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Tyshawn Sorey: Verisimilitude

 

VerisimilitudeCascade in Slow Motion, Flowers for Prashant, Obsidian, Algid November, Contemplating Tranquility

 

Músicos:

Tyshawn Sorey: batería, percusión

Cory Smythe: piano, piano de juguete, electrónicos

Chris Tordini: contrabajo

 

Sello y año: Pi Recordings, 2017

Calificación: A la marosca

 

Es preferible lo imposible verosímil que lo posible inverosímil (Aristóteles)

 

El termino verosimilitud describe la cualidad de verosímil; es decir, aquello que tiene apariencia de verdadero o que resulta creíble por no ofrecer carácter alguno de falsedad. En rigor, lo verosímil no es necesariamente verdadero –aunque puede serlo– sino algo que debe tener apariencia de verdad.

La idea de verosimilitud aplicada al campo del arte expresa, en cierto modo, la congruencia entre los elementos que componen una creación concreta y se vincula, tanto con la persistencia en la lógica interna de la obra como también en aquellos factores que dotan de coherencia al universo imaginado por el artista. Ergo, no debe confundirse la verosimilitud del mundo que nos rodea con la del universo creado por el artista. En ese sentido, Aristóteles afirmó que el trabajo del artista no es relatar lo sucedido sino contar de forma creíble lo que podría haber sucedido (“lo imposible verosímil”), el poeta y crítico francés Nicolás Boileau-Despréaux advertía en uno de sus ensayos que “lo real puede a veces no ser verosímil” y el escritor español Ignacio de Luzán completó la idea al sentenciar en Poética que “la verdad que es o ha sido proviene de la ciencia” y “la que ha podido o debido ser pertenece a los artistas”.

La verosimilitud de un acto creativo –de hecho, el artista siempre debe respetar las reglas autoimpuestas para lograr que su obra sea verosímil– se traduce en la credibilidad de la obra, permitiendo que ésta sea aceptada como algo probable, sin importar el grado de fantasía e imaginación que contenga.

Esa convergencia de credibilidad e imaginación aflora de manera sublimada en el nuevo álbum del formidable baterista y compositor Tyshawn Sorey titulado, precisamente, Verisimilitude.

En el fascinante y asombroso trayecto desplegado por Tyshawn Sorey se amalgaman sus participaciones en los tríos Fieldwork (con Vijay Iyer y Steve Lehman) y Paradoxical Frog (en compañía de Ingrid Laubrock y Kris Davis), el enlace con la música de John Zorn (materializado en In the Hall of Mirrors y Valentine’s Day de 2014, Hen To Pan en 2015 y Flaga: Book of Angels Volume 27 de 2016) y las contribuciones realizadas a favor de los saxofonistas Steve Coleman (en Harvesting Semblances and Affinities de 2010 y The Mancy of Sound en 2011) y Steve Lehman (Demian as Posthuman en 2005, On Meaning de 2007, Travail, Transformation and Flow en 2009 y Mise en Abime de 2014). Además, ha acompañado a Anthony Braxton en Trillium E de 2011, Roscoe Mitchell (Duets de 2013 y Bells for the South Side en 2017), Samuel Blaser en Pieces of Old Sky de 2009, Pascal Niggenkemper (Pasàpas de 2008 y Urban Creatures en 2010), Vijay Iyer (Blood Sutra de 2003, Radhe Radhe: Rites of Holi en 2014 y Far From Over de 2017), Myra Melford en Snowy Egret de 2015, Ingrid Laubrock en Serpentine de 2016 y Todd Neufeld en Mu’U de 2017, entre muchos otros.

Todo esto sin dejar de mencionar la obtención en mayo de 2017 de un doctorado en Arte Musical por parte de la Universidad de Columbia, una reciente incorporación como Profesor en la Universidad Wesleyana de Connecticut (ocupando el lugar que dejara vacante Anthony Braxton al retirarse), la aclamada representación escénica en 2016 de su obra de música clásica contemporánea Josephine Baker: A Portrait y la comisión recibida para componer un ciclo de canciones a estrenarse el año próximo en sendas presentaciones a llevarse a cabo en la Ópera de Filadelfia y el Carnegie Hall.

La elogiada producción discográfica de Tyshawn Sorey como líder, comprende a los álbumes That/Not de 2007 (con Thomas Morgan, Ben Gernstein y Cory Smythe), Koan en 2009 (secundado por Todd Neufeld y Thomas Morgan), Oblique-I de 2011 (con Todd Neufeld, Chris Tordini, John Escreet y Loren Stillman), Alloy en 2014 (junto al trío que completan Chris Tordini en contrabajo y Cory Smythe en piano) y The Inner Spectrum of Variables de 2016 (en donde le sumó al trío un ensamble de cuerdas conformado por Rubin Kodheli, Kyle Armbrust y Chern Hwei Fung).

El alegato estético propuesto por Sorey en Verisimilitude profundiza sus esfuerzos por renovar la tradición del piano trío de jazz iniciados con el álbum Alloy de 2014, pero encorsetado en un contexto creativo diferente e innovador.

Esta nueva entrega se nutre de los preceptos de música indeterminada elaborados por Morton Feldman, deja entrever una musicalidad con sensación onírica como en algunas obras de Claude Debussy y manifiesta cierto apego a la noción de masa sonora implícito en Iannis Xenakis.

En Verisimilitude vuelve a recurrir a la compañía de Cory Smythe (International Contemporary Ensemble, Hilary Hahn, Planktonic Finales) en piano y Chris Tordini (Becca Stevens Band, Chris Speed Trio, Matt Mitchell Quartet) en contrabajo, pero a diferencia de Alloy y The Inner Spectrum of Variables en donde el material escrito tuvo preponderancia, aquí Sorey se aposenta sobre la delgada línea que separa composición e improvisación. A tal fin, acude a un sistema conductivo que parece abrevar en las fuentes del vocabulario de conducción ideado otrora por Butch Morris, el lenguaje gestual pergeñado por Anthony Braxton, la noción de pinturas sonoras halladas en Walter Thompson y en algunos de los códigos de dirección musical aplicados por Muhal Richard Abrams en la Experimental Band. A los factores que dictaminan la singularidad de esta obra, debe sumarse la amplitud de colores y matices en la paleta sonora que proporcionan la incorporación de electrónicos y un extenso set de percusión.

La apertura del álbum con el sucinto –pero sustancioso- relato que enuncia Cascade in Slow Motion, tiende a explorar un paisaje sonoro etéreo y de innegable belleza en donde confluyen las espaciosas frases impartidas por el piano de Cory Smythe, los precisos acentos del contrabajo de Chris Tordini y el delicado aporte percusivo de Tyshawn Sorey.

El aura de melancolía y la atmósfera elegíaca que rodea a Flowers for Prashant debe atribuirse a la temprana desaparición del cineasta Prashant Bhargava (fallecido en 2015) con quien Sorey trabajara, estrechamente, durante el proyecto interdisciplinario desarrollado por Vijay Iyer en Rhade Rhade: Rites of Holi de 2014. La pieza da inicio con un preludio en contrabajo con arco a cargo de Chris Tordini desde donde emerge una sintaxis musical protagonizada por el piano de Cory Smythe en la que abundan las sutilezas, el detallismo dramático y las variaciones y subtemas musicales que, paulatinamente, desembocarán en una juiciosa resolución en electrónicos.

La oscuridad atonal y los ásperos vaivenes exploratorios que describe Obsidian parecen ser consecuentes con su título (la obsidiana o vidrio volcánico es una roca ígnea de color negro con altos porcentajes de óxido sílico). En las ideas radicales y la imaginación ilimitada contenidas en su narrativa, se entrelazarán con inusual plasticidad los cambios dinámicos y abrasivas improvisaciones de conjunto desplegadas al conjuro de los aportes de Cory Smythe (primero en electrónicos y luego alternando piano de juguete y piano de cola), Chris Tordini en contrabajo y Tyshawn Sorey en batería y percusión.

El extenso –y asombroso- Algid November se despliega en forma deliberada como un sueño. En el temperamento aleatorio de la pieza sobrevendrán, con sorprendente naturalidad, pasajes de tensa introspección, variados matices, tumultuosos crescendos y erupciones sonoras inesperadas. Todo subrayado por una superlativa labor del trío en donde sobresale, muy especialmente, Tyshawn Sorey intercalando su batería con un arsenal de instrumentos de percusión.

El álbum cierra con el reflexivo ascetismo, la calma meditativa y el carácter minimalista del exquisito Contemplating Tranquility.

Tyshawn Sorey, en el fantástico, profundo y exigente Verisimilitude, ofrece una obra musical que representa, de forma verosímil y autentica, su propia verdad creativa y su compromiso artístico.

 

El artista puede crear un mundo fantástico que posee su propia verdad, su propia verosimilitud (Louis Vax)

 

Sergio Piccirilli

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