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Jorge Torrecillas Ensamble: Una búsqueda infinita

 

 

torrecillasAtila, Canción para los ausentes, Lucky loser, Urano, Pulsar celeste, El proceso de Thelma

 

Músicos:

Jorge Torrecillas: saxos alto y tenor

Agustín Zuanigh: trompeta

Inti Sabev: clarinete, clarinete bajo

Pablo Vázquez: contrabajo, electrónica

Santiago Lacabe: batería

 

Músicos invitados:

María Eugenia Irianni: flauta traversa

Carolina Tierhs: voz, violín

 

Sello y año: Discordian, 2017

Calificación: Dame dos

 

Desde el primer instante posterior a la nada, de alguna manera (u otras), por alguna razón (u otras), con alguna intención (u otras), el ser humano (y algunos otros seres también) lleva tatuado en su adn la búsqueda. De todo tipo. Búsqueda de alimentos, de confort, de conocimiento, de la sabiduría, de compañía, de evolución, de paz, de equilibrio, de la felicidad, de ideales, de información, de Dios, de Alá, de Buda, de oportunidades, de placer, de soluciones, de justicia, de la verdad…

Muchas veces esa búsqueda se lleva a cabo de manera consciente; pero también, y tal vez la mayoría de las veces, el inconsciente ocupa un lugar de preponderancia, al punto de – por ejemplo- darnos de cuenta de que estábamos buscando algo cuando lo acabamos de encontrar.

De acuerdo a la Real Academia Española, buscar es “hacer algo para hallar a alguien o algo” o bien “hacer lo necesario para conseguir algo”. No se habla aquí de consciencia o inconsciencia, por supuesto. Recordemos que la RAE anda de capa caída en los últimos tiempos aceptando e incorporando epítetos como toballa, almóndiga, abracadabrante, culamen, palabro, otubre, vagamundo, espanglish, amigovio, cederrón (por CD-ROM) y güisqui, entre otros esperpentos.

Por eso, como para compensar, permítaseme recurrir a quienes más que oscurecer, aclaran: “Busca por el agrado de buscar, no por el de encontrar” (Jorge Luis Borges), “Algunas veces uno encuentra aquello que no busca” (Alexander Fleming), “Si buscas bien, encontrarás” (Platón), “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” (Albert Einstein).

Y si a la palabra “búsqueda”, le agregamos “infinita”, corremos el riesgo de que esto se haga eterno o (nuevamente recurriendo a la RAE), “sin fin ni término”.

Así y todo hay artistas que se plantean cuestiones importantes, que apuestan más a las preguntas que a las respuestas y que se animan a intentar Una búsqueda infinita, título (y bastante más) del segundo y reciente trabajo del Jorge Torrecillas Ensamble.

 

El saxofonista y compositor Jorge Torrecillas es, desde hace más de dos décadas, uno de los artistas más inquietos dentro del panorama musical argentino contemporáneo. A inicios de la década del ’90 integró las agrupaciones de Gustavo Liamgot y Esteban Tozzi, cuyas propuestas abrevaban en la música popular urbana con elementos de jazz y música rioplatense. Luego formó parte de la banda de fusión La Feria. Ya a finales de la década mencionada y orientándose decididamente al jazz, integra Jazz Cuarteto y la Big Band del SADEM. Al iniciarse el presente milenio conforma el Jorge Torrecillas Cuarteto, interpretando composiciones originales, a los que le suceden Jorge Torrecillas Noneto (repertorio perteneciente al jazz modal con arreglos propios) y posteriormente TM6°, dedicado a la obra del pianista Thelonious Monk. Luego de integrar el grupo de fusión Asociación Triple P, el saxofonista cambia drásticamente su dirección musical al conformar en el año 2010 el grupo que nos ocupa: Jorge Torrecillas Ensamble, proyecto que refleja desde entonces el principal ideario creativo de Torrecillas, en el cual se amalgaman las distintas propuestas estilísticas de sus experiencias anteriores adosando además elementos de, entre otros, avant-garde, improvisación libre y colectiva y free jazz.

En 2013 se produjo la edición –en forma independiente- del álbum debut, que llevó por título Índigo, en formato de cuarteto: Jorge Torrecillas en saxos alto y tenor, Guillermo Harriague en batería, Pablo Vázquez en contrabajo y Franco Espíndola en trombón. El repertorio incluido constaba de seis composiciones del líder y una versión de Pannonica, de Thelonious Monk.

En 2015 el líder introduce algunos cambios en el ensamble, que pasa a ser un quinteto; permanece el contrabajista Pablo Vázquez, el baterista Santiago Lacabe reemplaza a Guillermo Harriague y en lugar del trombonista Franco Espíndola ingresan Agustín Zuanigh en trompeta y flugelhorn e Inti Sabev en clarinete y clarinete bajo. Con esta formación registraría entonces, en diciembre de 2016, el álbum Una búsqueda infinita, recientemente editado por el sello Discordion y que cuenta con material original del saxofonista.

La segunda entrega del ensamble confirma y amplía todo lo bueno ofrecido en el debut. A caballo del carácter apianístico del quinteto, el álbum brinda una atmósfera

espaciosa asentada en el entendimiento de la base rítmica que conforman el baterista Santiago Lacabe y el contrabajista Pablo Vázquez. La apertura es con la vigorosa, ciclotímica y lúdica Atila, donde queda ya claramente reflejado el espíritu libertario del disco, con sus correspondientes (y bienvenidos) segmentos anárquicos y una exquisita intervención de Pablo Vázquez que arrastra a sus compañeros hacia un terreno de neto corte exploratorio. El indisimulable aire de réquiem de Canción para los ausentes con su inicio camerístico, ofrece intensas participaciones de Agustín Zuanigh en trompeta e Inti Sabev en clarinete (en ese orden). La intrincada Lucky Loser remite a las composiciones del contrabajista Charlie Mingus. La solidez de Lacabe y, especialmente, Pablo Vázquez, sostiene proverbialmente la labor de los bronces, con Torrecillas exprimiendo su instrumento con inventiva e intensidad, dando paso a un prístino pasaje en soledad de Agustín Zuanigh en trompeta que pasa a convertirse en el ubicuo líder temporal del ensamble.

Urano, que sin tapujos y con singular autoridad se adentra en el terreno de la clásica contemporánea, cuenta con los ínclitos aportes de María Eugenia Irianni en flauta traversa y Carolina Tierhs en voz y violín. Elementos de free jazz, improvisación, avant-garde, se entrelazan de manera tan atractiva como experimental brindando pasajes de extraordinaria belleza como así también de inquietante tensión.

Pulsar celeste, en tanto, retoma cierto espíritu festivo no exento de complejidades rítmicas y destacadas intervenciones solistas como las de Zuanigh en trompeta con sordina y Jorge Torrecillas en saxo con, una vez más, una gran labor del tándem Lacabe / Vázquez.

El cierre es con (la aparente simplicidad de) El proceso de Thelma, que incluye un fulgurante segmento protagonizado en exclusividad por el trío de aquilatados bronces que conforman el líder, Agustín Zuanigh e Inti Sabev.

Una búsqueda infinita, el segundo registro del Jorge Torrecillas Ensamble, es un álbum que -como lo sugiere su título- prioriza la búsqueda. Pero esto no impide que se produzcan verdaderos hallazgos donde el riesgo artístico parece una constante. El quinteto brinda momentos de esplendor priorizando los atajos a la línea recta y monocorde y que sorprende por el alto nivel interpretativo de sus integrantes, el carácter homogéneo de la obra y el entendimiento y ubicuidad de los músicos que en todo momento se muestran compenetrados con la propuesta.

 

Marcelo Morales

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