizada cuando un buque o bote o barco o etcétera, es invadido por el agua a través de alguna grieta o abertura. Y coloquialmente, se dice que algo (un proyecto, por ejemplo) “hace agua” cuando presenta debilidad o síntomas de seguro fracaso.

Finger ya había editado un álbum solista, Un bosque en marcha, y su currículum como instrumentista impresiona; se ha presentado en lugares como el Teatro Colón, el Teatro General San Martín, el Instituto Goethe, los Centros Culturales Rojas y Recoleta, participado de festivales en Francia, Colombia y Perú, compuso una micro-ópera premiada en México yvarias obras instrumentales, electroacústicas y mixtas, además de haber hecho música para video, teatro y cine. Interpretó obras de, entre otros, Stockhausen, Feldman, Gorecki, Cage, Varchausky, Zimmerman y Kagel y, en el terreno del jazz, compartió proyectos con Martín Pantyrer, Mario Gusso, Quique Sinesi, Juan Cruz de Urquiza, Santiago Vázquez, Rodrigo Domínguez, Wenchy Lazo y siguen las firmas.
Para su nuevo proyecto convocó al bajista Diego Pojomovsky, el saxofonista Pablo Puntoriero y el baterista Gabriel Spiller. Haciendo agua se grabó en diciembre de 2008 en el estudio “Taller Víctor” y cuenta con nueve composiciones originales. Cinco de ellas, pertenecientes al vibrafonista; una, al tándem Finger – Pojomovsky; y las tres restantes (las Free Improvisations) son improvisaciones colectivas en tiempo real.

De mares y piletas muestra desde el inicio un aceitado y sutil entramado percusivo entre Ezequiel Finger y Gabriel Spiller. Cautamente se suman Puntoriero y Pojomovsky hasta que se produce el primer solo del vibrafonista que intenta respetar el clima imperante. Puntoriero hace caso omiso de ello con vigor desde su saxo tenor. Un puente en soledad a cargo de Finger da paso a un momento en trío donde los buenos aportes del líder y de la base rítmica hacen pensar en una explosión que no llega. Lenonimacarni (el tema compuesto por el vibrafonista y Pojomovsky), con sus espacios, marca otro rumbo. Una suerte de lento blues, apagado, reflexivo, con Finger brindando un pulcro solo que da paso a una correcta intervención de Puntoriero en soprano, que parece esforzarse por no quebrar el clima intimista de la composición.
El quiebre llega con Free Improvisation # 1; un inicio entre camarístico, minimalista y lúdico que se introduce en territorio riesgoso donde el jazz le abre la puerta a la clásica contemporánea y a ciertos elementos de la música electroacústica. Pojomovsky, ya sea en contrabajo o en bajo eléctrico, suena lúcido y ubicuo. Los diversos senderos que se transitan desde la percusión permiten apreciar al mejor Puntoriero, incisivo, molesto, arriesgado. Los silencios juegan un papel fundamental en lo que hasta aquí se ha transformado, por lejos, en lo más interesante del álbum.
La calma regresa con Haciendo agua. Al menos en principio. Una melodía simple pero contagiosa, que luego de trasponer un puente percusivo a manera de interludio, se transforma en un alegato enérgico donde convergen atisbos de jazz, rock y pop, siempre con la voz líder de un Puntoriero potente, sostenido por una base rítmica monolítica no exenta de sutilezas.

Vidala con salida al mar, la pieza más larga del CD, transita por zonas ya exploradas y, a pesar de estar muy bien interpretada, no logra escaparse de cierta previsibilidad y queda la sensación que, de los nueve minutos y medio, un par resultaron innecesarios.
La breve Free Improvisation # 2 vuelve a mostrar momentos de sumo interés; una atmósfera intrigante aportada por los platillos y los susurros emanados del saxo de Puntoriero engarzan con un intrincado intercambio lúdico en el que nadie intenta invadir espacios ajenos hasta un final que languidece tenuemente. Contra algún mal de este mundo contiene un importante componente de pop-rock merced a la atractiva base proporcionada por Spiller y Pojomovsky, que luego se desata aunque el liderazgo recae en Puntoriero primero y Finger después. Pero es la base la que comanda, el corazón para que los solos se sucedan y el saxofonista nuevamente vuelva a exprimir su instrumento en un efectivo dueto con el baterista. Gran momento.

Como ya nos mal acostumbramos, a Free Improvisation # 3 la aguardamos con cariño y expectación. Y, afortunadamente, no defrauda. Cambios rítmicos, atmosféricos, protagónicos, con Finger y Pojomovsky ofreciendo dos de sus mejores intervenciones del álbum, sin descuidar al motorcito que aquí ha puesto en marcha Spiller y a los imaginativos aportes de Puntoriero.
El final es con Punto y línea sobre el cosmos, que en sus comienzos remite a Arvo Part o Stephen Micus para luego trasladarse al campo del straight ahead pero sin despegar del todo. Nuevamente sólido trabajo del bajista en una composición que también pudo haberse acotado otro par de minutos. Muy bien la coda final, retomando el comienzo.

El Ezequiel Finger Cuarteto debutó discográficamente con Haciendo agua. Un trabajo que tiene dos segmentos bien diferenciados: el de las composiciones “formales” (por decirlo de alguna manera) y el de las improvisaciones. Éstas, mucho más interesantes, arriesgadas y comprometidas. Las primeras no son para desdeñar, pero algo me dice que en la improvisación colectiva está el fuerte de este emprendimiento. Lo que alienta a verlos en vivo, por supuesto.
En definitiva, Ezequiel Finger ofrece un álbum en el que es cierto: por momentos, está cerca de “hacer agua”.
Pero también es cierto que en muchos otros, la ha creado.
Y ése es el costado que realmente (nos) importa.

Marcelo Morales

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