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Marc Ribot’s Ceramic Dog en concierto: Power Ribot

 

ceramic dog unoSábado 17 de septiembre de 2016 – 21:00 hs.

Museum Club (Buenos Aires – Argentina)

 

Se llama “encasillamiento” a la “clasificación de algo o alguien en forma permanente y con criterios simplistas o poco flexibles, dentro de un determinado esquema”. A lo largo de la historia han sido muchos y célebres, dentro del panorama artístico, los que se han rebelado ante las distintas circunstancias que no hacían más que limitar el desarrollo de las diferentes disciplinas. Por supuesto que, por otro lado, en aras del “anti-encasillamiento”, algunos poco avezados (y arriesgados, valientes, incluso en algunos casos inescrupulosos) no hicieron más que promover o provocar si no una involución, al menos un estancamiento o, también, el error de pretender estar creando algo novedoso cuando en realidad se estaba haciendo gala de un desconocimiento supino o bien de llamativas limitaciones; eso sí… con un grado de autoestima lindante con el infinito.

Dentro del panorama de la música creativa contemporánea, hay numerosos ejemplos de… todo. Por supuesto que no apostar al encasillamiento no implica renunciar a la historia, la tradición, los conocimientos y ciertas reglas que se han ido estableciendo casi naturalmente con el devenir de los tiempos. El desafío es: ¿qué se hace con ello? ¿Se lo deja como está? ¿Se lo respeta a ultranza? ¿Se recurre a las fórmulas preconcebidas y aprobadas, al menos por los entendidos? ¿O bien se lo utiliza como plataforma de lanzamiento hacia aventuras nuevas, caminos poco transitados y/o riesgosas apuestas hacia propuestas vírgenes o, al menos, reveladoras donde son los medios los que justifican el fin?

Para poder determinar la actitud adoptada por un artista (músico en este caso) es de suma utilidad no sólo tener en cuenta su trayectoria sino también las decisiones que ha decidido tomar en cada uno de sus emprendimientos, salvo que estemos en presencia de alguien que haya transitado sólo uno que, justo es decirlo, también puede tratarse de un proyecto inclasificable o no encasillable.

ceramic dog dosEl guitarrista, compositor, improvisador y arreglador estadounidense Marc Ribot, a lo largo de una carrera de aproximadamente 35 años, sin dudas se ha hecho merecedor de un reconocimiento singular entre los críticos especializados y, también, entre sus colegas. Y no sólo por sus entregas como líder de banda sino también por el aporte, siempre distintivo, realizado para artistas de las más diversas extracciones estilísticas entre los que mencionaremos sólo a algunos: John Zorn, Tom Waits, Marianne Faithfull, John Lurie, Robert Plant, Laurie Anderson, Caetano Veloso, Arto Lindsay, Susana Baca, Joe Henry, Marisa Monte, David Sylvian, Elvis Costello, McCoy Tyner y un extensísimo etcétera. En cuanto a su labor como líder, más allá de sus presentaciones en soledad, en los últimos años se ha caracterizado por una desbordante vitalidad que lo ha llevado a liderar Marc Ribot y Los Cubanos Postizos –una particular y creativa rendición de la obra del cubano Arsenio Rodríguez (cristalizada en los álbumes Los Cubanos Postizos de 1998 y Muy Divertido! en 2000)-, el Marc Ribot Trio -donde en compañía de Chad Taylor y Henry Grimes recrea la obra del saxofonista Albert Ayler (documentada en Spiritual Unity de 2005 y Live at the Village Vanguard en 2014)- y el reciente emprendimiento The Young Philadelphians -cuarteto dedicado a la recreación de algunos clásicos de la música soul y que completan la también la exquisita guitarrista Mary Halvorson, G. Calvin Weston en batería y Jamaaladeen Tacuma en bajo y con el que debutara discográficamente este año con Live in Tokyo donde, además, contó con el aporte de un trío de cuerdas-.

Dejamos para el final a Ceramic Dog, el trío con el que Marc Ribot se presentó en Museum Club (Buenos Aires) el 17 de septiembre pasado. La banda, cuya propuesta ofrece una mixtura de punk, soul, funk y noise, la completan el sólido bajista paquistaní Shahzad Ismaily (John Zorn, Elysian Fields, Carla Kihlstedt, Secret Chiefs 3, Nels Cline, Tin Hat Trio, Tom Waits, Lou Reed, David Krakauer, Graham Haynes, etc.) y el magnífico baterista estadounidense Ches Smith (Ches Smith Trio, Secret Chiefs 3, Good for Cows, Carla Bozulich, These Arches, Tim Berne’s SnakeoilXiu Xiu, Darius Jones Quartet, Mary Halvorson, Todd Sickafoose, Ben Goldberg, etc.).

Marc Ribot’s Ceramic Dog ha registrado hasta el momento dos álbumes: Party Intellectuals (2008) y Your Turn (2013). Y si bien durante la actuación en Museum Club el trío interpretó temas pertenecientes a los dos discos mencionados (especialmente del último), aproximadamente la mitad del repertorio ofrecido es inédito (algunos de ellos ni siquiera tienen título, así que sabrán disculpar cierta escasez de certeza a tal efecto) y seguramente formará parte del –esperemos- nuevo álbum de la banda.

ceramic dog tresEl concierto de Marc Ribot’s Ceramic Dog se inicia, justamente, con una trilogía de composiciones nuevas. Con un sonido impecable y una sobria puesta de luces, Freak Freak Freak in the Peripherique es algo así como una carta de presentación sin preámbulos ni eufemismos. Potencia demoledora, groove contagiante, sincronización envidiable. Ribot no es un gran cantante pero interpreta muy bien y de la manera en que el tema lo requiere. Brinda una buena performance en guitarra, además; pero es Ches Smith el que acapara la mayor atención con su técnica, energía, versatilidad e inventiva. Un gran comienzo que se engancha con You’re My Personal Nancy Spungen, con Ribot “rappeando”, manteniendo un atractivo dueto con el ya a esta altura indomable Ches Smith y con el bajo de Shahzad Ismaily sólido como roca sólida; y sin pausas ni silencios, con el guitarrista susurrando un “let’s go”, van con el primer instrumental de la noche, tiulado informalmente Untitled Funk Tune donde Ismaily recurre a algunas escasas y espaciadas notas en un moog hasta que decide sumarse al divertimento que Ribot y Smith vienen jugando hace rato. El “no título” es bien descriptivo y cuenta con un abrupto y gran final.

Seguirían dos temas incluidos en Your Turn, el segundo álbum de la banda. Lies My Body Told Me lo inicia Ribot en voz y guitarra hasta que aparece Smith con un tribal juego de tambores. El trío, una vez más, explota y aparecen reminiscencias de Band of Gypsies o incluso Living Colour en algo que puede ser considerado un blues escasamente convencional. Ismaily larga su instrumento por un instante para ser segunda guitarra del líder. El show es exorcizante. El paquistaní retorna al bajo y Ribot que arremete con una furiosa y lucida intervención cuyo colorario es otro impactante bombardeo percusivo, gentileza de Ches Smith. Luego, sin siquiera esperar la medición del aplausómetro, sobrevendría una particular, personal, subyugante, renovada relectura de Take 5, el clásico compuesto por John Desmond y que popularizara Dave Brubeck con su cuarteto en el disco Time Out, de 1959. Ribot lidera con la excusa de la melodía hasta que luego felizmente todo se “ensucia” magníficamente gracias a una base demoledora y genial con un Ches Smith protagónico (¿líder?) que parece pensar distinto… y estar en lo cierto. Los puristas del jazz sufrirán algunas convulsiones pero lo cierto es que la versión es insuperable, con momentos de calma-precede-tormenta, con Ismaily coqueteando con una melodía extraída de Octopus (Gentle Giant) y Ribot y Smith desafiando permanentemente a encontrar nuevos adjetivos.

Alguien, a mi lado, comenta: “esto me alegró el año”.

No sorprende Marc Ribot a la hora de interpretar Motherless Child, un spiritual (anónimo) -cuyo título en realidad es Sometimes I Feel Like a Motherless Child– ya que el guitarrista la incluyó en su segundo álbum como líder, Requiem For What’s His Name, allá por 1992, época de la Marc Ribot’s Rootless Cosmopolitans. Pero sí sorprende en otros sentidos. Por empezar, la versión interpretada por el guitarrista en el álbum mencionado dura apenas un minuto y la ejecuta sólo con su instrumento. En la relectura ofrecida en el Museum Club, en cambio, además de durar aproximadamente siete veces más y de ser interpretada en trío, dista y mucho de ser relajada e intimista salvo en el inicio, donde a Ribot lo acompaña Smith en escobillas e Ismaily golpeando un tambor; luego se vira a un blues que recuerda (sí, otra vez) a la Band of Gypsies de Hendrix pero también al costado bluesero del primer Led Zeppelin y –por supuesto- a los aportes del guitarrista a Tom Waits en Rain Dogs (1985) pero además en Frank’s Wild Years (1987), Mule Variations (1999), Real Gone (2004), Orphans… (2006), Bad as Me (2011) o en el soberbio álbum en vivo Big Time (1988). El final se engancha con otro inédito ceramic dog  cuatro“destitulado”, informalmente llamado Low Volume Music Comp., que de volumen bajo poco y nada ya que Ches Smith desde el inicio arrastra a Ribot e Ismaily al seno del power trío y el guitarrista se despacha con un solo antológico; y sin parar, el trío desemboca en esa especie de hit single o, mejor, de manifiesto crítico contemporáneo que resulta ser Masters of the Internet: “Descargá gratis esta música, nos gusta cuando lo haces, no tenemos hogares o familias que alimentar, no somos humanos como vos (…) Nuestro trabajo no tiene valor, nuestro nombre es ‘contenido’, no somos más que material introducido en una máquina para alimentar a los amos de internet”. Y la versión, soberbia, se funde por momentos en una atmósfera árabe, judaica, mientras Smith no regula y en plena efervescencia destroza dos palillos en pocos segundos. También desde Your Turn llega Prayer que remite por su carácter rapsódico a una suerte de paneo de Radio (Naked City) con su calma, sus estallidos, su aire experimental, Ribot que se divierte y juega (con todos) y una gran entrega de Shahzad Ismaily. Una nueva composición (póngale como usted quiera… o sepa) ofrenda aires arabescos, una buena entrega de Smith en mazas y ahí vamos, en medio de una de Wenders, con la sensación de que algo va a estallar pero no. Y llega Girlfriend (de Party Intellectuals); el paquistaní hace uso de una segunda (mini) batería mientras Ribot canta con desparpajo y malicia. Ismaily vuelve al bajo y el trío otra vez suena monolítico. La continuidad y el final llegan con todas las (demoledoras) bondades juntas de la mano de Your Turn. Casi inexplicable tanta precisión, justeza y sincronización en medio de tanto terrorismo sonoro.

El primer bis fue con otro adelanto: La Noyée (La ahogada), de Serge Gainsbourg en traducción del propio guitarrista y Emily Whiman, en cálida, intimista y subyugante versión. Y el segundo, absolutamente contrastante. You Deserve Me (inédito), es explosivo desde el inicio mismo. Como toda la noche, solidez en Ismaily, Ches Smith que lo entiende todo (y sabe cómo hacerlo… y lo hace) y otra antológica entrega de Ribot para un final desbordante.

ceramic dog cincoMarc Ribot, en esta gira sudamericana, se ha presentado con el trío que nos ocupa, solo y, también, con Los Cubanos Postizos. Tres propuestas estilísticamente disímiles, asumidas con gran altura, profesionalismo y dedicación. Todo en apenas una semana, lo que habla claramente de su intensa actividad, de su capacidad para liderar proyectos de propuestas diferentes y de –con los hechos- su escaso apego a todo tipo de encasillamiento, sin renegar de la historia pero, retomando el inicio de nuestro comentario, “utilizándola como plataforma de lanzamiento hacia aventuras nuevas, caminos poco transitados y/o riesgosas apuestas hacia propuestas vírgenes o, al menos, reveladoras donde son los medios los que justifican el fin”.

Marc Ribot’s Ceramic Dog, el trío conformado por Marc Ribot, Ches Smith y Shahzad Ismaily, ha brindado en el Museum Club de Buenos Aires un concierto admirable, de ésos que se recuerdan por un tiempo largo, a base de talento, riesgo, contundencia y creatividad.

 

Marcelo Morales

 

Nota: Fotos cedidas gentilmente por Pablo Astudillo (@PabloAstudilloFotografías)

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