Luciana Jury: Canciones brotadas de mi raíz
Yo no sé qué me han hecho tus ojos, Tú eres la dulce trigueña, La mariposa, Corazón santiagueño, Ayer cuando iba a la trilla, Ingrato mío, Una pena nuevamente, De a poquito quiero amarte, Cuando el amor se aproxima, Cuando regreses, Quisiera que salga un tigre, Canción de lejos, Deja que te quiera, Trago de sombra
Músicos:
Luciana Jury: voz, guitarra
Carlos Moscardini, Pampi Torre: guitarra
Rodolfo Sánchez, Leandro Savelón: percusión
Néstor Acuña: acordeón a piano
Edgardo Grasso: voz
Pablo Iglesias: vientos
María E. Castro: violoncello
Quique Condomí: violín
Sello y año: Suramusic, 2011
Calificación: Está muy bien
Si bien en 2008 la cantante y guitarrista Luciana Jury compartió créditos con el guitarrista Carlos Moscardini en el recomendable álbum Maldita huella, es en Canciones brotadas de mi raíz donde “técnicamente” se produce su debut como solista.
Luciana Jury echó mano a un puñado de canciones, básicamente, del folclore latinoamericano; pero no se confunda: no optó por las clásicas composiciones que sabemos (o deberíamos saber) todos. Salvo algunas (escasas) excepciones, Jury se abocó al rescate de perlas injustamente descuidadas para (evitemos los preámbulos) sacarles brillo. Porque no estamos en presencia de, simplemente, una cantante. Luciana Jury es mucho más que eso. Una intérprete distinta y distinguida, que por supuesto cuenta con voz y entonación envidiables, pero que marca la diferencia con su desparpajo, su emoción, su aspereza, su dramatismo, su entrega. También, por qué no decirlo, con sus impurezas, sus desbordes, sus imperfecciones. Logrando con ello, y como primer resultante, credibilidad.
La maravillosa reinterpretación del clásico de Francisco Canaro, Yo no sé qué me han hecho tus ojos, donde Luciana Jury –como en buena parte del CD- se acompaña con su guitarra, es apenas el preámbulo de un álbum ilógico, habida cuenta de que se trata de un debut. Con el anónimo Tú eres la dulce trigueña y con La mariposa (cueca recopilada por Violeta Parra), Jury profundiza esa potencia intimista de la apertura. Para la exorcizante chacarera Corazón santiagueño, la cantante recurre al aporte de Pampi Torre en guitarra, Rodolfo Sánchez en percusión y María E. Castro en violoncello. La sentida y ascética Ayer cuando iba a la trilla y la redentora y cuasi festiva Ingrato mío mantienen el grado de magnetismo.
Una pena nuevamente (de Guastavino y Eduardo Falú) es interpretada junto con Edgardo Grasso en voz y Quique Condomí en violín, en un tratamiento camerístico que subyuga. Luciana Jury se anima con dos composiciones propias: el gato De a poquito quiero amarte (de autoría compartida con César Delgado), nuevamente con Rodolfo Sánchez en percusión y la chacarera Cuando el amor se aproxima (escrita en “complicidad” con su padre Jorge Zuhair Jury), con el aporte percusivo de Leandro Savelón, la muestran como una autora (más que) interesante, no sólo en el decir sino también en el hacer, especialmente en la última.
La sentida Cuando regreses, ranchera de Víctor Yunes, con el aporte de Quique Condomí en violín y Néstor Acuña en acordeón bien puede ser tomada como un lento corrido mexicano; lo que fuere, a Jury le sienta más que bien. Y a los escuchas, también. Rodolfo Sánchez en percusión es la compañía elegida por la cantante para la movilizante Quisiera que salga un tigre, combinando ruego, lamento y tanto más. La celebrada Canción de lejos (de César Isella y Tejada Gómez) no ofrece demasiadas sorpresas; en tanto que la anónima Deja que te quiera (con Pablo Iglesias en vientos y Néstor Acuña en acordeón) brinda un aire festivo, con aires de carnaval.
El cierre es con Trago de sombra, de Eduardo Falú y Jaime Dávalos. Acompañada por Carlos Moscardini en guitarra, Jury rescata esta maravilla poética (“Dame a beber de tus ojos, dos tragos de sombra de tu corazón”) brindando una interpretación que no hace más que desear que el álbum no termine… aunque el final sea muy cercano al ideal.
Luciana Jury, intérprete argentina.
Que, de su raíz, ha hecho brotar algo más que canciones.
Mucho más.
Marcelo Morales