Uri Caine: Jazz Es Simplemente Una Palabra
Pero todavía no tocaste ningún tango…
Oh… Es que tendría que estudiar… mucho. He estado escuchando tango y he comprado muchos discos aquí. Pero tengo que estudiar.
La vez anterior que viniste a Buenos Aires, me mencionaste a tres músicos argentinos: Astor Piazzolla, Adrián Iaies y Marcelo Moguilevsky, ¿escuchaste algo más desde ese entonces?
Sí, escuché los discos de ellos y también estuve centrado en el tango histórico. Es una música apasionante también la que se hace en Buenos Aires. Pero, honestamente, debo escuchar y aprender mucho más.
Y es que… cuando escuché por primera vez a Piazzolla dije: “¿pero quién cornos es este tipo, qué música hace, de dónde saca esos arreglos, qué es esto?” Y yo estaba convencido de que eso era "El" tango. Después un amigo me explicó que en verdad no se trataba del tango "verdadero", sino que Piazzolla había cambiado la música de este país. Es una deuda que tengo conmigo (el descubrir el tango más tradicional), porque se nota que esta ciudad, Buenos Aires, al igual que New York, es "respirada" por la gente y, por consiguiente, por sus artistas. Si bien eso ocurre en todos los lugares, la sensación, observando a la gente, es que quiere pertenecer a este lugar. Y eso no ocurre muy frecuentemente.
Por lo que decís parece que encontrás ciertas similitudes entre Buenos Aires y New York…
Por supuesto… encuentro varias similitudes con New York; es una ciudad muy grande, tienen un estilo similar, parecen tener problemas sociales similares y ambas son ricas porque tienen una cantidad inmensa de diferentes influencias.
Bueno, pero probablemente allí no existan los mismos inconvenientes que acá, al menos económicamente…
Te aclaro que no es sólo en Buenos Aires donde las cosas están difíciles. Para que te des una idea, hace un tiempo, Dave Douglas (siendo en ese momento “el músico de jazz del año"), tocó para 17 (diecisiete) personas. Y la verdad es que entendía el porqué. Bah… para uno de mis shows con el trío se vendieron tres (3) entradas. Es bastante normal que esto ocurra, que toques por ejemplo en el Knitting Factory para 15 personas y ganar 30 dólares o tocar con un amigo y cobrar 50 dólares. En Estados Unidos el mercado sigue siendo chico. De pronto aparece una Diana Krall que hay que "cuidar", porque asegura una venta de, qué sé yo, 300.000 o 400.000 discos. Y probablemente llegue el momento en que ya no venda esa cantidad y tendrán que buscar otra figura que ayude a solventar el negocio del jazz. Los tipos que están en esto no ponen demasiada atención en lo buena o mala que pueda ser tu música. Ellos revisan planillas y comparan números. Y ahí determinan si sos bueno o no. Pero creo que me desvié un poco del tema… ¿en qué estábamos?
En Buenos Aires y New York.
Ah… sí… bueno, esta vez pude conocer un poco más la ciudad. Es una ciudad tan grande y con tantos lugares por conocer que no hay tiempo que alcance. Pero es bárbaro porque te metés en un subte y donde te bajes tenés algo interesante para ver, conocer o visitar. Es una ciudad increíble, apasionante; me gusta realmente; es interesante incluso notar las diferentes culturas que la atraviesan. Es una mixtura casi única y que ofrece muchísimos contrastes.
O sea… un quilombo.
Sí, un quilombo (risas), tal cual, pero lo mismo ocurre en New York donde también tenés muchas cosas ocurriendo al mismo tiempo en diferentes lugares. Encuentro decididamente varias similitudes con New York: es una ciudad muy grande, tienen un estilo similar, parecen tener problemas sociales similares y ambas son ricas porque tienen una cantidad inmensa de diferentes influencias.
Hablando de influencias, ¿cómo te llevás con el klezmer?
(Piensa) Realmente la primera vez que toqué música klezmer fue con Don Byron en el disco de Mickey Katz. Quiero decir… antes había tocado en fiestas y casamientos y esas cosas; pero con un sentido verdaderamente artístico, ésa fue la primera vez. No me veo haciendo un disco klezmer, pero igualmente en mis discos cada tanto se desliza algo, como en las "Goldberg Variations". En vivo, siempre surge algo también y además el hecho de tocar permanentemente con gente como Dave Douglas o Joey Baron te lleva, casi inconcientemente, al klezmer. Y es que al igual que el jazz de los '60 o la música clásica, es música que tengo incorporada y que surge espontáneamente. He crecido escuchándola y es hasta inevitable que la tenga en mi cabeza.